Este iba a ser un buen año para los aeropuertos que operan en el Perú. Por lo que pasó en enero y febrero, el 2020 prometía. La competencia entre las aerolíneas que vuelan en el mercado local era cada vez más fuerte, alimentada por el ‘boom’ de las tarifas ‘low cost’, y eso provocaba un tráfico de pasajeros al alza, tanto es así que se hablaba de congestión incluso en algunos aeropuertos de provincias, igual como ocurría con el Jorge Chávez de Lima. El despegue del sector iba a buen ritmo, recuerda la Asociación Internacional de Aeropuertos (ACI, por sus siglas en inglés): un avance de 11% en el tráfico de los usuarios aquí en los dos primeros meses del año, respecto al mismo período del 2019. Todo iba bien, hasta que llegó el coronavirus.
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El COVID-19 ha sido otro ‘boom’, pero hacia dentro. Se ha llevado, con su implosión, todos los pasajeros a su paso. Según ACI, desde el 17 de marzo hasta la fecha, el desplome del sector “ha sido absoluto”. Eso significa que el tráfico de viajeros se redujo en 99% –explica– frente a lo reportado el año pasado. En pocas palabras, no hay nadie, ni en los aviones ni en los aeropuertos.
“Lo peor es que esta caída se extenderá mucho tiempo más que estos primeros meses”, acota a Día1 Evans Avendaño, gerente general de Aeropuertos del Perú (AdP), firma que administra –como concesionaria– 12 terminales aéreos en el interior de nuestro país. En efecto, ACI estima que la caída en los ingresos de los aeropuertos peruanos será de más de 52% solo para el 2020. “En el caso de AdP será de 70%”, precisa Avendaño.
El ejecutivo no proyecta una pronta recuperación. De hecho, considera que la industria aerocomercial podría percibir números parecidos a los de antes de esta crisis recién en el segundo semestre del próximo año. Pero hay quienes son más escépticos, como Raúl Díaz, gerente general de Aeropuertos Andinos del Perú (AAP), empresa concesionaria de cinco terminales aéreos de provincias. Para él, la ‘normalidad’ del sector se concretaría aún en el 2022.
Como el lector puede notar, el futuro no es prometedor. Así las cosas, los aeropuertos locales, y, en este caso, los que operan en el interior del país, están trabajando una serie de estrategias para lidiar con la emergencia y sus consecuencias. se que combinan la búsqueda de liquidez (caja), mayores eficiencias y el soporte del Estado para ‘subsistir’.
PLANES DE AJUSTE
En AdP, por ejemplo, han tenido que renegociar pagos con sus proveedores y usar “algunas líneas bancarias” para hacerse de capital en estos días. Con ese objetivo, también le han pedido al Gobierno el reembolso de algunas inversiones ya hechas por el concesionario, como las que corresponden a los estudios de ingeniería para las varias obras de mejora que están programadas en sus 12 aeropuertos.
Vale la pena recordar que esta firma tiene en carpeta trabajos de distinta índole en sus bases aéreas por más de US$800 millones para el corto y mediano plazo, según Evans Avendaño. Esto bajo la modalidad de cofinanciación con el Estado.
Además, en AdP están optando por medidas como la reducción en los horarios de atención en sus terminales, y la cancelación de consultorías tributarias y legales, entre otros recortes.
En el caso de AAP, aparte de la renegociación con sus proveedores, están llevando adelante un agresivo proceso de transformación digital para agilizar su gestión de forma remota, a tono con las restricciones del estado de emergencia.
En paralelo, también están en conversaciones con el Gobierno para postergar los pagos que le deben hacer al Ejecutivo (del 2020 al 2021), y de este modo utilizar ese dinero para la ‘caja’ del concesionario. “Hemos conseguido buena recepción a esta propuesta”, adelanta Raúl Díaz.
La cabeza de AAP, por cierto, desliza un planteamiento novedoso frente a la actual coyuntura: la revisión de ciertos aspectos de los contratos de concesión. “De acuerdo a nuestros cálculos, esta temporada tendremos el mismo número de pasajeros que en el 2012, es decir, sufriremos un retroceso de ocho años”, explica. ¿Considerarían, ante ello, la postergación de algunas obras en sus aeropuertos? Podría hacer sentido, siempre que se acuerde con el Gobierno, refiere entre líneas.
UN FUTURO SOSTENIBLE
La mayoría de los planteamientos de ambos concesionarios están más o menos sintonizados, y lo mismo ocurre cuando analizan la propuesta que Carlos Gutiérrez, gerente general de la Asociación de Empresas de Transporte Aéreo Internacional (AETAI), hizo al Ejecutivo recientemente, sobre reducir hasta en 50% el pago de las tasas aeroportuarias, en especial en lo que compete al aeropuerto Jorge Chávez de Lima, pues ese recorte, señalan, afectaría la financiación de las mejoras de infraestructura en los aeropuertos regionales.
“Frente a problemas estructurales se requieren soluciones estructurales, y no de salvataje de unos en desmedro de otros”, acota Evans Avendaño. “No es una opción. Hay que pensar en el sector como un sistema completo, como un todo”, apunta Raúl Díaz. “Debemos cuidar que nuestra actividad sea sostenible”, añade.
En ese sentido, y pensando ya a largo plazo, será útil trabajar en un desarrollo más descentralizado del tráfico aéreo en nuestro país, como sugiere el gerente general de la Asociación de Hoteles, Restaurantes y Afines (AHORA), Fredy Gamarra. Y es que, aunque antes de la crisis se percibía un crecimiento acelerado en el número de viajeros, la diferencia entre el volumen que manejaba nuestra capital frente a las provincias era notable. Así, mientras el Jorge Chávez cerró el 2019 con 25,4 millones de pasajeros, según Córpac, su más cercano perseguidor, el Velasco Astete del Cusco, lo hizo con 3,9 millones. Ese desequilibrio no se puede mantener más.
BONNUS TRACK: LAS MEDIDAS DE SALUBRIDAD
Uno de los grandes retos que asumirán los concesionarios de los aeropuertos locales será cómo garantizar que sus usuarios no sufran por el contagio del coronavirus en los próximos meses.
Para cumplir con esta tarea, tanto Aeropuertos del Perú (AdP) como Aeropuertos Andinos del Perú (AAP) están trabajando en una serie de acciones que aseguren la máxima seguridad sanitaria posible, en los 17 terminales que operan en el norte y sur del país.
Evans Avendaño, gerente general de AdP, explica que han capacitado a sus 600 colaboradores en todas las medidas de salubridad posibles, por ejemplo, en cuanto al uso de mascarillas, guantes y gel, así como la limpieza y desinfección de las instalaciones, todo según las recomendaciones del Ministerio de Salud (MINSA).
En cuanto a AAP, Raúl Díaz, su gerente general, refiere que además están trabajando en medidas como las tomas de temperatura y la digitalización de sus servicios, para evitar aglomeraciones, lo que incluye hasta la renta del taxi para el embarco y desembarco de los pasajeros.