Este año la economía avanza hacia una recuperación, con el reto presente del período electoral y de las medidas que decida tomar el siguiente gobierno. El Comercio conversó con Claudia Cooper, presidenta de la Bolsa de Valores de Lima (BVL) y exministra de Economía sobre los desafíos presentes y la importancia de que se concrete una estabilidad política a futuro.
—¿Qué le ha parecido el manejo económico durante la pandemia a partir de las políticas implementadas por el Gobierno?
La pandemia nos encontró con una posición relativa al resto de países emergentes bastante buena. Se actuó muy rápido, y esa es una lección que aprendimos desde la última crisis financiera, proveyendo toda la liquidez que el mercado necesitaba para evitar que el impacto de tener una de las cuarentenas más drásticas del mundo sea mayor. Actuaron todos los sectores económicos en conjunto para obtener la liquidez necesaria y amortiguar los efectos de la cuarentena y de la crisis por el COVID-19 en general.
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—¿Considera que Reactiva Perú fue clave para esta coyuntura?
Creo que el diseño de la propuesta fue muy rápida y coordinada. Donde enfoco mi crítica es en la negociación de todo el paquete. A mí me hubiera gustado que se diera un poco más de discusión con mayores actores, sobre todo políticos. Idealmente más coordinación no solo al interior del Gabinete, para que Salud y Economía estén más coordinados, sino también más coordinación con los actores políticos, porque esto generó un país donde los dos poderes del Estado empezaron a actuar de forma completamente separada y en competencia.
—¿Habría sido ideal que el Congreso y el Ejecutivo fortalecieran su relación al inicio de la pandemia?
Sí. Faltó negociar el paquete [de políticas] con el Congreso y también con el resto de sectores. Eso es algo que deberíamos aprender hacia el futuro. La negociación cuesta más, desgasta más y toma un poco más de tiempo, pero mi impresión es que al final genera mayores réditos.
—Faltó, entonces, un mejor manejo político en el Estado en cuanto a la reacción ante la crisis.
Sí, y dentro del Ejecutivo también. [Los sectores de] Salud y Economía también me parece que debieron coordinar más, y creo que hoy día eso se ha aprendido. Uno ve que en esta segunda cuarentena, en la manera de enfrentar la segunda ola, hubo más coordinación por lo menos al interior del Ejecutivo. En síntesis, creo que el paquete estuvo bien diseñado, se actuó de manera célere, pero quizás lo que faltó y tenemos que aprender hacia el futuro es que esa negociación, donde probablemente las cosas salen menos perfectas como uno quiere, es importante, porque [las acciones] tienen un impacto mejor. De lo que deberíamos aprender es que no nos podemos librar de una negociación política, sobre todo por el tamaño de las medidas que se tomaron.
—¿Cuál es su opinión sobre la gestión que ha tenido el Congreso durante la pandemia con las distintas normas aprobadas, algunas por insistencia, y que también han llevado a disputas entre el Ejecutivo y el Legislativo ante el TC?
Creo que el Congreso está buscando legitimarse a través de atender de la manera más rápida a una población que, de alguna manera, siente desesperada. Lo que no sé es si eso se va a lograr descapitalizando a la gente y al Estado. Eso ya lo vivimos en los ochenta. Uno tiene la intención de atender unas necesidades inmensas de una población que ha enfrentado una situación terrible. Pero al hacerlo de esa manera se pospone el problema y se agrava. Son impactos que se van a ver en el mediano plazo, ni siquiera diría en el largo. Este país tenía una situación financiera realmente sobresaliente a nivel global y hoy vemos que eso se está deteriorando de a pocos. Necesitamos darnos cuenta de que por atender las necesidades de la población, que son gigantescas, no [debemos] arriesgar el futuro inmediato. Creo que nos vamos a dar cuenta [más adelante] de eso y cuando ocurra, va a ser un poco tarde para financiarlo de manera eficiente y sostenible.
—¿Considera entonces que el mayor reto del siguiente quinquenio es tener un Ejecutivo que tenga buenas relaciones con el Legislativo, y que puedan trabajar en recuperar esta confianza?
Sí. Creo que los incentivos tienen que estar dados para los dos. Tanto Ejecutivo como Legislativo se van a beneficiar de una economía bien manejada en el largo plazo. Políticamente, privilegiar un plazo cortísimo en función a los próximos dos o tres años no beneficia a los políticos tampoco. Siempre he creído en equilibrios al atender una emergencia enorme en el corto plazo, pero sin comprometer los fundamentos del largo plazo. Cuando el deterioro de las perspectivas financieras de un país ocurre, ya es bien tarde y el costo de regresar [a la estabilidad] se vuelve muy alto. Quienes hemos vivido en los ochenta lo sabemos bien: al inicio, entre el 85 y 87 se creció muchísimo, y después tuvimos que pagar la cuenta; y los políticos que llevaron a esa situación no salieron bien parados. Aprendamos del pasado e innovemos hacia el futuro, pero no lo vamos a lograr con tanta confrontación. Tanto el Ejecutivo como el Legislativo tienen que darse cuenta de que si quieren ser viables políticamente, van a tener que llegar a un punto intermedio entre lo técnico y las necesidades de la población.
