María Rosa Villalobos

Llama la atención que recién en estos tiempos se ponga especial reparo en el manejo de los servicios esenciales del Megapuerto de Chancay.

La demanda ante el Poder Judicial por parte de la Autoridad Portuaria Nacional (APN) para anular parte de un Acuerdo de Directorio entre el gobierno y el consorcio Cosco Shipping firmado hace tres años ha dado que hablar. Este acuerdo habilita al consorcio a manejar los servicios esenciales del puerto ubicado al norte de Lima. Entre estos se encuentran la estiba y desestiba, la transferencia o tracción de carga, amarre y desamarre, embarque y descarga de carga, entre otros.

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Según la ley portuaria vigente, la exclusividad de servicios esenciales debe constar en el contrato original, lo que no aplica para este caso particular. En buena cuenta, como explicó el abogado Luis Miguel Yrivarren, esta situación se asemeja al de un restaurante que, debido a la legislación vigente, se vería obligado a tercerizar, por ejemplo, el lavado de los cubiertos, el menaje o la limpieza de las mesas de los comensales.

En el mundo moderno, según los especialistas, una inversión como la realizada por Cosco Shipping (consorcio integrado por la china Cosco Shipping Ports Limited y la peruana Volcan Compañía Minera), que asciende a US$1.300 millones, contempla la exclusividad de los servicios esenciales. De hecho, esta exclusividad es decisiva para la inversión.

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No obstante, al ser nuestra ley muy antigua, nos encontramos en el actual entrampamiento que el presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, dijo que espera resolver esta semana. ¿Cuál será esta solución? Estamos a punto de descubrirlo.

Si se pensara en cambiar la ley, los efectos de la misma no podrían ser retroactivos. Ello, sin embargo, no quiere decir que no debamos hacer los esfuerzos desde el Ejecutivo y el Parlamento por modernizar nuestra regulación. La obra se inaugurará en noviembre y ya se encuentra bastante avanzada.

¿Fue necesario entonces que la APN interpusiera el pedido de nulidad? Por supuesto que sí. Lo que toca a estas alturas para llegar a buen puerto es buscar un acuerdo que no quiebre esta importante obra, posible pulmón del futuro comercial de nuestro país. Que se resuelva con transparencia y responsabilidad.



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