Cuando reflexiona sobre el cannabis medicinal, al médico cirujano Ernesto Gozzer, se le viene una imagen a la cabeza: los años de estudiante universitario en los que le enseñaban cómo usar el suero. “A nosotros nos formaron con eso, con esa mentalidad. Nos prohibían usar sales rehidratantes. Ahora nadie conoce esa historia, porque [usarlas] es algo de uso normal. Creo que algo así va a pasar [con el cannabis medicinal], pero no sé en cuánto tiempo”, dice el profesor de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH).
El doctor sabe que esa transición ya comenzó. No solo porque hace dos años se aprobó en el Perú la Ley 30681 que regula el uso medicinal y terapéutico de la planta, como hoy lo permiten ocho países más de América Latina. Sino también porque el interés en la comunidad de pacientes, médicos y empresarios inversionistas en el cannabis medicinal va in crescendo.
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Gozzer lo ha visto con sus propios ojos: fueron 700 personas las que asistieron al auditorio del Colegio Médico del Perú en el primer simposio internacional del uso medicinal del cannabis celebrado en noviembre del 2017 (un mes después de que se aprobase la ley), cuando el aforo era para 450; médicos y aficionados interviniendo en el primer curso sobre el mismo tema del simposio en octubre pasado; y empresas extranjeras golpeando la puerta de su oficina para conversar sobre potenciales convenios de investigación. “Estamos abiertos para recibir apoyos y alianzas”, afirma el médico en entrevista con Día1.
La academia es solo uno de los terrenos en los que buscaría enraizar el capital fresco enfocado en cannabis medicinal en nuestro país. Al menos 50 empresas, de las que 40 son de origen local, buscan ingresar en el negocio, estima la consultora en agronegocios ACM Perú, en base a las consultas que han recibido desde que se aprobó la ley. “La mayoría son iniciativas de droguerías de importación y comercialización y, en menor proporción, de comercialización con y sin cultivo”, sostiene Andrés Vázquez, director ejecutivo de la firma. La ley contempla esas tres actividades, además de la investigación.
Entre las empresas extranjeras, siete ya han registrado 11 patentes para productos derivados del cannabis, según informa Indecopi a Día1.
Entre ellas, está la canadiense Canopy Growth Corporation, que en Latinoamérica opera como Spectrum Therapeutics y actualmente cuenta con 126 hectáreas del cultivo en la región de Huila, en Colombia. Desde allí, la firma proyecta exportar a la región y el mundo derivados de cannabis, como aceites y extractos.
En el Perú inició operaciones en enero pasado y, de momento, está enfocada en la “colaboración estrecha con la comunidad médica para fomentar una mayor comprensión de los posibles usos del cannabis medicinal”, explica a Día1 Luis Larrabure, medical affairs & commercial manager de Spectrum Therapeutics. En esa línea, apunta que a principios del año próximo colaborarán con la UPCH en un programa educativo.
También alista su desembarco Tilray. De origen canadiense, la firma ya ha exportado productos medicinales derivados de cannabis a Argentina y Chile, según su página web, y está creciendo orgánicamente. A principios de este año anunció la compra de Manitova Harvest, líder global en producción de alimentos a partir de cáñamo (o ‘hemp’, en inglés). Esta variedad de cannabis sativa es alta en cannabidiol (o CBD) -un componente no psicoativo de la planta-. En el mundo, el cáñamo es aprovechado por su aptitud como fibra para la industria textil y sus propiedades nutracéuticas, explica Gozzer, al ser consultado.
Otra empresa foránea con un pie en el Perú es la australiana Zelda Therapeuthics. Según informaba en marzo pasado a Día1 su director gerente, Richard Hopkins, Zelda ha entablado alianzas con compañías del sector presentes en Chile desde donde planea “explorar” el potencial de acuerdos de distribución de sus productos en la región.
Entre las peruanas, Día1 identificó tres compañías listas para operar. Una de ellas es Cannabis & Co, que proyecta crear droguerías especializadas en productos medicinales de cannabis. “Queremos que uno entre al local y salga con información médica”, enfatiza Ricardo Rivera-Schreiber, su director comercial.
