En el peor año de la historia para la industria aeronáutica, nuestro Congreso impulsa la creación de una línea aérea de bandera.
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En el peor año de la historia para la industria aeronáutica, nuestro Congreso impulsa la creación de una línea aérea de bandera.
Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo - IATA, en el 2020 la industria perderá US$118 mil millones, y US$38 mil millones en el 2021. Pese a ello, se busca aprobar una ley que no sólo es una pésima inversión, sino que carece de análisis técnico.
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Viola el principio de subsidiariedad, que dispone que el Estado sólo debe tener un rol empresarial cuando no exista iniciativa privada capaz de atender la demanda.
Nuestro mercado es el que tiene mayor competencia en la región. Las compañías low cost tienen un 20% de market share. En las operaciones nacionales contamos con cinco aerolíneas (sin contar ATSA, Wayra y AerCaribe): Sky, Viva, StarPeru Latam y JetSmart (que ingresará a operar vuelos nacionales en el 2021). En Chile y Ecuador existen tres y en Colombia cuatro.
El resultado de la libre competencia se ha notado: precios a la baja (IPC del transporte aéreo pasó de 126.87 en febrero del 2016 a 101.87 en octubre del 2020) e incentivos para que las aerolíneas sean eficientes y permanezcan en el mercado. Además, los pasajeros nacionales pasaron de 2,7 millones en 2006 a 13,9 millones en 2019. Cada año 900 mil nuevos pasajeros viajan por el Perú. Ganaron los ciudadanos.
Una línea aérea nacional con preferencia en las rutas generará competencia desleal, menor inversión privada, salida de aerolíneas y desincentivo al ingreso de nuevos jugadores, reduciendo la competencia y, por tanto, se daría un alza de precios.
En el Perú se han visto algunas historias fallidas de aerolíneas con participación estatal como Transportes Aéreos Nacionales de Selva (TANS) y AeroPerú. En la región, Aerolíneas Argentinas o Tame en Ecuador que pre COVID-19 perdían US$ 700 millones y US$ 80 millones respectivamente por año.
Aún hay otros retos en el sector como mejorar la conectividad. Ciudades como Chimbote, Yurimaguas, Andahuaylas, Huánuco, Moquegua, Chachapoyas tienen limitaciones en sus aeropuertos, principalmente requieren mejores pistas para recibir aviones modernos. En los últimos años se dieron inversiones y promoción de destino en ciudades como Ayacucho, Ilo, Jaén, Jauja, Talara y hoy gozan de conectividad con más de un vuelo diario. Ese es el camino.
Impulsar un proyecto de línea de aérea nacional, es una pésima inversión que terminaremos pagando todos los peruanos.
Jessica Luna es gerenta general de ComexPerú
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