Durante el Dia1 Summit, Juan Stoessel, CEO de Casa Andina, aseguró que la recuperación del sector turístico está en marcha luego de cuatro años de estancamiento. Muestra de ello es el incremento de viajeros internacionales que vienen al Perú. Sin embargo, advirtió que la principal debilidad del país para llegar a las metas del sector sigue siendo su infraestructura aeroportuaria y sus carreteras. Además, comentó los planes de expansión de Casa Andina para este año.
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—Este año se inaugurará el nuevo aeropuerto Jorge Chávez y hay una recuperación en la cantidad de pasajeros extranjeros que viajan al Perú, la más saludable desde que terminó la pandemia. En base a esto, ¿cuáles son las perspectivas del sector de cara a fin de año?
Este es el primer año de recuperación después de cuatro años sumamente difíciles con la pandemia y después con el Gobierno de Pedro Castillo, las revueltas y todo lo que eso nos trajo. Desde noviembre y diciembre del año pasado vemos una recuperación. Las cosas se ven bastante bien. Del turista extranjero que viene de vacaciones, un porcentaje importante hace sus reservas con bastante anticipación. Entonces nosotros podemos ver que en lo que queda del año tenemos un número importante de reservas. Estoy hablando en general del sector, no únicamente de Casa Andina. Esto nos pone entusiastas porque estamos en proceso de regresar a la normalidad.
También recordemos que éramos el único país de la región que no ha podido regresar todavía a [las cifras] prepandemia. Eso se podrá dar, seguramente, el próximo año.
—El objetivo es regresar a los 4,4 millones de pasajeros internacionales que era el ‘statu quo’ antes de la pandemia. El año pasado seguimos en 2 millones. Entonces, ¿este año se seguirá mejorando, pero todavía no se llegará a las cifras prepandemia?
Comenzamos el año con un objetivo del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) de 3,2 [millones de pasajeros]. Ese número está subiendo a 3,5 millones y con Promperú y con los gremios estamos proponiendo un 3,8 millones. El próximo año podríamos estar ya muy cerca o estar en el 4,4 millones.
Ojo, eso significa comenzar de cero. Serían cinco años [para llegar a la recuperación], lo que tenemos que hacer como país, como sector, es pensar en grande porque tenemos que recuperar muchísimo de este tiempo perdido. Lo bueno es que nuestro producto Perú es riquísimo. Otra vez el Perú está en boca de todos. Otra vez el Perú está ganando una serie de reconocimientos por distintos temas arqueológicos, históricos, gastronómicos. Ahora es cuestión de organizarnos bien, acelerar la infraestructura que todavía falta para poder tener un crecimiento sostenido que tiene que ir por encima de lo que crece turísticamente el mundo. El mundo nos lleva casi cuatro años [de crecimiento]. Entonces es importante que todos empujemos el carro hacia el mismo lugar.
—Para nosotros es una buena noticia salir del hoyo, pero seguimos estando debajo del crecimiento de países como Chile, Colombia o Panamá que están más cercanos a ser un hub, que es el objetivo de nuestro país. Además del nuevo aeropuerto Jorge Chávez, ¿qué otras infraestructuras se deben plantear para llegar a esa meta?
Recordemos que en el 2019 el Perú no podía seguir creciendo porque teníamos cuellos de botella, el principal era el Jorge Chávez [que operaba sobre su propia capacidad]. Ese cuello de botella está próximo a ser solucionado, pero hay otros cuellos de botella que no se han solucionado. Si hablamos de infraestructura, hablamos de aeropuertos regionales que por suerte muchos de ellos están concesionados, pero no tienen la capacidad de ampliarse o mejorarse por la lentitud del Estado en darle los permisos. Ese es un cuello de botella sumamente grave porque se demoran en promedio siete años desde que ingresa el expediente y eso significa que ya tenemos muchos aeropuertos colapsados.
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—Un caso similar sucede en el aeropuerto de Jaén, que solo puede operar parcialmente por las demoras del sector público en la aprobación de expedientes y ejecución de obras.
Están comenzando a retornar vuelos a Jaén, pero en aviones chiquitos [de hasta 76 pasajeros], lo que significa que el aeropuerto no está todavía reparado. Pero los aeropuertos son solo un tema. [También] estamos hablando de las carreteras principales. Ni siquiera hemos sido capaces de tener la doble calzada en la Panamericana. Y la mayoría de carreteras que unen la costa con la sierra, con excepción de dos que están concesionadas, el resto están en pésimo estado porque en los últimos años ni siquiera han podido hacerles mantenimiento. Se tienen que concesionar rápidamente las carreteras, al margen de los trenes.
El otro gran cuello de botella que tenemos es Machu Picchu. Es sumamente complicado y está sumamente politizado. Machu Picchu no ha cambiado prácticamente nada desde el año 1970. Y hay un plan espectacular para que Machu Picchu pueda ser visitado, para que la zona de visita se amplíe de una forma muy importante, que pueda recibir muchos más turistas y hacer un circuito, entrar por un lado y salir por el otro, accesos mecanizados, centro de visitantes. Todo eso es sumamente necesario. Nos guste o no, Machu Picchu es la joya de la corona de la región. No solamente del Perú, de la región, y el Perú se conoce turísticamente principalmente por Machu Picchu. La gente va a querer seguir viniendo, entonces necesitamos tomar cartas en el asunto. Ojalá los ministerios, los Gobiernos Regionales y Locales se pongan de acuerdo para iniciar este plan de ampliación de la zona de visita y otras cosas más que necesita Machu Picchu.
—Por ejemplo, parte de la voluntad política es no ceder frente a los pedidos de gremios politizados que se oponen a la modernización de la venta de boletos...
Por citar un ejemplo clarísimo. Hay este populismo barato de que se ha privatizado Machu Picchu por entregar la comercialización [de entradas] a una plataforma privada, cosas tan inverosímiles. Desgraciadamente en Machu Picchu tenemos una serie de mafias enquistadas y que cualquier cosa que salga del ‘statu quo’ le han hecho creer a la población que es en contra de ellos. Es todo lo contrario. El plan que estoy contando a quien va a beneficiar en primer lugar es a las poblaciones que están ahí porque van a recibir muchísimos más turistas de una forma muchísimo más ordenada y mientras mejores servicios tengamos, se seguirá elevando el nivel de turistas que vamos a recibir. Si se eleva el nivel de turistas, tendremos un turista que gasta más. Entonces el artesano podrá vender sus mejores artesanías, el restaurante podrá vender sus platos más costosos, los hoteles podrán subir sus tarifas. Es un gana-gana. Desgraciadamente esta politiquería barata, populista, que desgraciadamente está tan enquistada en nuestro país, le ha hecho creer a mucha gente de que todo cambio es negativo e irá en contra de sus bolsillos y es todo lo contrario.
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—En una entrevista pasada usted me comentó que este año seguirían expandiendo el número de hoteles en Casa Andina, ¿tenemos novedades al respecto en los próximos meses?
Sí, muy pronto tenemos dos novedades importantes. En las próximas semanas estamos abriendo un hotel en Surco, un hotel existente, muy bonito, que va a ser Casa Andina. También vamos a ingresar a Madre de Dios. Esos son los próximos dos hoteles de Casa Andina este año.
—¿Con ellos cuántos hoteles tendrían en total?
Con eso llegaríamos a 46 hoteles.