—Por cómo avanza el período electoral y las preferencias, ¿ve un panorama más positivo o negativo?
Todavía no podemos decir nada. No tenemos ninguna claridad al respecto. Sí hay que combatir esa tentación de tener riesgos políticos en [los próximos] meses, porque esa cuenta se va a pagar y no necesariamente en un plazo tan largo. Lo que la gente quiere es que le den buenos servicios, y eso es a lo que nos tenemos que abocar. Antes de proponer estas inmensas cantidades de dinero para la gente se debe considerar que tenemos un Estado complicado, que requiere tener mejoras gigantes en gestión. Ponerle dinero a algo que no va a satisfacer las necesidades de la población no sé qué tanto rédito político dé. Y más pronto que tarde vamos a ver los efectos negativos que eso tendrá sobre la gente; sobre la estabilidad de cambio, la estabilidad de precios y la capacidad de endeudamiento. La macroeconomía tiene efectos tangibles sobre la gente.
—¿Cuáles considera que son estos efectos?
Cuando uno siente que puede comprar una casa a un precio razonable y a una tasa de interés razonable; cuando uno ve que puede ir y comprar bienes importados como los electrodomésticos a precios razonables porque el tipo de cambio es estable; cuando uno ve que puede tener un consumo y una inversión estable. Son aspectos que los hemos dado por garantizados. Pero eso ha sido un esfuerzo de muchos años y una preocupación por mantener esa estabilidad fiscal. Es como una familia: si empieza a gastar mucho más de lo que tiene y empieza a no ser creíble, lo que va a ocurrir es que no podrá financiar ese gasto y cada vez va a ser más caro hasta que llegue un momento en el que se va a tener que ajustar más drásticamente. Uno tiene que apostar por financiar cosas, pero que generen una capacidad de ingresos en el futuro. No somos un país excesivamente rico como para no darnos un pequeño tiempo para reflexionar hacia dónde estamos yendo. Destruir lo que teníamos sin construir nada nuevo es algo que vamos a pagar más pronto que tarde.
—¿Ve algún riesgo en las propuestas de algunos candidatos presidenciales?
No me quiero referir a medidas específicas. Creo que aquel candidato que promueva una mayor articulación entre el sector privado y público, y genere reglas de juego más claras, es al que mejor le va a ir. Propiciar un crecimiento del Estado muy grande a costa del sector privado va a generar que ese crecimiento estatal no pueda ser financiado. Los ingresos provienen de la riqueza que genera el sector privado, con esa riqueza se generan impuestos que permiten hacer crecer el Estado. Aquel que solo se focaliza en hacer crecer el Estado sin generar la riqueza que permite su financiamiento tendrá un problema de consistencia.
—¿Coincide con el ministro Waldo Mendoza en que la inversión pública sería la bala de oro para que se concrete el rebote económico este año?
Coincido en que la inversión pública es un factor fundamental, porque es un desembolso de dinero que genera competitividad en la medida en que genera infraestructura. Pero ahí tenemos minusvalías estatales complicadas. Vemos que a nivel subnacional mucho del gasto no termina concretándose en obras de ningún tipo. Si no mejoramos la capacidad de ejecución, no resolvemos el problema sistémico de corrupción que tenemos y no mejoramos nuestra industria constructora, va a ser muy difícil que esa bala realmente funcione y no termine quedándose en hospitales que no se terminan o carreteras que no se hacen; y no es tan fácil. Acá es necesaria una mejor capacidad de gasto a nivel subnacional. La bala de oro va a darse en la medida en que ese gasto se traduzca en obras que generen mayor competitividad en las regiones. Siento que esa capacidad de producir obras no está en su mejor momento. No apostaría solo a eso.
—¿Por qué más es necesario apostar?
Hay que apostar por la inversión pública, sí, pero también por la privada. La inversión privada no está hoy en una situación tan compleja como la pública en cuanto a corrupción y capacidad de ejecución. Hoy no nos podemos dar el lujo de no aprovechar todos nuestros recursos porque la recuperación va a ser difícil.
IMPACTO DE NORMAS
“Empezar a manosear al BCR no va a ayudar”
—¿La ley de topes a las tasas de interés promulgada por insistencia en el Congreso preocupa por su impacto?
