El crédito ha servido como un buen termómetro de la economía en los últimos años, y aunque ahora su expansión ni siquiera alcanza a una vez lo que crece el PBI, por el lado empresarial se observa que los préstamos han superado, en buena parte, los niveles previos a la crisis sanitaria, debido a la reactivación de las operaciones de las empresas.
Sin embargo, el futuro sobre los próximos 12 meses es incierto, por la falta de claridad de la agenda del Gobierno y las contradicciones frente a lo que dice y hace para promover la inversión privada, coinciden los entrevistados.
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Financiamiento corporativo
A decir de Jorge Mogrovejo, superintendente adjunto de banca y microfinanzas de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), el financiamiento en los tres grandes segmentos empresariales: firmas corporativas, grandes y medianas empresas (crédito mayorista), ha superado los niveles previos a la pandemia.
El funcionario agrega que, sin considerar los programas de crédito del Gobierno, el incremento de los préstamos mayoristas, a setiembre, llega al 2% frente a febrero del 2020, mes en el que todavía no había indicios de COVID-19 en nuestro país.
Además, a setiembre, dichos préstamos crecían en 10,6% anual, si se incluyen las líneas brindadas por el Gobierno.
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Mogrovejo menciona que, incluso, la deuda reprogramada en los créditos mayoristas representa solo el 12,4% de la cartera y los préstamos que tiene un buen número de meses sin hacer pagos o con periodos de gracia largos (créditos parados) representan solo el 1,6% de esta deuda empresarial.
Así, este buen comportamiento del financiamiento mayorista obedece a que la actividad de muchas industrias en el país se ha reactivado, explica a Día1, Víctor Gordillo, head of global clients and M&A del BBVA.
“El sector minero está volando [le va muy bien] por el aumento del precio de los commodities, el sector cementero también, porque los despachos de cemento están volando y el sector ‘retail’ está bastante estable. También, al sector universidades le ha estado yendo mucho mejor de lo que se esperaba y el sector de acero presenta muy buenos resultados”, afirma Gordillo.
El ejecutivo añade que las empresas del sector pesquero también muestran un buen desempeño y, salvo algunas empresas constructoras que enfrentan problemas desde antes de la crisis, no se observa que los clientes corporativos enfrenten dificultades en sus empresas ni que estén retrasando los pagos de los créditos.
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El banquero de inversión del BBVA detalla que, en 2020, no hubo empresa que se haya salvado del impacto de las medidas sanitarias. No obstante, durante este año las compañías han estado en una senda de recuperación y la expectativa del BBVA es que estas cierren el 2021 con mejores resultados que el 2020.
“En general, todas las empresas [del segmento mayorista] están teniendo un año razonable, pero no espectacular como podría haber sido. Tienen el efecto rebote de la economía y les está yendo bien, sobre todo las dedicadas al consumo”, sostiene Juan Paredes, ex socio de auditoría y finanzas de EY.
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Paredes y Gordillo coinciden en que la demanda de financiamiento de las grandes compañías está destinada para capital de trabajo o, en el mejor de los casos, inversiones en automatización de procesos para hacer más eficientes las operaciones que tienen, pero no están demandando financiamiento para expandir sus operaciones, pese a tener los proyectos listos y la capacidad financiera para hacerlo.
Esto, debido a la incertidumbre sobre la política del Gobierno. “La demanda de préstamos de mediano plazo enfocado en nuevas inversiones, la veo algo limitada”, enfatiza Gordillo.
Demanda de predictibilidad
De acuerdo con el ejecutivo, si bien se han dado algunos financiamientos asociados con proyectos de infraestructura que están en marcha o programados, la inversión privada está parada.
Señala que, en los últimos cuatro meses, debido al panorama político, las empresas pasaron de un ambiente de pánico a otro de un “poco más de tranquilidad”, pero necesitan de mayor predictibilidad para invertir.
Más aún, Paredes, quien se desempeña como consultor independiente y director de empresas, señala que la predictibilidad para invertir no es un antojo empresarial o no depende del compromiso que las empresas tengan con el Perú, sino de la certeza de que se recuperará la inversión.
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Explica que, en primer lugar, las empresas deben tomar deudas millonarias para financiar sus proyectos, con lo cual, si estos se estancan por cambios en las reglas de juego, amenaza de nacionalización o porque las políticas del Gobierno perjudican el costo de vida de la población, se afecta el pago de las deudas y la estabilidad financiera de las empresas.
Paredes comenta que, en segundo lugar, existen otras plazas en la región con ambiente para la inversión más favorable que compiten con el Perú y que podrían hacer que el retorno del capital invertido sea más rentable.
El ejecutivo agrega que la falta de predictibilidad e incertidumbre política está generando mayores costos a las empresas que tienen deudas en dólares, al tener que pagar un mayor precio por los derivados financieros para evitar las alzas del dólar, ocasionadas por la propia inestabilidad política.
Según la autoridad monetaria, en lo que va del año, el tipo de cambio se ha depreciado en 11,8% y, según la SBS, el 34% de la deuda empresarial está expuesta a las volatilidades de la divisa.
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“Los que tienen deudas de largo plazo en dólares están tomando derivados financieros [para enfrentar un dólar más caro], pero estos derivados hoy cuestan bastante más por la incertidumbre”, subraya Paredes.
