A pesar de que existen iniciativas que han buscado frenar los efectos del cambio climático y trabajar por un planeta más sostenible, como los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestas por la ONU en el 2015, en febrero del 2021, la Universidad de Harvard publicó un estudio en la revista Environmental Research en el que aseguraba que la contaminación por combustibles fósiles causa 1 de cada 5 muertes mundiales. Sumado a eso, en agosto el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) publicó el Sexto Informe de Evaluación levantando la bandera roja climática al mundo entero.
Estos temas son urgentes y en el Perú ya se trabajan distintas iniciativas que ayudan a mitigar los resultados negativos del cambio climático. Así, Celepsa, una compañía local de energía sostenible perteneciente al Grupo UNACEM, maneja desde hace 11 años la Central Hidroeléctrica el Platanal, en la cuenca del río Cañete dentro de la provincia de Yauyos.
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El Comercio conversó con Eduardo Herrera, gerente general de la compañía, quien nos contó sobre el ADN de la empresa, su visión y sus los planes a futuro, los cuáles incluyen la descarbonización del país y la construcción de centrales especializadas en energías limpias.
—¿Por qué apostar por energías limpias?
En Celepsa hemos adoptado la decisión corporativa de abrazar activamente el tema de sostenibilidad porque lo consideramos un tema impostergable. Además, es importante que recordemos que el Perú forma parte de una serie de compromisos a nivel internacional, con los que buscamos ser un país neutro en huella de carbono para el 2050. Para ello, todos los peruanos debemos colaborar. Si las empresas no comenzamos a tomar protagonismo en ello, es muy probable que no podamos cumplir esa meta.
—¿Cuáles son los proyectos a futuro?
Tenemos un portafolio de proyectos que, esencialmente, van a desarrollarse en generación de energía renovable en diversos lugares del país que nos permitirán triplicar nuestra capacidad productiva en los próximos 5 años. Vamos a tener un portafolio de agua, sol y aire, además de sumar soluciones de carácter energético renovable como, por ejemplo, baterías que estamos trabajando para nuestros clientes que buscan ser cada vez más eficientes en su uso energético. Además, queremos financiar la primera emisión de bonos verdes que la empresa energética haría en el mercado local. Esto no descarta, además, que podamos nosotros evaluar adquisiciones de empresas que pudieran acelerar nuestro crecimiento.
—¿Para cuándo se planean tener desarrollado los nuevos proyectos?
El primer proyecto que deberíamos desarrollar es la central fotovoltaica de Coropuna, en Arequipa. Aproximadamente en dos años estaría lista.
—¿Qué busca la empresa al sumarse al tema de la sostenibilidad? ¿Cómo planea lograrlo?
Queremos acelerar la descarbonización del Perú. Para ello, esperamos generar un “movimiento” en la comunidad de negocios al que se le sumen empresas que entiendan de sostenibilidad y, sobre todo, que sepan que una de las maneras de que esta será viable es a través de energía renovable. Nosotros ya comenzamos a recorrer este camino al convertirnos en la primera empresa cuya integridad productiva está certificada como renovable.
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—Es decir, ¿esperan que las empresas dejen de usar energías tradicionales y viren hacia energías con menor impacto ambiental?
Como había comentado, nosotros hemos incorporado la sostenibilidad como parte del propósito de la compañía. Nosotros, como el brazo energético de UNACEM, tenemos la responsabilidad de iniciar esta cruzada para que las empresas entiendan la implicancia y los beneficios de consumir energía renovable en un país que, por cierto, todavía está muy alejado de lo que debiera ser una evolución de su matriz energética.
—¿Cómo piensan transmitir esta necesidad a otras empresas privadas?
El primer paso, y el más visible, es certificar la energía renovable. Nosotros convocamos a la empresa internacional AENOR para ser evaluados y, posteriormente, nos dieron la certificación de que nuestra energía es 100% renovable.
Gracias a ello, podemos entregar a nuestros clientes certificados que evidencian que la energía que reciben es 100% renovable, los cuáles pueden usarlos en sus memorias de sostenibilidad, declaraciones o certificaciones necesarias. Además, creamos un distintivo al que llamamos Triple C: “Compromiso Carbono negativo Celepsa”, el cual busca movilizar a actores del sector privado, el Estado y la sociedad civil, en torno a su propósito.