Los controles de precios ya sabemos a lo que llevan. Probablemente hay varios países que tienen estos topes de tasas, pero la efectividad no ha sido tan óptima y no he visto tanta discusión sobre cómo han funcionado estos controles de tasas en otras latitudes. Otra vez hay una buena intención buscando reducir los costos de financiamiento de muchas empresas y personas que pueden estar agobiadas, pero hay muchísimas otras alternativas para hacerlo.
—¿Considera que vulnera la autonomía del Banco Central?
No vulnera la autonomía del BCR en la medida en que sea autónomo para actuar en función a la ley. Lo que sí creo es que empezar a manosear al Banco Central de Reserva es algo que no nos va a ayudar en lo más mínimo. Y otra vez: estamos favoreciendo una rentabilidad política de meses, y eso puede comprometer una rentabilidad política mucho más pronto que tarde. Yo creo que los que nos llevaron a la inestabilidad en los ochenta lo pueden describir muy bien.
—¿Cómo puede afectar la recuperación económica un nuevo retiro de fondos de las AFP y de la CTS?
Entiendo la desesperación por atender a la gente, pero sí creo que hay que buscar un equilibrio entre lo que les conviene, teniendo más aplomo en tomar las decisiones, a actuar simplemente con desesperación. [...] Son medidas que creo que tienen buenas intenciones, pero no están buscando los equilibrios necesarios. Por un beneficio de muy corto plazo se está comprometiendo esa legitimidad política que los propios congresistas quieren en el mediano plazo.
—¿Y de qué manera estas normas afectarían al mercado de capitales?
El sistema de pensiones era el actor del mercado de capitales más grande e importante. En la capacidad de tener alternativas de financiamiento en el Perú, estamos sacando de carrera a un actor clave no solo para financiar a las empresas, sino sobre todo al Estado.
MERCADO BURSÁTIL
—En los dos primeros meses de este año la BVL ha tenido un buen rendimiento, anotando crecimiento de doble dígito, en gran parte por los precios altos de los commodities y en particular del cobre. ¿Considera que se puede aprovechar mucho más en el Perú esta ventaja actual del precio de los metales?
Absolutamente. Si tienes buenos precios, la idea es que puedas producir la mayor cantidad del bien que tiene el precio alto. El Perú es un país bendito en minería. Lo ideal hubiera sido que esto nos coja con la mayor cantidad de proyectos posibles, el Perú es un país minero y eso ya no lo discute nadie. Aquí el tema es cómo conseguimos que estos proyectos tengan la legitimidad que se necesita para que salgan de manera más rápida y con menos limitaciones.
—Hemos visto todavía presentes estas situaciones de conflicto con proyectos como Tía María. Hay candidatos que ya ni plantean fomentar el diálogo en el caso de esta obra. ¿Hay un efecto negativo por parte de proyectos similares?
No quisiera decir que hemos debido avanzar más rápido. Lo que necesitamos es trabajar en el mediano plazo para restituir esa confianza. Vemos en el sector empresarial peruano y global una mayor conciencia por la sostenibilidad social, ambiental y de gobierno corporativo. Tenemos que empezar a trabajar en esa confianza para que los proyectos salgan. Lo que es mucho más complicado es lo que tenemos en exploración. Eso está parado hace 10 o 15 años porque otra vez el país se ha asentado en una estabilidad macroeconómica que cree que tiene gratis. Vamos a tener que darnos cuenta que hemos perdido un montón de años ahí.
—¿En cuánto tiempo cree que podríamos retornar a niveles pre pandemia?
Lo que parece es que esto no se recuperaría hasta el 2022. Una cosa es el crecimiento y otra el empleo. Pusimos muchas balas de expansión fiscal el año pasado que ya no están este año. Hoy cada cuarentena va a tener un impacto mayor. Tenemos un crecimiento del PBI per el crecimiento del empleo necesita mucha más confianza. Para contratar a alguien necesito tener la confianza de que mis ingresos van a ser estables y altos en un tiempo mayor, y sin esa confianza va a ser muy difícil recuperar el empleo. Creo que los programas de empleo temporal son claves y valiosos para hacer arrancar el andador. Pero si eso no viene acompañado de confianza, es simplemente un tema temporal y después el problema se vuelve mayor que el que originalmente lo creo. Sin confianza, sin reglas de juego estables, va a ser muy difícil llegar a tasas de crecimiento que son las que necesitamos para tener a la población más tranquila.
—¿Cómo ve la recuperación económica desde el lado bursátil?
