La minería comienza a recuperar el tiempo y la producción que perdió durante el tramo más restrictivo de la ‘cuarentena’ de 107 días, una de las más extensas y rígidas del planeta.
En dicho lapso (marzo-mayo) el sector dejó de producir 225 mil toneladas de cobre, 164 mil toneladas de zinc y 1,1 millones de toneladas de hierro. Y se teme que cerrará el año con un impacto negativo de hasta US$5.000 millones, según cálculos del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP).
En este contexto, las empresas mineras se encuentran abocadas a retomar los niveles de producción previos a la pandemia, con estrictos y mejorados controles sanitarios.
“Nosotros vamos a alcanzar el 95% de capacidad para setiembre. Pero mientras dure la pandemia, no volveremos al 100% sino es con automatización”, refiere Ricardo Porto, CEO en el Perú de Nexa.
Al día de hoy, la mayoría de minas grandes, medianas y pequeñas ha reactivado operaciones. Pero resta hacer lo propio con una actividad clave de esta cadena: la construcción de nuevas minas.
“La tercera ola de reactivación consiste en poner en valor todos los proyectos mineros a nivel nacional (…) US$60 mil millones en inversiones que no se pueden desarrollar es algo absurdo”, refiere Roque Benavides, presidente del directorio de Compañía de Minas Buenaventura.
¿Por qué es tan importante reactivar los proyectos mineros?
OXÍGENO PARA LA ECONOMÍA
La cartera de inversiones del Ministerio de Energía y Minas (Minem) registra 48 proyectos mineros por una inversión global de US$57.772 millones.
De ellos, dos acaban de arrancar producción: Quecher Main (oro) y B2 (estaño), y cuatro se encuentran en plena construcción: la ampliación de Toromocho (cobre), Mina Justa (cobre), Quellaveco (cobre) y Ariana (cobre).
Se han quedado en la puerta del horno: Tía María (cobre), por la oposición anti-minera en el sur del Perú, y Coroccohuayco (cobre), por problemas sociales.
Además, existen otros diez proyectos de tamaño mediano a grande con estudios de factibilidad e EIA aprobados, que solo buscan una oportunidad para salir adelante (ver Infografía).
Elmer Cuba, socio de Macroconsult y director del BCR, advierte que no existe nada “más cerca de la mano” para reactivar la economía que construir estos proyectos.
A su entender, se trata de la única alternativa razonable, porque desarrollar inversión privada no minera ahora “es imposible”, debido a la recesión económica y a la proximidad de las elecciones, que genera ruido en el horizonte.
“Si hubiera una lista de 10 cosas que debemos hacer para reactivar la economía, la número uno es la inversión minera, porque los precios de los metales se han recuperado, hay financiamiento (externo) y la gente que antes se oponía tendrá que darse cuenta de que es la única forma de generar empleo rural en medio de la pandemia”, señala.
EMPLEO PARA EL CAMPO
De hecho, Southern Copper estima que la reactivación de Tía María, caso de darse, generará 3.000 empleos directos y 12 mil empleos indirectos durante los dos o tres años que durará su construcción.
No sólo eso, calcula que puede añadir hasta 11 mil trabajos directos y 48 mil indirectos si consigue construir Michiquillay, Los Chancas, la ampliación de Cuajone y la nueva fundición de Ilo, en los que planea invertir US$8.200 millones.
“Parece que el gobierno no se ha dado cuenta que la minería puede aportar los ingresos para que mejore rápidamente la economía y haya más empleo, sobre todo, poniendo en marcha los proyectos que están pendientes”, anota Oscar González Rocha, CEO de la minera cuprífera.
Además de intensiva en empleo, durante el tiempo que dura su construcción, los proyectos mineros tienen la capacidad de mover la aguja del PBI.
Es el caso de los proyectos de cobre, masivos en producción de mineral e inversión de capital.
NUEVAS MINAS PARA 2023 Y 2024
“En cobre estamos hablando de proyectos que van a perdurar por 40 o 50 años (caso de Cuajone y Toquepala) y que van a generar muchos beneficios cuando su precio alcance un pico en 2023 o 2024”, anota Ricardo Carrión, gerente de mercado de capitales de Kallpa SAB.
