“Escuchar a todas las voces”, es el mensaje del CADE que comienza hoy. A las voces del interior del Perú, por ejemplo, una de las cuales representa Rosario Bazán, gerenta general de la agroexportadora Danper, buque insignia de La Libertad y el norte del país.
Justamente por ello, y como flamante presidenta del CADE 2021, la ejecutiva hace énfasis en el carácter inclusivo de esta cita empresarial. Y en la necesidad de mantener la eficiente colaboración lograda entre el sector privado y el Estado, durante la actual pandemia.
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—¿Qué tan relevante ha sido el papel del empresariado peruano en esta crisis?
El empresariado ha sido clave desde el primer momento. Colocamos a los trabajadores en el centro de las decisiones. Se cuidó la salud de los colaboradores para que puedan seguir aportando a sus familias y hacer frente a la crisis sanitaria. Establecimos protocolos preventivos y atención inmediata a los casos de contagio. Y también difundimos los protocolos de bioseguridad.
—¿Diría que, en más de un caso, suplieron el trabajo del Estado?
Más que eso, tendimos puentes con las autoridades sanitarias. Y con los alcaldes y gobernadores, para generar alianzas. Por ejemplo, apoyamos en la construcción de plantas de oxígeno, la adquisición de equipos médicos, la movilidad de los médicos hacia diversos centros poblados, entre otras acciones.
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ALIANZAS ENTRE EL SECTOR PRIVADO Y EL ESTADO
—¿Qué tan útiles pueden ser esos puentes durante la reactivación económica?
Muy útiles. El desarrollo sostenible de nuestras regiones pasa por el trabajo conjunto entre las empresas, el sector público y la academia. Tenemos 10 puntos porcentuales más de pobreza que antes de la pandemia, por ello urge la reactivación económica y, en ese contexto, es fundamental trabajar en las mesas ejecutivas entre los sectores productivos y el Gobierno.
—¿Y cómo se está dando ese trabajo, por ejemplo, desde su propia experiencia en el sector agro?
Lamentablemente, en el sector agroexportador no tenemos una mesa ejecutiva. Las empresas de la agroindustria solicitamos al Ministerio de Agricultura (Minagri) que se instale esta mesa para reactivar la economía en nuestras diferentes regiones.
—¿Les han dado alguna fecha –al menos, tentativa– para su instalación?
Hasta el momento no.
—La agricultura, justamente, es una de las actividades productivas que nos permiten ver el –alto o bajo– desarrollo económico en las regiones. En esta edición del CADE están haciendo foco en el interior del país, ¿cuán importante ha sido la inversión privada en las provincias?
La inversión privada representa el 80% de la inversión en el Perú y constituye la principal fuente de generación de empleo en el país. Por eso, es fundamental que las empresas tengamos las condiciones mínimas para continuar operando. Eso tiene que ver con las señales claras que nos dé el Gobierno. Por ejemplo, necesitamos que el Gobierno sea responsable al momento de designar los ministros de Estado.
URGE TRANSPARENCIA DEL GOBIERNO
—Esas designaciones son un problema.
Necesitamos ministros que no estén cuestionados porque esto genera inestabilidad política y afecta al mercado financiero y a las inversiones privadas. Las empresas estamos listas para seguir generando empleo, pero las inversiones no van a sostenerse en un ambiente de incertidumbre.
—En ese escenario, digamos, frágil, ¿cómo toma el empresariado el pedido de facultades en materia tributaria que el Ejecutivo recientemente hizo al Congreso?
El punto de fondo es: ¿para qué las quiere? Si las facultades pedidas son para atraer inversión, en buena hora. Pero tenemos que aclarar que la base tributaria es aún pequeña y tiene que ampliarse. Para que eso ocurra se tiene que trabajar en reducir la informalidad. Ahí hay un desafío para el Estado. ¿Qué medidas está tomando para elevar la productividad de las pymes que ahora son informales? Muchas de ellas no pueden cumplir con los requisitos laborales, porque no logran la productividad requerida.
Se tiene que atacar la informalidad con políticas públicas que den flexibilidad a las pymes, de tal manera que puedan ser formales y así ampliar la base tributaria. Respecto a la presión tributaria, es decir cambiar tasas con el afán de lograr mayor recaudación, podría ser contraproducente, porque frenaría la inversión privada.
—Hablando de productividad, ¿qué tanto se ha reactivado La Libertad, región donde se ubica Danper, la agroexportadora que usted lidera?
Vamos bien, pero en La Libertad necesitamos que el Gobierno se enfoque en generar infraestructura para los pequeños productores. Ellos están integrados al mercado global a través de las empresas agroexportadoras. Urge, además, inversión en infraestructura social, que provea los servicios básicos a un alto porcentaje de la población : agua, desagüe, electricidad, salud y educación.
—La agroexportación ha experimentado un ‘boom’ en los últimos años.
La agroindustria peruana ha desarrollado un portafolio amplio de productos y hemos sacado provecho a las ventajas comparativas que tenemos como país. Por ejemplo, somos el principal exportador de arándanos y palta en el mundo.
INCLUSIÓN, EL MENSAJE DEL CADE 2021
—Han pasado por más de una crisis, aunque esta, provocada por el COVID-19, va a figurar en el ránking de las más graves. En esta coyuntura, ¿qué esperan transmitir en el CADE?
Vivimos una crisis que nos golpeó a todos. Por eso, los empresarios nos sentimos desafiados a generar espacios de diálogo. El CADE representa ese espacio para lograr que diversas voces sean escuchadas. Un elemento diferenciador de este CADE es su carácter inclusivo y participativo.
—Un reclamo usual al empresariado.
Hemos invitado a expositores de diferentes regiones. Estamos convocando a líderes de organizaciones de base, representantes de comités sindicales, actores del sector privado en diferentes regiones.
—Y al presidente, que acaba de confirmar.
Igual que la presidenta del Congreso y la premier.
—Dejarán atrás sus diferencias, en el CADE.
No podemos estar viviendo con amenazas de disolución de Congreso o amenazas de vacancia presidencial. Ello genera más inestabilidad y ahuyenta las inversiones. Necesitamos enfocarnos en la reactivación económica con políticas públicas que sean capaces de traducir el crecimiento económico en progreso social.
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