El campeón nacional de motovelocidad comenzó a involucrarse en la industria en busca de una solución para un familiar que vive con epilepsia, una enfermedad en la que el cannabidiol “puede tener algún valor terapéutico”, informa la Organización Mundial de la Salud (OMS), citando estudios en animales y humanos publicados en el New England Journal of Medicine. Rivera-Schreiber precisa que buscan importar diferentes productos, desde pomadas a aceites.
En actividad desde junio pasado, Greenspot Biomedical Perú SAC –subsidiaria del holding canandiense Greenspot Biomedical Inc- prevé cultivar cannabis medicinal en hasta 150 hectáreas (20 ha de manera inicial) para atender el mercado local y externo. Así lo explica a Día1 su gerente general, René Gallardo Bannwart.
Según el ejecutivo, evalúan adquirir y alquilar tierras en Ica, Lambayeque o Piura. “Tenemos acuerdos de opciones de compra”, asegura y detalla que la inversión en la primera fase del proyecto ascenderá a US$35 millones. De estos, el 20% corresponde al componente de seguridad, que incluye los sistemas de trazabilidad del producto (de la semilla al producto final), acota. En la firma, Rivera-Schreiber participa como relacionista público y comunitario. También participan como asesores ex autoridades del Ministerio de Agricultura y Riego, de acuerdo a su página web.
Anden Naturals ya tiene las tierras, asegura su CEO, Curt Schwarz. “Tenemos tierras distribuidas en todo el Perú. Al sur, en Ica. Al norte, en Huaral”, informa y precisa que apuntan al mercado local como externo. El proyecto también incluye la instalación de un laboratorio de extracción y, eventualmente, la distribución en farmacias propias.
Schwarz prefiere mantener en reserva el monto de inversión del proyecto. Pero antes de lanzarse a la producción, indica que partirán importando y comercializando derivados producidos por la empresa hermana de Anden (Anden Bio Naturals USA LLC), cuya planta se fundó en Oregon, Estados Unidos, a principios del año pasado.
Además de derivados de cannabis medicinal, vía otra empresa hermana (cuyo nombre Schwarz prefiere reservar por acuerdo de confidencialidad) también producen derivados de cannabis para uso adulto o recreativo en Las Vegas, que comercializan en Nevada, uno de los 11 estados estadounidenses (de los 50 en total) donde dicho consumo es legal. En el Perú, este uso está prohibido. “En el Perú, nos estamos concentrando en cáñamo o ‘hemp’ para productos medicinales”, afirma Schwarz.
La apuesta en el Perú de Anden incluiría –como en Estados Unidos- la maquila para terceros, incluso de países de la región, resalta. ¿Por qué aterrizar en el Perú? Según el ejecutivo, los menores costos fijos (de electricidad y agua, en particular) y de la mano de obra, sumados a la distancia con centros internacionales - a un solo vuelo de Lima- justifican la expansión.
(Por: Jean Izquierdo/El Comercio)
EFECTO STAND-BY
Más allá de la expectativa en el cannabis medicinal como negocio (que según supo Día1 también barajan los colectivos de pacientes), aún queda pendiente la aprobación de las disposiciones finales del reglamento de ley. Aprobado el 21 de febrero pasado, al cierre de esta edición habían pasado 96 días desde que venciera el plazo máximo de presentación (en junio último).
Dichos vacíos impiden la ejecución de los proyectos, coinciden las fuentes consultadas. Para importar la medicina los privados esperan que el Ministerio del Interior (Mininter) apruebe un protocolo de seguridad, control y fiscalización; para producir e industrializar el cannabis, que el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) defina parámetros, que van desde la obtención de la semilla hasta la superficie máxima permitida para cultivar; y para que se comience a comercializar, el Ministerio de Salud (Minsa) debe crear registros de pacientes así como de importadores, instituciones de investigación privadas y públicas y laboratorios.