—¿Cree que en un país como el Perú realmente pueda funcionar esta estrategia?
Podemos decir que en el Perú todavía el mercado no entiende la sostenibilidad, no la digiere y no la exige en muchos casos. El consumidor, por su lado, ha comenzado a ver el tema orgánico y reciclaje de plásticos, pero el cambio climático todavía es invisible para muchas personas.
Justamente, es por eso que las empresas debemos hacerlo visible. No solo con temas de energías limpias y reducción del CO2, dos aristas en las que estamos muy comprometidos, sino también a través de la protección de ecosistemas. Por ejemplo, nosotros estamos sumamente involucrados en el mantenimiento y sostenibilidad de la Cuenca del río Cañete.
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—¿De qué manera están involucrados?
Los cuatro temas que hemos abrazado son: cambio climático, ecosistemas, proyección social y, finalmente, electromovilidad en las ciudades. Declarar que uno no contamina una Cuenca es bonito y positivo, pero hay que invertir tiempo, esfuerzo y dinero para que la Cuenca se mantenga. En ese sentido, nosotros formamos parte del Patronato de la reserva paisajística Nor Yauyos Cochas, que atiende la Cuenca del río Cañete y propicia la protección de áreas de afianzamiento hídrico [mediante zanjas, construcción de presas y forestación]. Así, velamos por la vegetación de la zona que propicia el mantenimiento de los recursos hídricos.
—¿Este tipo de iniciativas están relacionadas con alguna entidad pública?
Muchas cosas -y creo que es parte del cambio que tiene que haber- han sido desarrolladas por el sector privado de manera independiente. Es cierto que para ello se necesita la coordinación con el Estado porque hay permisos y consentimientos que se requieren, pero, en estricto rigor, se dan desde el privado.
Sin embargo, ya hay una luz que comienza a generarse con entidades como, por ejemplo, PROFANANPE, donde no solo hay inversión del Estado, sino de otros tipos de inversionistas que tienen otras capacidades de gestión. Pero, es necesaria siempre la colaboración con el Estado, porque, de lo contrario, el tema de la efectividad a largo plazo no existirá.
—¿Cómo mitigan la huella de carbono de la compañía?
Para mí el tema de la sostenibilidad no es la suma de grandes cosas, sino de pequeñas acciones diarias que impactan y se acumulan dentro de una gran gestión. Por eso, nosotros tenemos una serie de iniciativas. Pero, probablemente, la huella más importante que se puede generar en la operación de las centrales que tenemos está asociada, justamente, a toda la dinámica de desplazamiento de proveedores y personas que deben estar en campo, literalmente en medio de una quebrada o, finalmente, en una Cuenca. Lo que propiciamos es que la presencia física de nuestro equipo sea la menor posible, por lo que hemos desarrollado la gestión remota centralizada en Lima desde la que podemos monitorear dinámicas propias de la central. Además, los autos que van al campamento son cada vez menos y estamos tratando de que sean autos híbridos o eléctricos.
Pero la sostenibilidad no solo debe verse desde el ámbito ambiental. Por ejemplo, nosotros le pedimos a nuestros proveedores que nos acrediten que no tienen ninguna deuda con sus trabajadores, así nos aseguramos de que el empleo que ese eslabón en la cadena genera, es trabajo justo. Por otro lado, a una MYPE que forma parte de nuestra cadena productiva, no le pagamos a 90 días, sino casi a contra entrega porque buscamos que tenga liquidez para seguir realizando su trabajo.
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—¿Y de verdad cree que el Perú podría lograr ser un país carbono neutral teniendo en cuenta las complicaciones económicas que tenemos?
La respuesta corta es: es imposible; pero, hay dos cosas que son importantes para validar lo que estoy mencionando. Primero, la perspectiva de las carreras del futuro. Leía la vez pasada que hay dos profesiones, particularmente, que tendrán mucha demanda a futuro: personal de salud como terapeutas y enfermeros porque vamos a vivir más tiempo, y técnicos de paneles solares y centrales eólicas. Esto generará nuevos puestos de trabajo y puede ser el ‘driver’ para que el Estado apuesta por centrales fotovoltaicas, por ejemplo.
