(Foto: El Comercio)
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Manuela Zurita

Mañana Pesquera celebra 25 años de operaciones, consolidada como la tercera en ventas en el país, después de TASA y CFG. La compañía, como el sector en general, comienza a salir de un período de tres años de bajas capturas. Un letargo que ha sobrellevado a costa de ajustes de eficiencia y créditos de la banca local e internacional, señala la calificadora de riesgos Moody’s. Con la distancia del tiempo, Víctor Matta Curotto rememora los inicios de la compañía que creó y, a sus 74 años, sigue proyectándose hacia el futuro.

- Hoy operan 31 embarcaciones, pero al inicio tenía solo una: el Cusco 4

Sí. Cuando terminé mis estudios secundarios, ayudaba a tiempo completo en la ferretería de mi familia, esperando tener ahorros para mi universidad. Me había hecho amigo de unos clientes que estaban instalando una fábrica de pescado en Tambo de Mora, en Chincha [donde creció Matta], y les pedí si me podían dar un empleo. Uno quiere, a esa edad, busca otros horizontes. Durante ocho años trabajé en la fábrica hasta 1972. Con la indemnización y algunos ahorros compré un fundo de 12 hectáreas, donde cultivaba panllevar y comencé un pequeño negocio de crianza de gallinas ponedoras. 

Cuando el Estado decidió devolver las embarcaciones en 1976 (tras la estatización promovida por el gobierno del general Juan Velasco Alvarado), fue la oportunidad de conseguir lo que siempre acaricié: una embarcación. Así que vendí mis gallinas, junté mis ahorros y la compré.

- ¿Cuánto le costó?

La cuota inicial fue de alrededor de US$60 mil actuales. Era el 20% de lo que ahora serían US$300 mil. Ahí me jugaba la vida, no podía fracasar. Lo peor de todo -esto lo cuento ahora como una gran anécdota- fue que, a poco de comenzar a operar, sufrí uno de los desperfectos más horribles que pueda tener una embarcación: el cigüeñal del motor principal se rompió en dos en plena faena de pesca. Eso fue un golpe muy duro para mí, porque yo ya lo había puesto todo; tan duro, que lo comparo con la pérdida de mi padre a los 12 años.

- ¿Cómo lo resolvió?

Cuando tú recibes una impresión de esa naturaleza, entras en shock de impacto. Tuve que vender de todo, hasta mi camioneta, para con las justas comprarme repuestos usados. Siete meses después pude poner operativa la embarcación. Esa esa otra anécdota que recuerdo. Antes de salir a pescar, me reuní con toda la tripulación sobre la cubierta y salió de ahí un pacto de compromiso de dar todo de sí para que salga adelante. Eso fue como una partida de nacimiento.

- Desde entonces, ¿qué otras adversidades recuerda?

Han habido factores externos que han contribuido, como el fenómeno de El Niño y las crisis financieras internacionales, que sin embargo, hemos podido superar gracias al gran equipo humano que siempre me ha acompañado. Cuando uno es consciente de los proyectos y las metas, enfrenta las adversidades con pasión.

- En el 2013, la Sociedad Nacional de Pesca retiró a Exalmar [por una recomendación de su comité de ética por la recepción de carga de embarcaciones con medidas cautelares]. ¿Qué balance hace de este hecho?

Sobre el tema, solo puedo decir que, al día de hoy, Exalmar es la única empresa del sector pesquero del Perú reconocida por la Bolsa de Valores de Lima (BVL) por sus elevados estándares de buen gobierno corporativo. Y ello, gracias a una gestión adecuada y transparente con todos sus públicos. Nuestra reputación y gestión están, pues, al tope.

- El año pasado sus ventas cayeron 13%. Sin embargo, a finales del 2016 ya preveían una recuperación en el 2017.

Este año esperamos crecer 80% en ventas en relación al año pasado por mayores capturas. En la unidad de consumo humano indirecto, que es harina y aceite de pescado, tenemos la perspectivas de modernizar las flotas y plantas. En las embarcaciones, vamos a instalar sistemas de conservación en frío para mantener la calidad. Así, buscamos administrar mejor la materia prima. No es que no lo hagamos, sino que siempre hay espacios para ir mejorando, como en el caso del medio ambiente.

- ¿De qué manera?

Modernizándonos, con tecnología. Somos conscientes de que esta es una industria que se tiene que sostener en el tiempo.

- ¿Y en consumo humano directo cuáles son las perspectivas?

Trabajamos con unos 150 armadores. Recibimos pota, concha de abanico y calamares. Además, procesamos de manera industrial jurel y caballa. Este año, la captura de estas dos no ha sido tan buena. Esta segunda cuota no es de las mejores. Hemos salido la semana pasada a buscar el pescado, pero no lo hemos encontrado todavía. Las condiciones del tiempo han jugado mucho para que esto suceda. Pero como el mar es impredecible, en cualquier momento va a aparecer.

- ¿Cuánto estiman que podrían alcanzar en volumen?

La temporada pasada, de mayo a julio, se pescó 2,5 millones toneladas. Esta temporada, se esperan 2,3 millones. Pesquera Exalmar capturó en la última temporada 14,4% de la cuota, de la cual nosotros tenemos 6,8% y el resto lo completamos con terceros. Eso nos hace ser los terceros productores de harina de pescado, después de TASA y CFG.

- ¿Cuáles son sus perspectivas de inversión?

Queremos ser cautelosos después de haber salido de tres años de crisis. La industria de harina de pescado está muy madura. Solo queda crecer o mejorar tus instalaciones para administrar mejor la materia prima o la cuota. Esto redunda en mejores precios o en mejores conversiones en la harina.

- El Gobierno busca fomentar la acuicultura, ¿cuál es su interés en este negocio?

Por ahora, preferimos estar más posicionados en [mejorar] los estados financieros, para que los proyectos vengan con la seguridad de que nos van a permitir perdurar en el tiempo.

- ¿Cómo imagina el futuro de Exalmar, una vez que decida alejarse del directorio?

Espero verla como la he vivido estos 25 años pasados: enfocada principalmente en su gente. Esa ha sido la clave que nos ha llevado al éxito. Y espero se mantenga, más aun ahora que contamos con un protocolo interno que nos permitirá seguir desarrollándonos bajo un poderoso gobierno corporativo.

- ¿Está en sus planes el retiro en el corto plazo?

Aún no. Siento que todavía tengo mucho por hacer, tanto en la empresa como en el sector pesquero. Mantengo la ilusión viva.

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