Minera Casapalca rompe con su pasado de empresa minera tradicional y se adentra de lleno en la minería moderna con una nueva imagen: Alpayana.
Esto, de la mano con su tradicional estrategia de ‘seguir creciendo’ y aprovechando las oportunidades que se le presentan. Ejemplo de ello, la reciente compra de las minas Morococha, Yauliyacu e Iscaycruz. Sobre esto y sus planes inmediatos conversamos con Fernando Arrieta, CEO de Alpayana.
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— ¿Cuál es el significado de Alpayana? ¿Por qué decidieron abandonar el nombre de Casapalca?
Alpayana significa ‘devolver a la tierra’. Es un nombre que buscamos muchísimo porque queríamos reflejar este cambio que estamos haciendo, de antigua minería a una minería más moderna. Y se trata, justamente, de este concepto: que nosotros extraemos recursos , pero que devolvemos mucho más, bajo la forma de ayuda a las comunidades, desarrollo económico e impuestos al país.
— ¿Fue difícil cambiar el nombre de la empresa?
La verdad es que fue bien duro esta idea de cambiar el nombre, porque era muy tradicional y todo el mundo lo conocía. Pero, al final, tomamos la decisión de romper con eso, pero tratando de rescatar todo lo bueno que se hizo en Minera Casapalca.
— ¿Esta transformación fue decidida por el grupo familiar que maneja la empresa desde hace décadas o se trata de otros inversionistas?
La familia Gubbins sigue siendo cien por ciento dueña de la empresa y, la verdad, es que por allí no cambia nada.
"Hoy operamos cuatro unidades mineras. Una es Morococha (Argentum), que adquirimos recientemente a Pan American Silver".
— ¿Se trata, entonces, de las nuevas generaciones?
Exacto. Es la siguiente generación. Compañía Minera Casapalca fue fundada por Alejandro Gubbins (en 1987) y ahora los accionistas principales son sus hijos.
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— Recuerdo que el grupo familiar llegó a operar la mina Yauricocha por un breve periodo de tiempo.
Sí. El abuelo de los actuales dueños de Alpayana fundó una empresa que se llamaba Santa Rita, la cual operaba la mina Morococha y también, en algún momento, la mina Yauricocha. Por ese entonces Alejandro decide emprender un proyecto chiquito y funda Compañía Minera Casapalca que es, básicamente, la base de lo que es hoy Alpayana.
"Estamos enfocando nuestros esfuerzos en consolidar lo que hemos comprado, pero si la oportunidad se aparece vamos a ir detrás".
— Y ahora Alpayana ha comprado varias unidades mineras, incluso alguna que perteneció anteriormente al grupo familiar. ¿Cuántas minas operan hoy?
Hoy operamos cuatro unidades mineras. Una es Morococha (Argentum), que adquirimos recientemente a Pan American Silver. Tenemos también las minas Iscaycruz y Yauliyacu (Quenuales), que compramos a Glencore. Y operamos la mina Americana, que es la tradicional Casapalca.
— ¿Cómo han adquirido estos activos?
Todo lo que hemos comprado ha sido con recursos propios, siguiendo la estrategia familiar de continuar creciendo y ‘guardar pan para mayo’. Y la oportunidad la vimos cuando empieza el gobierno de Pedro Castillo y se desata el miedo entre los inversionistas y el riesgo país se vuelve más alto. Pero nosotros confiamos en el Perú y es por eso que decidimos seguir invirtiendo y aprovechar la oportunidad.
— ¿Ahora ven otra oportunidad o tienen suficiente que hacer con las minas que han adquirido?
Lo que te puedo decir es que no estamos en ningún proceso (de adquisición) ahora mismo. Estamos enfocando nuestros esfuerzos en consolidar lo que hemos comprado, pero si la oportunidad se aparece vamos a ir detrás. Tenemos unos estados financieros bastante solidos que nos permiten seguir trabajando en eso.
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— ¿En total cuanto han invertido en estas adquisiciones?
No tengo los números exactos, pero está por encima de los US$200 millones.
— ¿Cuál es el objetivo? ¿A dónde apunta la empresa?
Nuestro objetivo es ser un referente minero en la región. Nuestra idea es seguir creciendo a través de adquisiciones, como lo hemos venido haciendo. Y a través de greenfields también. Tenemos proyectos que pueden ser bastante más grandes de los que tenemos ahora.