“Ellos indican que hay avances sustantivos, que están en la fase final”, comenta el abogado Mario Ríos, asesor legal de la Federación de Cannabis Medicinal de Perú (Fecame), respecto a las autoridades encargadas de elaborar las disposiciones. Es un comentario común en el sector. “Si bien falta muy poco (…), al final del día no salen (las disposiciones)”, dice Andrés Vázquez, de la consultora ACM, a su turno.
El viceministro de salud pública, Gustavo Rosell De Almeida, confirma la información. “Faltan algunos instrumentos, que ya están muy avanzados”, sostiene, al ser consultado por este suplemento. “Hemos tenido que hacer una revisión documentada y sistemática de en qué tipo de enfermedades o patologías o desórdenes se puede emplear el cannabis. Esto en algunos sitios está en experimentación”, justifica el funcionario, médico cirujano de profesión. Día1 consultó sobre el estado de la definición de las disposiciones al Mininter y el Minagri, pero al cierre de esta edición no obtuvo respuesta.
¿Cuáles son las consecuencias de la demora? A juicio de Felipe del Águila, asociado del estudio García Sayán y asesor legal y director de un proyecto empresarial de producción de cannabis medicinal, el Perú “podría perder la oportunidad de desarrollo temprano” de una nueva industria. Para Tony Salas, presidente de la consultora de agronegocios ACM, ese ‘momentum’ ya pasó. “Colombia entró antes. Era más importante entrar primero”, sostiene y apunta que desde que se legalizó el cannabis medicinal en dicho país en el 2016 unas 100 empresas han aterrizado allí.
Aun así, según Salas, “no todo está perdido”. Más allá del mercado local – que considera podría atenderse con “una hectárea bien producida” – nuestro país podría entre los próximos tres a cinco años implementar cultivos que permitan abastecer hasta el 5% de la demanda global de cannabis medicinal. Por sus ventas (que en ese período alcanzarían los US$750 millones), el producto se posicionaría entre los principales de agroexportación, cerca de la uva y el arándano, que el año pasado reportaron US$811 millones y US$546 millones, respectivamente.
Pero más allá del negocio, el efecto inmediato resuena en la otra punta de la cadena. “La demora puede llevar a que estos productos se vendan libremente y no sepamos qué cosa hay (dentro)”, advierte Gozzer, respecto a la composición de los productos. Es un secreto a voces entre los pacientes que el cannabis medicinal se vende por redes sociales y plataformas de e-commerce aunque aún el reglamento no esté implementado al cien por ciento.
La preocupación es general, también entre los empresarios, sobre la necesidad de establecer criterios de control de calidad independientes, entre las disposiciones. “Como está hecha la ley, uno mismo tiene que hacer su técnica analítica y puedes sacar a vender el producto”, explica Schwarz, de Anden Naturals. “Eso nos va a quitar la credibilidad a todas las empresas de la industria”, comenta el ejecutivo y opina que deberían existir laboratorios exclusivos para validar la calidad o que el Estado asuma dicha tarea. Gozzer insiste en la importancia de la estandarización del análisis.
DATO
►Pacientes. Alrededor de 1,5 millón de personas en el Perú sufren alguna afección que podría ser tratada con cannabis medicinal, según Spectrum Therapeutics. Entre los usos, puede emplearse como tratamiento paliativo de la quimioterapia, dolor crónico, esclerosis múltiple, la epilepsia refractaria, insomnio, enfermedades huérfanas o raras, enumera Gozzer.
►Importación. El Ministerio de Salud adquirió vía licitación pública 10 litros de CBD de Estados Unidos de la empresa Anden Bio Naturals USA LLC, ganadora del proceso. Así lo informó Curt Schwarz a Día1. El viceministro de salud pública, Gustavo Rosell De Almeida, confirmó la compra y explicó que los distribuirán en al menos mil frascos contra receta en farmacias de Digemid. “Esperamos en dos a tres semanas empezar la dispensación”, adelantó hace una semana y media.