Dos ideas ha dejado el ministro de Economía y Finanzas, José Arista, en sus primeros días de gestión que resultan relevantes si se tiene en cuenta el desafiante reto por controlar el gasto público y retomar el cumplimiento de la meta de déficit fiscal. La primera de ellas ha sido un “Plan de Austeridad” en el sector público que, en líneas generales, implicará el recorte de determinadas compras en el Estado y de consultorías.
Gestiones anteriores en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) han tenido como estandarte la austeridad como medida prioritaria, con resultados que han sido importantes para el gasto público. Carlos Oliva, exministro del MEF, sostuvo en el diario Gestión que dicho ajuste que propone el ministro Arista podría reducir el gasto en 10%.
Con la mejora paulatina de la recaudación este año, las medidas de ajuste podrían significar un buen “combo” para lograr cumplir la meta.
El déficit fiscal cerró en 2,8% del PBI en el 2023 y este año la meta es de 2%. Se ha logrado alcanzarla en el pasado, pero el contexto -vale decir- era diferente.
El mensaje más importante de las medidas de recorte de gasto es el que se transmite a los mercados. Una señal que se puede leer como un: ‘Dimos el primer paso, nos compramos esta batalla por recomponer las cuentas fiscales’. Un esfuerzo que debería replicarse en otros poderes del Estado.
Es ahí donde la segunda idea que dejó el ministro Arista resultará aún más determinante. Él lo ha llamado “un pacto fiscal” con el Congreso. Un compromiso del Poder Legislativo por “parar la mano respecto al gasto”. Solo en los dos últimos años, el Congreso ha entregado bonificaciones a trabajadores y parlamentarios por S/108 millones. En la misma línea, se han aprobado medidas para el incremento de compensaciones y remuneraciones en salud y docentes que resultan un contingente para el presupuesto de este año.
No parece sencillo comprometer al Congreso, a todas luces populista, a lograr un recorte del gasto, pero tampoco parece que el Ejecutivo tuviera la fuerza para hacerlo. Como señala el economista Waldo Mendoza en su última columna en El Comercio, hoy el Gobierno no observa leyes y, cuando lo hace, las advertencias no son suficientes. Tampoco se acude al Tribunal Constitucional por normas con evidente iniciativa de gasto.
Es aquí donde se deberá medir la posición y la postura de un ministerio tan determinante como el MEF para alinear a las demás carteras y hacer prevalecer un interés nacional. Un ministerio que tradicionalmente podía lograrlo, pero que tras las últimas gestiones ha perdido fuerza. Las señales dadas por el ministro Arista ya son un buen primer paso, pero son los siguientes los que determinarán el éxito de su gestión. Y, sin duda, el del país.