Paredes prevé que debido a la falta de predictibilidad para la inversión, lo que va a suceder en los próximos meses es que las empresas van a repartir dividendos, generados del rebote de este año, porque no los van a reinvertir. El ejecutivo prevé que este dinero podría sumarse a los US$15.548 millones que ya han salido del país en lo que va del año por la incertidumbre.
Para Gordillo, cómo le vaya a la inversión privada y a la demanda de financiamiento durante el próximo año, dependerá de las garantías que el Gobierno brinde a las empresas.
Mypes
Por el lado de las pequeñas y microempresas (mypes), su situación también ha mejorado, pero es más desigual.
Según Javier Ichazo, gerente general de Mibanco, desde setiembre las colocaciones de la entidad alcanzan los niveles previos a la pandemia.
Más aún, en octubre, afirma que Mibanco batió récord en colocaciones mensuales con un desembolso de S/1.208 millones, y para el cierre de este mes espera otro récord que ascendería a S/1.250 millones.
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A decir del ejecutivo del banco con mayor cuota de mercado, en el segmento de las mypes, el comportamiento de pago de los clientes, así como su demanda de financiamiento “viene bien”, vale decir, con una buena cobranza y montos de préstamos mayores respecto a los meses anteriores.
El ejecutivo sostiene que esta situación obedece, en primer lugar, a que el banco transparentó su cartera desde setiembre del año pasado, identificando aquellos préstamos que podrían ser cobrados de los incobrables, lo que les permitió tomar las medidas para brindar facilidades a los clientes, así como ofrecerles productos ‘ad hoc’ que les ayude a reactivarse.
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En segundo lugar, menciona, influyeron de forma positiva los préstamos que se brindaron del programa Reactiva, que permitió a las mypes afrontar la tempestad y seguir operando.
En tercer lugar, y no menos importante, dice, ayudó la aplicación de inteligencia artificial en los modelos de evaluación de los créditos, que el banco viene haciendo desde antes de la pandemia.
Por su parte, Wilber Dongo, gerente central de Negocios de la Caja Arequipa, llega a la misma conclusión que Ichazo. Por ejemplo, sostiene que antes de la pandemia, la cartera de la entidad era de S/5.400 millones y a la fecha alcanza los S/6.400 millones.
Dice que, en octubre, la caja alcanzó un récord de colocaciones con S/585 millones y al cierre de noviembre esperan colocar S/600 millones.
Recuperación desigual
En lo que también coinciden los ejecutivos es en que la recuperación ha sido desigual. Por ejemplo, Mogrovejo señala que los créditos a las mypes sin incluir programas del Gobierno han caído alrededor del 2,4% respecto a febrero del 2020 y con programas del Gobierno se han contraído alrededor de 6% anual, a setiembre de este año.
Según el funcionario de la SBS, el 21,5% de la cartera de créditos a las mypes se encuentra reprogramada y solo el 4,7% se encuentra en calidad de parada.
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A decir de Ichazo, la recuperación de los créditos a la microempresa ha sido más lenta en comparación con las pequeñas empresas. Esto, agrega el ejecutivo, no porque las entidades se hayan vuelto más duras para prestar, sino porque varias microempresas han cerrado.
A esta situación, según Dongo, se suma la incertidumbre política, que está dañando el mercado en que se desenvuelven las mypes. Agrega que muchas de las mypes se dedican al comercio y brindan alimentación y transporte a los trabajadores de los grandes proyectos empresariales.
Para los ejecutivos, el futuro de las empresas dependerá de las garantías que brinde este Gobierno.
Fortaleza patrimonial
De acuerdo con el Reporte de Estabilidad Financiera de la SBS, se espera que en los siguientes meses se siga materializando sobre las carteras de créditos, en especial las destinadas a las mypes, los impactos producidos por el COVID-19.
Según la SBS, la cartera de préstamos parados, llamados así aquellos préstamos que tienen un buen número de meses sin hacer pagos o que tienen periodos de gracia largos, suma S/2.488 millones, lo que implica que “hay un potencial deterioro a ser revelado en los próximos meses”, asegura Jorge Mogrovejo, superintendente adjunto de banca y microfinanzas de la SBS.
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Tal como señalan Javier Ichazo, gerente general de Mibanco y Wilber Dongo, gerente central de Negocios de la Caja Arequipa, el segmento de las mypes que ha tenido una recuperación más lenta, ha sido el de las microempresas. Además, agregan, las entidades de microfinanzas cuya cartera depende más de este segmento son las más perjudicadas.
A decir de Dongo, más del 50% de entidades de microfinanzas, de acuerdo con sus resultados financieros, requieren evaluar su participación en el programa de fortalecimiento patrimonial del Estado.
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Según Mogrovejo, hasta la semana pasada ninguna entidad había podido terminar de acogerse al fortalecimiento patrimonial, porque si bien han avanzado en el proceso, requieren de la aprobación de Cofide.
Sin embargo, indicó que todavía las entidades están en el plazo, debido a que la normativa está vigente hasta mayo del próximo año.
Según la SBS, a setiembre, todas las cajas rurales reportan pérdidas. Cinco cajas municipales y dos Edpymes presentan igual situación.
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