Beat ha elegido a Lima como su ‘hub’ para la región, anuncia Niklos Drandakis, CEO y fundador de la compañía, que inició operaciones en su país natal, Grecia, hace siete años.
“Cuando abrimos la oficina de Chile (el año pasado) nos dimos cuenta que habíamos adquirido tanto expertise en Lima que era mejor sacarle provecho a eso”, detalla el ejecutivo. Nuestra capital fue su primera escala a nivel global hace cuatro años.
La decisión –que supone la expansión del equipo local de 120 a 200 personas al cierre de este año y a 400 en el 2019– es parte de un plan mayor de la firma para Sudamérica, que incluye de inmediato no solo a la capital chilena –donde aterrizaron hace seis meses– sino a Colombia. En Bogotá ya hay un equipo instalado y este mes abrirán una oficina allá, explica el ejecutivo.
La avanzada regional, que ha dejado en segundo plano el crecimiento en ciudades peruanas intermedias como Arequipa, acontece a poco más de un año de que la firma fuera adquirida por Mytaxi, subsidiaria de Daimler Mobility Services. Según Drandakis, dicha operación los ha dotado de hasta 10 veces más de recursos para su plan de márketing e innovación.
Así, desde Lima la empresa apuesta a reclutar talento especializado en ingeniería informática para materializar nuevos servicios que lanzarán antes de fin de año. No descartan –como lo hizo Easy Taxi– volcarse hacia el servicio en mototaxis, pero sí está fuera de sus planes la opción de mensajería y delivery. Los nuevos lanzamientos, que Drandrakis prefiere no adelantar, serán desplegados a nivel global.
Además, Beat busca consolidar el equipo de seguridad, para el que han abierto una posición de jefatura que será cubierta en dos meses, adelanta.
“A veces las cosas salen mal sin que seas responsable. La gente entiende que esta no es la naturaleza de la compañía”, observa al ser consultado sobre cómo ha impactado en su reputación los sonados casos de violencia contra pasajeros por lo que ha debido responder Beat en su operación local.
Al respecto, sostiene que para prevenir dichos “incidentes” solicitan a sus conductores la renovación de los antecedentes penales cada seis meses y evalúan recortar a tres meses ese plazo. ¿Usarán el personal dedicado a esta labor en Lima para atender la región? No, dice Drandakis. “Hay que mirar mercado por mercado”, afirma.
Cuenta que en Chile son los conductores de Beat quienes se sienten en peligro, a raíz de sonados casos de ataques por parte de taxistas particulares. “Quizá debamos desarrollar un equipo local”, remata.