La rebaja de la clasificación crediticia de Petro-Perú, de BBB- a BB+, por parte de Standard & Poor’s se da en un contexto de vulnerabilidad financiera de la compañía. Si bien al término del 2021 su utilidad neta alcanzó los US$106 millones -que representa una recuperación respecto a la pérdida de US$67 millones en el 2020-, los actuales niveles de endeudamiento asociados al financiamiento para la construcción de la nueva Refinería de Talara representa el principal reto para la sostenibilidad de la compañía.
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Los últimos estados financieros presentados por la petrolera estatal (aún sin auditar), revelan que durante el 2021 se registró una fuerte subida de los pasivos totales -deuda total- de la compañía. Las obligaciones de largo plazo suman a la fecha US$4.200 millones, cifra que representa el 63% de la deuda total, casi 23 puntos porcentuales más respecto al 2017, cuando Petro-Perú recién recurrió al mercado internacional para financiar la construcción de la infraestructura.
En esa línea, Carlos Barrientos, ex gerente general de Petro-Perú, recordó que la estatal petrolera mantiene una deuda de US$4.300 millones por la Refinería de Talara, cuyo inicio de operaciones está previsto para el 12 de abril.
Según la información de la empresa, el rubro de financiamiento de largo plazo incluye a los bonos corporativos y el desembolso recibido con garantía de la Agencia de Crédito a la Exportación Española (Cesce). Solo en el último año aumentó 31% la deuda a largo plazo respecto al nivel alcanzado en el 2020 (US$3.218 millones). Esto se debe, explicó Barrientos, por la emisión de US$1.000 millones en el mercado internacional en febrero de 2021.
Este escenario también se refleja en el endeudamiento patrimonial, ratio que mide la relación entre el pasivo total y el patrimonio de la empresa. A la fecha, la deuda total de Petro-Perú excede en más de 3 veces su patrimonio [ver infografía]. El incremento de este índice estuvo asociado a la emisión de bonos de febrero para el financiamiento de la Refinería de Talara.
ENCUENTRA EN ECONOMÍA
Pedro Gamio, exviceministro de Energía, consideró que la inversión realizada por la estatal petrolera en la refinería “ha sido por encima de su patrimonio” y para un proyecto que ha tenido retrasos.
Consideró que la inversión para la refinería se pudo utilizar para proyectos de infraestructura gasífera en el país, añadiendo que la modernización de esta refinería “tenía sentido antes de la era de la diversificación de la matriz y el protagonismo del gas natural en la matriz energética del Perú”. Añadió que el crudo local no abastecería totalmente la capacidad de la Refinería de Talara para refinar diariamente, por lo que se tendrá que importar crudo.
Por su parte, Barrientos estimó que, una vez que inicie operaciones la refinería, habrá un espacio de tiempo de cuatro y seis meses para que alcance su punto óptimo -procesar 95.000 barriles al día- y pueda generar rentabilidad, además de que Petro-Perú se volverá más competitivo en el mercado petrolero nacional.
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“La refinería te deja un margen de refino. Puede estar entre US$8 y US$12 por barril. Ese margen lo vas a obtener por el negocio de refinería. No necesariamente tienes que tener el crudo local. [Petro-Perú] se volverá más competitivo porque tendrá margen de refino. Ya deja de ser un importador y comercializador de combustibles solamente”, acotó.
A ello, Gustavo Navarro, ex gerente comercial de Petro-Perú, añade que la puesta en operación de la Refinería de Talara elevará las utilidades de la empresa estatal, debido a que ahora podrá refinar crudos pesados, que es menos costoso que el crudo dulce -que tiene menos azufre y contaminantes- que procesaba la antigua refinería. Asimismo, el valor de la la canasta de producción aumentará dado que se podrá producir gasolina de alto eutanaje y diésel con bajo azufre, explica. “Va a ahorrar en materia prima y va a tener producción”, apunta.
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Estos ahorros y aumento de la utilidad permitirá reducir la deuda que tiene la empresa a largo plazo, considera Navarro, aunque precisó que es vital que se recupere el grado de inversión por parte de las clasificadoras de riesgo, dado que la rebaja en su perfil financiero implica que el financiamiento que busque Petro-Perú en el mercado internacional tendrá tasas de interés más elevadas.
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La deuda a largo plazo, concentrada por el proyecto de la refinería, se pagaría hasta en un plazo de 10 años, había indicado Fernando de la Torre, gerente general encargado de Petro-Perú. Pero para Gamio, la situación actual de Petroperú puede complicar que se cancele a tiempo dicha deuda.
Navarro recuerda que el plazo de los bonos emitidos por Petro-Perú son de mediano y largo plazo. Como se recuerda, la emisión de bonos que realizó la compañía en 2017 fue a un plazo de 15 años y de 30 años, es decir, hasta el 2047. Barrientos aclara que también se pueden volver a renovar los bonos emitidos una vez que lleguen a su tiempo de pago, siempre que sean rentables y Petro-Perú haya cumplido con su obligación financiera.
Proyectos
Según diversos analistas consultados, la crisis de gobierno corporativo observada en Petro-Perú durante los últimos meses (y que llevó a dos rebajas consecutivas en la calificación de la deuda) le hará más difícil y más costoso obtener financiamiento para sus proyectos a futuro. Si bien Talara representa el 95% de la cartera (con una inversión total de S/19.682 millones a diciembre del 2021), también figuran la exploración y explotación del Lote 64 (S/695 millones), la construcción del nuevo terminal de Ilo (S/161 millones), la construcción Planta de Abastecimiento Ninacaca (S/25 millones) y la construcción de planta de ventas en Puerto Maldonado (S/65 millones).
Barrientos y Navarro precisaron que Petro-Perú, por la Ley 30130 -Ley que declara de necesidad pública la prioritaria ejecución de la Modernización de la Refinería de Talara-, no puede realizar nuevas inversiones que puedan impactar en los compromisos financieros relacionados con la refinería, hasta que entre en operación el proyecto y pueda tener solvencia para cancelar la deuda.
No obstante, recordaron que también esta última situación dependerá de generar nuevamente confianza en el mercado, eso significa que Petro-Perú cuente con una empresa auditora para sus estados financieros, así como, indicó Barrientos, haya un cambio en el directorio y las gerencias de la estatal petrolera.
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Bajo las inversiones actuales, Navarro consideró que se pueden realizar mejoras en el Oleoducto Norperuano, mientras que Barrientos sostuvo que la inversión tiene que estar en la infraestructura, es decir en las plantas de venta y terminales.
Al largo plazo, cuando se demuestre rentabilidad con la Refinería de Talara, los tres especialistas apuntan a que el enfoque de Petroperú debe estar en inversiones de la matriz energética.
Junta de accionistas
El directorio de Petro-Perú había convocado para ayer a una Junta General Extraordinaria de Accionistas. Sin embargo, al cierre de esta edición, El Comercio pudo conocer que la reunión no se llevó a cabo. Para el próximo martes 29 de marzo está programada otra reunión de la junta.