Segundo, que, aunque el gas de Camisea fue una bendición para el país, este se termina convirtiendo en un problema porque el Estado ha hecho muy poco por evolucionar hacia un cambio a energía renovable. En la regulación actual hay inflexibilidades operativas donde por razones diversas, que son técnicas y complejas de explicar, en algún momento el Estado promueve que se queme gas en lugar de que se utilice agua. Esta es una sin razón. No puede ser posible que, teniendo agua, se privilegie que la energía que se entrega al sistema para consumo de todos los peruanos sea térmica. Es cierto, contamina menos que el petróleo, pero el gas tiene huella, es la realidad.
—¿Por qué no se ha apostado antes por la energía verde?
Antes, por un tema de regulación, no era viable que alguien invierta en una central termoeléctrica, fotovoltaica o eólica, porque el precio de la energía era muy bajo. Sin embargo, el Estado ha corregido ese tema en marzo del año pasado.
La energía renovable no tiene contaminación y la evolución puede ser muy rápida, especialmente porque en el Perú existen condiciones naturales. Uno va a Arequipa, Cajamarca o Cusco y encuentra paneles solares en las casas. ¿Por qué? Porque la luminosidad es muy fuerte y tenemos también viento. Naturalmente, están dadas las condiciones, lo que falta es que la empresa se junte con el Estado para desarrollar una agenda común.
—¿Qué permitirá la corrección que dio el Estado en mayo pasado?
Con la corrección, el Estado reguló los precios permitiendo que los inversionistas vean un panorama más estable. Oportunidades hay. Finalmente, solo el 5% del mercado peruano es renovable, lo cual es una locura. Pero debido a los precios no se podía invertir porque la tecnología era cara y el precio estaba deprimido, por lo que la ecuación no cerraba.
—¿Cierra ahora para Celepsa?
Estamos viendo proyectos tanto de carácter fotovoltaico, como proyectos de carácter eólico porque ahora podemos mirar el mercado y pensar en invertir en proyectos importantes, porque las condiciones están dadas.
—¿Las energías renovables cómo benefician económicamente a una empresa?
Hoy la energía renovable no está diferenciada en valor, es decir, ésta no cuesta ni más ni menos que la energía tradicional, por ahí no va el tema. Sin embargo, es una obligación exigida por mercados desarrollados que demandan esta energía renovable. En esos casos, por ejemplo, los certificados que damos sirven para que sean presentados a quien corresponda.
Además, a futuro creo que va a ser una necesidad porque los consumidores de los productos y servicios van a comenzar a exigirlo. Una de las principales empresas símbolo de la sostenibilidad en el mundo, por ejemplo, es Walmart. Ellos han invertido no solo en la cadena de proveedores para asegurarse de que los productos que se consumen en sus tiendas sean orgánicos, sino que buscan certificar que no hubo empleo infantil de por medio, por ejemplo. Por otro lado, a pesar de ser un negocio esencialmente logístico, busca constantemente optimizar la ruta de sus camiones para reducir el consumo de combustible. Como ellos, otras compañías tienen esta visión no por conveniencia, sino por necesidad. Lo hacen porque corresponde que lo hagan y porque han suscrito compromisos al respecto.
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—Entiendo entonces que todavía el Estado aún no ha logrado crear ninguna alianza real ni de valor con el tipo de energía que ustedes tienen, ni con el desarrollo de proyectos en cuanto a eólicos o solares.
El Estado lo que hizo en su momento fue convocar a subastas donde empresas vendían este tipo de energía, pero hace años que no hay subastas. Más allá de eso, lo que realmente debe hacerse es dar las condiciones para generar una agenda de trabajo conjunta que sea viable.
El primer paso es que el Estado termine de corregir las infecciones operativas que hoy propician que se consuma gas. Creo que este tiene que ser reemplazado, gradualmente, por la energía renovable.
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