"Estamos enfocando nuestros esfuerzos en consolidar lo que hemos comprado, pero si la oportunidad se aparece vamos a ir detrás".
— ¿Se refiere al proyecto que desarrollan en Áncash? ¿Cómo se llama?
Antarumi. Es un proyecto de cobre que debemos empezar a perforar este año también.
— ¿Alpayana no circunscribe su actividad al centro del país, entonces?
No. Tenemos una cartera de greenfields en Puno, Cusco, Ayacucho y Arequipa. Si me pongo a contar departamentos, abarcamos casi todo el sur y también las zonas centro y norte. Pero le hemos dado prioridad a Antarumi porque creemos en el potencial que tiene.
PROYECTOS DE INTEGRACIÓN
— ¿Cuánto mineral produce ahora Alpayana?
Este año produciremos 330 mil toneladas de concentrado, la mayor parte de zinc. Esas son nuestra proyecciones para el 2024, porque estamos incorporando a Morococha, que estuvo en ‘cuidado y mantenimiento’ , la ampliación de Yauliyacu e Iscaycruz, que este año empezará a funcionar de nuevo.
— ¿Comparado con el 2023, cuánto estarían creciendo en producción?
Hablamos, más o menos, de un incremento del 70%.
— ¿Esto por la incorporación de las nuevas minas? ¿Qué adecuaciones están haciendo en ellas?
Lo bueno de Yauliyacu es que la compramos en operación. Entonces, estamos metiéndole mucha inversión a lo que es avance y preparación de mina, y también estamos realizando inversiones en la planta para subir el tonelaje de 4.000 a 5.200 toneladas. Eso viene ya este año.
— ¿Qué labores realizan en Iscaycruz y Morococha?
En Iszaycruz estamos metiendo muchísima inversión a la actividad exploratoria, porque es una mina que ya estaba en proceso de cierre con Glencore. Pero, la verdad, es que le vemos un enorme potencial geológico. Por eso estamos trabajando con las comunidades para extender los plazos de los convenios y llegar a acuerdos que sean buenos para ambos. Además, la mina cuenta con todos los permisos desde el punto de vista ambiental y de procesamiento de planta, que hoy en día constituyen las mayores dificultades en un proyecto.
— ¿Están invirtiendo fuerte en la exploración de Iscaycruz?
Estamos invirtiendo varios millones de dólares en exploración para incrementar la vida útil de la unidad minera. Y en lo que respecta a Morococha (Argentum) la recibimos en cuidado y mantenimiento.
— ¿La recibieron inoperativa?
Y la recibimos sin planta de procesamiento, así que en los últimos meses nos hemos dedicado a reforzar todo el equipo de mina y a reestructurar como venía funcionando. En ese sentido, pensamos empezar la producción entre marzo y abril de este año.
— ¿Por qué recibieron la mina sin planta de procesamiento?
El problema que tenía Pan American Silver es que los terrenos en donde estaba ubicada la planta de Morococha se interponían con el tajo de Toromocho. Entonces, por un convenio que tenían entre ellos, Pan American dejó su planta en favor de Toromocho, y en ese momento tomó la decisión de ponerla en cuidado y mantenimiento para construir una planta nueva. Y en esa transición entramos nosotros.
— ¿Dónde procesarán el mineral de Morococha?
El mineral lo vamos a procesar en la mina Americana o en Yauliyacu.
— ¿Y en Americana que proyectos están desarrollando?
Uno de los proyectos que tenemos es, justamente, la ampliación de la planta para poder atender el mineral que vendrá de Morococha. Y, básicamente, actividades profundización. La mina está bastante profunda, pero, gracias a Dios, seguimos encontrando mineral y eso nos ayuda bastante.
— ¿Cuántos metros han profundizado?
Una de nuestras grandes inversiones es el Pique Circular, que va a servir como punta de lanza para Americana y Morococha. Es un pique de 1.250 metros de profundidad y 5 metros de diámetro, lo que lo hace uno de los más profundos de Sudamérica.
— ¿Finalmente, qué están haciendo la compañía para acompañar la transición energética?
Lo primero es que el 100% de la energía que compramos es de fuentes renovables. Ese fue uno de los cambios que hicimos en los nuevos contratos (de suministro de energía). También estamos trabajando en medir nuestra huella de carbono, y estamos en proceso de reducirla.