En el mejor de los escenarios, es decir que el COVID-19 logre ser contenido en un periodo corto y que las actividades económicas puedan reanudarse en los países, se perderán 5.3 millones de empleos. (Foto: GEC)
En el mejor de los escenarios, es decir que el COVID-19 logre ser contenido en un periodo corto y que las actividades económicas puedan reanudarse en los países, se perderán 5.3 millones de empleos. (Foto: GEC)
/ ANALIA OREZZOLI
Agencia EFE

Unos 25 millones de personas podrían perder sus empleos a causa del , dijo la Organización Internacional del Trabajo ().

Ello ocurrirá si no hay una respuesta internacional con políticas coordinadas, pero si se elaboran y aplican de forma consensuada, como ocurrió durante la crisis financiera de 2008, el impacto sobre el empleo “sería significativamente menor”, según un análisis publicado hoy por la organización.

Las medidas no solo deben ser coordinadas, sino suficientemente rápidas y amplias, y las principales deben enfocarse en mantener el empleo a través de subsidios si es necesario, de alivio fiscal y financiero, y de préstamos y apoyo financiero a sectores específicos

En el mejor de los escenarios, es decir que el COVID-19 logre ser contenido en un periodo corto y que las actividades económicas puedan reanudarse en los países, se perderán 5,3 millones de empleos, mientras que en el peor escenario la destrucción del empleo afectará a 24,7 millones de personas. Los cálculos de los expertos parten de una base de 188 millones de personas desempleadas en todo el mundo.

El escenario medio calcula una pérdida de 13 millones de empleos, la mitad de ellos en países de ingresos altos.

Así, las proyecciones varían de acuerdo a la intensidad que alcance la pandemia en las próximas semanas. El futuro del empleo también dependerá de que los países donde hoy los casos todavía son pocos eviten la propagación del virus dentro y fuera de sus fronteras.

Lo que no se puede negar es que hasta en el escenario más positivo posible los trabajadores resultarán perjudicados, como lo fueron durante la última crisis económica hace más de una década, cuando el desempleo aumentó en 22 millones, recuerda el análisis de la OIT.

En estas circunstancias también el subempleo aumentará, ya que la crisis redundará en menores salarios y más horas de trabajo, mientras que las personas que trabajan bajo el régimen de independientes o “autoempleados” sufrirán igualmente por el declive del consumo.

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