En efecto, los analistas del mercado de metales concuerdan en señalar que el precio del cobre tendrá una evolución favorable y al alza por los próximos 3 a 4 años, sustentada en los paquetes de estímulo del gobierno chino, las disrupciones ocasionadas por la pandemia (1 millón de toneladas en 2020) y la escasez de nuevos proyectos.
Erik Heimlich, analista principal de la consultora CRU, refiere que hay tan pocos proyectos de cobre en construcción en el mundo, que su impacto será muy leve al 2024: apenas un 2% de la oferta global.
De allí la importancia de sacar adelante la mayor cantidad de proyectos de cobre ahora.
“Imagínense llegar al 2024 con más proyectos aparte de Mina Justa y Quellaveco. Si Tía María, Zafranal y Coroccohuayco se construyeran ahora, su inicio de producción nos agarraría con mejores precios de cobre. Habrá un efecto a la economía directo a la vena”, apunta Carrión.
Eso permitiría que las empresas repaguen su inversión y generen más regalías y canon de manera anticipada.
CUELLO DE BOTELLA
Sin embargo, ocurre un problema. Y es que si bien hay varios proyectos identificados, falta fluidez y certidumbre para su puesta en ejecución.
Eso significa que nadie sabe qué proyecto será el siguiente en empezar construcción. El caso más representativo es el de Tía María, que debió arrancar en 2019.
Y en similar situación se encuentran Corrocohuayco y San Gabriel (oro), que no pueden avanzar por demoras con la consulta previa.
Compañía de Minas Buenaventura, operador de San Gabriel, esperaba realizar la consulta de forma virtual, en vista de las restricciones de distanciamiento social generadas por el Covid-19. Sin embargo, el Minem ha descartado esa posibilidad.
La incertidumbre es, según Ricardo Porto, el cuello de botella de las empresas mineras.
“En Perú no sabemos cuánto tiempo demorará una consulta previa solamente para poder explorar y ver si encontramos algo. Es una locura”, señala.
LA MINERÍA Y EL COVID-19
En resumidas cuentas, dos son los principales retos para la construcción de proyectos mineros: el Covid-19 y los engorrosos trámites para la obtención de permisos de todo tipo.
Según información proporcionada por la ministra Susana Vilca, la minería registra 2.957 casos de contagio en su fuerza laboral y dos decesos confirmados.
En contrapartida, nuestro más cercano competidor minero, Chile, registra más de 3.000 casos y siete fallecimientos en una sola empresa: Codelco.
Debido a ello, la estatal chilena ha paralizado proyectos. Mientras que en el Perú, nuevos contagios han obligado a suspender tres minas en las últimas dos semanas: Santander (de Trevali), Inmaculada (de Hochschild) y Caylloma (de Fortuna Silver).
Para la minería, es inevitable que ocurrirán nuevos contagios. Para controlarlos, ha reforzado sus medidas de prevención y acelerado su transformación digital.
Así, Antamina ha logrado que sus ingenieros de campo supervisen diversas operaciones en mina desde sus hogares. Del mismo modo, las empresas mineras han implementado una nueva forma de trabajo en ‘células’ o equipos reducidos.
“De esta manera, si un trabajador da positivo, se retira la célula y se reemplaza por otra para que la labor no se vea afectada”, explica Víctor Góbitz, presidente del IIMP.
TRABAS BUROCRÁTICAS
Carlos Urrea, presidente ejecutivo de Explomin, la empresa de perforación diamantina más grande del Perú, estima que los sobrecostos por los nuevos protocolos sanitarios ascenderían a US$10 millones anuales en muchas minas.
“La minería está buscando mejorar sus procesos para convivir con el Covid-19”, señala.
El otro gran desafío es la burocracia, que alarga desarrollo de los proyectos.
Javier del Río, vicepresidente de Hudbay para Sudamérica, refiere que la empresa se ha excedido en el plazo de desarrollo de su proyecto Pampacancha (Cusco), debido a demoras en la tramitación de permisos para perforar y minar.
“No hemos tenido problemas para negociar con las comunidades propietarias de los derechos superficiales, pero necesitamos trámites más ágiles para seguir invirtiendo en nuestros proyectos”, señala.
La ‘permisología’, anota Urrea, sigue siendo el principal problema para la exploración y desarrollo de nuevos proyectos.
Nota: Varias de las declaraciones contenidas en este informe fueron vertidas en el foro “Propuestas estratégicas para reactivar la industria minera en el Perú”, organizado por el Colegio de Ingenieros del Perú (CIP).