Acompaña a la actividad económica, porque en la medida en que las empresas necesiten financiarse, vamos a tener mayores instrumentos financieros en los cuales pueda invertir la gente. Las acciones van muy de acuerdo a las utilidades de las empresas, y si las utilidades de las empresas crecen, la rentabilidad de sus activos crecen.
En la medida en que las empresas inviertan, van a emitir bonos que van a ser alternativas para que podamos invertir y vamos a tener una mayor cantidad de instrumentos y una mayor oferta para la gente. A mayor utilidad y crecimiento, habrá mayores rentabilidades y eso va a traer más gente al mercado de capitales.
Sí hay un proceso interesante en el sistema financiero que es el financiamiento a las pymes a través del factoring, y todo lo de digitalización va a ayudar muchísimo a traer más empresas al mercado de capitales. En la medida que uno tiene todo un ecosistema de financiamiento electrónico, es muchísimo más fácil que estas empresas medianas y pequeñas que no tenían acceso al mercado de capitales hoy lo tienen, y la digitalización sí es algo positivo que trajo esta pandemia y vemos cómo crece de manera sostenible.
El ideal sería que ese segmento tenga el tamaño que tiene el segmento tradicional; a eso estamos abocados y vemos crecimientos muy interesantes. Como estamos generando mayor entrada al mercado, vamos a poder crecer mucho más que el ritmo de crecimiento del producto.
—¿Ya nos libramos del riesgo de ser un mercado frontera?
Se ha disminuido el riesgo en la medida en que se ha hecho un trabajo muy importante con las entidades respectivas. No se ha eliminado el riesgo, seguimos siendo un mercado de capitales muy ilíquido, pero habíamos trabajado mucho con las autoridades y fondos de pensiones para mitigar ese riesgo y además teníamos un trabajo iniciado con los fondos de pensiones para lograr que la liquidez sea mucho mayor.
Esto quiere decir que vamos a tener un mercado secundario mucho más potente, y eso ayuda que la gente entre al mercado de capitales y obtenga rendimientos mucho mayores. [...] En un contexto de tasas de interés cercanas a cero, rentabilidades que produzca el mercado de capitales van a ser claves para incentivar el ahorro del Perú. Justo empezamos trabajo importante con fondos de pensiones y hemos disminuido el riesgo de mercado frontera pero no lo hemos eliminado.
—En una entrevista con Semana Económica, comentó que la revisión del outlook de Perú de estable a negativo que realizó Fitch el año pasado debía ser visto como una señal de alerta. A unos meses que ello ha ocurrido, ¿ve que esa alerta ha sido realmente escuchada?
Creo que ha sido escuchada en el MEF. Está siendo muy prudente y hábil en lograr contener una situación fiscal que venía muy complicada. Pero a nivel sociedad todavía no nos hemos dado cuenta. El día que lleguemos a esa situación va a ser más difícil regresar. Estamos debilitando la principal fortaleza de la economía del país, y no entiendo mucho a cambio de qué. Las iniciativas [que se aprueban en el Congreso] son la mayoría de muy corto plazo. ¿Va a mejorar eso la pobreza o el sistema de salud? No sabemos a cambio de qué estamos arriesgando un capital que ha sido preciosísimo y que ha costado tanto obtener.
—¿Cuál es el cuello de botella que está impidiendo la fusión con las bolsas de Colombia y Chile?
Este es un trabajo que requiere una coordinación enorme porque somos tres países y tres empresas. Hay que coordinar con tres empresas y tres reguladores. Es un trabajo que se está haciendo, por el momento fluye bastante bien y esperemos que llegue a buen puerto. Esta es una operación que va a ser transformacional para el mercado de capitales peruano. Le va a dar la liquidez, mayor profundidad y vamos a tener una alternativa, un nuevo actor muy importante que nos va a hacer crecer en tamaño y relevancia para el ahorro en el Perú y el financiamiento. Entra un actor nuevo y esto otra vez desconcentra el sistema financiero.
Esperamos que fluya rápido, son esfuerzos de coordinación muy fuertes. Todos tenemos que andar a la misma velocidad para que esto tenga éxito.
—¿Qué prioridades económicas debe tener el próximo gobierno?
Creo que tenemos que enfocarnos en lo que nos va bien para mejorar en lo que no nos va tan bien. En eso lo más importante es crear reglas claras de juego y para eso necesitamos mejorar la institucionalidad política. Si seguimos como estamos ahora, no habrá forma que tomemos decisiones importantes que generen una capacidad para crecer. Para mí eso es lo principal. Creo que necesitamos retomar el crecimiento con una cara más humana, eso es verdad; pero la condición para eso es generar reglas de juego medianamente estables. Y eso de alguna manera lo vamos a tener que lograr con una visión de país que sea estable y viable, y para eso necesitamos una tranquilidad política mínima.
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