CADE Universitario
CADE Universitario
Redacción EC

Imagino que muchos de los que leen esta columna conocen el evento anual de empresarios que organiza IPAE, llamado CADE (CADE Ejecutivos, para ser más preciso). Desde su primera edición, en 1961, ha convocado a la comunidad empresarial para discutir, reflexionar e intercambiar ideas sobre cómo contribuir a construir un mejor país, más allá de las actividades cotidianas que demandan sus empresas.

Más de medio siglo de CADE han convertido este evento en palestra para mandatarios peruanos e internacionales, candidatos presidenciales, oradores de reconocimiento mundial y líderes de todo tipo que marcan una diferencia. CADE es CADE, y cada último fin de semana de noviembre tiene todos los reflectores encima.

Pero seguramente muchos desconocen que IPAE organiza otros dos CADE: CADE Educación, que busca transformar la educación secundaria para contribuir a tener estudiantes que se conviertan en protagonistas de su futuro, y CADE Universitario, del que les quiero contar en la columna de hoy.

El ya tiene 23 ediciones y reúne a más de 600 estudiantes talentosos de universidades e institutos públicos y privados de todas partes del país. Durante cuatro días, en la Base Naval de La Punta, interactúan con líderes de varios sectores que buscan darles una mirada más amplia y diversa del Perú, y así potenciar su futuro como profesionales, pero sobre todo como ciudadanos. Es el único evento de este tipo en América Latina.
Cada año se plantea un tema. Este año fue “Hagamos lo correcto, hagámoslo siempre”, dirigido a promover la ciudadanía activa de manera ética e íntegra.

Como parte de la agenda se tuvo lo que se llama “Almuerzo con líderes”, donde grupos de 20 estudiantes interactúan con dos líderes de diferentes rubros para escuchar sus experiencias y hacerles preguntas. Fui invitado por primera vez al almuerzo y puedo decir que fue una experiencia muy enriquecedora y esperanzadora.

Tomando en cuenta la complicada y preocupante coyuntura que vivimos, pensé que esta generación estaría un tanto distante y poco preocupada. Me los imaginaba, con toda razón, más preocupados por temas de empleabilidad y por cómo ser más competitivos. Pero no. Me sorprendió su preocupación sobre cómo ayudar a combatir la corrupción, contribuir a causas sociales, promover la cultura, luchar para vivir en un país con más valores y más solidaridad. Pensaba: “Si esta generación va a tomar las riendas del Perú en las próximas décadas, no todo está perdido”.

Este nivel de intolerancia a no hacer nada y energía para lograr un cambio la extraño en mi generación. Estos chicos las tienen como prioridad.

Hace una semana descubrí el otro CADE, y la verdad también descubrí el otro Perú, que ante la turbulencia política y social que vivimos hoy me da la esperanza de un mejor futuro.

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