El presidente de la Cámara Peruana de la Construcción (Capeco), Jorge Zapata, señaló a El Comercio que no es negativo el sinceramiento del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) respecto a la situación económica nacional. Consideró que se necesita dar confianza al sector privado para que aumente la inversión del segmento empresarial, frente al impulso de la inversión pública que plantea el Gobierno con el crédito suplementario.
—¿Es saludable el sinceramiento por parte del MEF ante el escenario de recesión que afronta el país?
Diría que sí, porque es evidente. De todas maneras, se ve que el crecimiento está muy débil y negativo en estos meses. No creo que sea negativo [el hecho] que se sincere el MEF.
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—¿Cómo se nota situación económica en el sector construcción?
Se ha notado en el sector construcción esta falta de crecimiento y recesión. Los números no han acompañado y, obviamente, la construcción, que es un importante aportante al PBI, al verse tan afectado y con números tan negativos, ha jalado a la baja también al PBI nacional.
—El Congreso aprobó el viernes un crédito suplementario solicitado por el MEF que incluye de medidas con el objetivo de dinamizar la inversión pública. ¿Este es el camino correcto?
Soy tajante en mi respuesta: no, definitivamente no. Lo que se necesita es la inversión privada, que representa el 80% de la inversión y esos motores de inversión están detenidos hace mucho tiempo. Se necesita dar confianza y se necesitan dar medidas para que el sector privado sea la apuesta. Por otro lado, estos paquetes reactivadores a través del gasto público y de la inversión pública no llegan a funcionar y no han sido los más adecuados históricamente, menos aún en un país como el Perú, donde no podemos ejecutar las inversiones. Se les da más plata a los gobiernos regionales y a las municipalidades, pero igual no ejecutan las inversiones. Esa no es buena idea y no va a funcionar.
Si es a través del gasto público, dando bonos a los empleados públicos, tampoco es la mejor manera, porque eso simplemente fortalece un poco el consumo, pero es muy temporal, no es ni de mediano ni de largo plazo. Entonces lo que hay que hacer es que la inversión privada empiece a llegar. Y en vivienda, por ejemplo, hay una serie de medidas que se pueden tomar y no se toman. Estas reactivarían inmediatamente la economía, pero no las están viendo y se las hemos señalado [al Gobierno], pero no las están recogiendo.
—Esta menor ejecución de inversión pública, ¿es por falta de capacidades en los gobiernos subnacionales?
Sí, pero no solo en los gobiernos subnacionales. El mismo Ejecutivo también tiene problemas de ejecución en sus inversiones públicas. Por otro lado, hay que cambiar la ley de contrataciones, hace mucho tiempo que se debió cambiar. Y hay que recoger lo bueno. En lugar de estar haciendo tantos convenios de gobierno a gobierno, lo que hay que hacer es lleva lo mejor que tienen estos sistemas a la ley de contrataciones nacional, lo que permitirá que las obras sean ágiles, se lleven rápidamente y no se paralicen. Esas cosas hay que llevarlas a nuestro sistema de contratación, pero con una ley de contrataciones que no cambia y no funciona, es complicado.
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—¿A qué se le debería poner el foco, teniendo en cuenta que el 2023 terminaría, probablemente, con una contracción económica?
Hay tres medidas que se pueden tomar o tres pilares que se pueden fortalecer. Uno, en la vivienda se han caído los créditos hipotecarios un 24% -esa es una caída nunca se había visto antes-, porque no se actualizan los bonos que otorga el Estado para las familias que no tienen los recursos suficientes para comprar una vivienda. Se han quedado desfasados en el tiempo. No solo eso, sino que se les ha quitado recursos a los bonos en uno de los tramos de Mivivienda. No sé por qué no se repone inmediatamente ni se actualizan los bonos. Además, el presupuesto para bonos del próximo año debería incrementarse.
Han subido los costos de construcción, de los terrenos, y de todos los insumos de la construcción. Suben los costos de los departamentos, pero no suben los bonos. Eso restringe la capacidad de compra de vivienda por parte de las familias. Las tasas de interés siguen altas, ahí vemos también una salida que podría ser que el Banco de la Nación financie al Fondo Mivivienda para otorgar los bonos de vivienda social con menores tasas para que no se vea tan golpeada la vivienda. En el programa Techo Propio hay que echarlo a andar, pero está detenido con el problema que ocasionó la señora Sada Goray. Por el lado de la inversión pública, hay que impulsar obras por impuestos. Eso también es un elemento reactivador, pero ¿qué pasa hoy día? Las empresas privadas no están muy entusiasmadas por empezar a hacer obras por impuestos, porque se demoran mucho en reconocerles los pagos que el Estado tiene que hacer una vez que se ejecutaron las obras. [...] Deberíamos crecer en vez de decrecer. Hay que retomar las APP, hay volúmenes grandes de inversiones ahí, pero que también se necesita dar confianza.
Hoy en día, los proyectos mineros que explotan los suelos son de inversiones antiguas. Hay una serie de medidas mucho más eficaces que tratar de sacar la plata por la inversión o por el gasto público meramente.
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—¿Qué expectativas se tienen desde Capeco para el crecimiento económico para el 2024 y también en el sector de construcción?
Si no se hace nada y todo sigue como está, el crecimiento económico de 2024 también va a ser muy pobre y si llegamos al 2% va a ser con mucha suerte. Si se hacen las cosas que comento, y otras más que pueden proponer otros sectores, eso debería mejorar. Pero repito, en el sector construcción, que nos ocupa y que conocemos nosotros, hay herramientas muy potentes como para reactivar. Una por el lado de la vivienda y otra por el lado de las APP y las obras por impuesto. Pero es cuestión de que el gobierno se siente con el sector privado a consensuar estas medidas que se pueden tomar.
—¿Esto también podría echar a andar a la autoconstrucción?
Sí, la autoconstrucción es un sector muy particular. Es un sector que debería apoyarse, pero con ciertas restricciones, con mucho cuidado, porque la autoconstrucción puede ser buena o puede ser muy mala. En la gran mayoría de casos es mala, porque se construye con mala calidad, sin asesoría técnica de ingenieros, en lugares inadecuados, etc. Entonces, esas viviendas autoconstruidas son muy vulnerables y cuando vienen fenómenos naturales se pone en riesgo la vida de la gente y eso no podemos permitirlo.
Una autoconstrucción buena, bien regulada, en sitios adecuados, con asesoría técnica y profesional es lo que deberíamos hacer. Pero también es cierto que la autoconstrucción ha decaído. También se nota, por el consumo de cemento y el consumo de ladrillos, que la autoconstrucción está en menores niveles que en años anteriores.