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En el último mes se registra un aumento de las clases escolares semipresenciales. A mediados de septiembre habían 6.200 centros educativos en el Perú que operaban de esta manera y al 7 de octubre, la cifra ascendía a 8.012. El retorno comenzó y sigue siendo mayor en las zonas rurales del país, pero en las últimas semanas está comenzando a expandirse en las localidades urbanas.
Según disposiciones del Ministerio de Educación (Minedu), los colegios pueden solicitar el retorno de los estudiantes a las aulas siempre que su distrito no tenga índices sobre el umbral epidemiológico. Una vez operando, los colegios deben realizar un seguimiento continuo a estudiantes y docentes, además de cumplir con el protocolo de bioseguridad. Un caso positivo de Covid-19 propiciará la suspensión temporal del regreso a las clases dentro de los colegios.
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El Minedu indicó a El Comercio que todas las instituciones educativas pueden solicitar realizar clases semipresenciales durante lo que resta del año escolar.
Así, más de un año y medio después, los colegios particulares ya vienen ejecutando el regreso a clases. Por ejemplo, el Trener inició con el modelo desde el lunes 9 de octubre.
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“En las aulas tiene que existir un aforo que permita dos metros de distancia entre un alumno y otro. Entonces, si tenemos un aula de 30 alumnos, eso la convierte en un aula de 10, aproximadamente. Los grados se van turnando cada día”, señala Dante Nieri, gerente general del Trener.
Por su parte, Innova Schools, que cuenta con 63 colegios a nivel nacional, tiene como objetivo abrir las puertas de 26 de ellos a partir del lunes 18 de octubre. “Estamos dispuestos a abrir en Lima y también en Tacna, en Chincha, dos de nuestros colegios de Arequipa, Cusco, Chimbote y Chiclayo”, afirma Cecilia Zevallos, gerente de Experiencia Escolar en Innova Schools Perú.
Sin embargo, el recorrido de estas instituciones y de sus alumnos durante la pandemia no termina cuando se reabran sus puertas.
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El golpe de la pandemia
La pandemia originada por el Covid-19 obligó a que los estudiantes adoptaran un modelo educativo remoto. La imposibilidad de muchos de ellos para acceder a los contenidos de Aprendo en Casa, estrategia del Minedu para que los niños tengan la opción de aprendizaje a distancia, o a los equipos para recibir clases virtuales, además del golpe a la economía familiar, fueron los principales motivos que originaron que durante el 2020 se registraran alrededor de 300 mil deserciones escolares.
Además, hay otro grupo de estudiantes que fueron trasladados de la escuela particular a la pública. “Son 350 mil estudiantes que migraron de la educación privada a la educación pública entre 2020 y 2021. Fue una decisión poco efectiva y dolorosa para los niños, porque tuvieron que dejar a su colegio y sus amigos por uno nuevo en el que no conocían a nadie”, afirma Edgardo Palomino, presidente de la Asociación de Colegios Privados de Lima (Acopril).
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A la disminución de alumnos se le sumó el aumento de costos, entre equipamiento y capacitación para los profesores, así como la implementación de sistemas de enseñanza virtual. Esto propició que los centros educativos más pequeños afrontaran dificultades económicas o cerraran.
“Antes de la pandemia habían 26 mil instituciones educativas privadas y hoy son 23 mil aproximadamente [...] El 76% de colegios privados en el Perú cobra menos de S/250 y enseña a menos de 100 alumnos, entonces la pandemia aumentó el índice de morosidad y generó las quiebras”, remarca Palomino.
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Los colegios más grandes pudieron afrontar los gastos, pero también sintieron el golpe. El alumnado del Trener se redujo en 7% durante 2020; en Innova Schools desertaron 12 mil estudiantes. A la fecha, 2.600 ya regresaron a este último.
A pesar de la paulatina recuperación, estos colegios privados siguen operando debajo de sus niveles prepandemia. “Reducimos la pensión en promedio entre 20% y 25%. El retorno a la presencialidad y el trabajo híbrido tienen costos adicionales, pero el colegio los está asumiendo. No hemos considerado aumentar la pensión”, señala Nieri.
Al mismo tiempo, los colegios más pequeños todavía tendrán que enfrentar los nuevos requerimientos logísticos y sanitarios para retomar sus operaciones. “Los requisitos son exigentes para los colegios privados. Está el requisito de Defensa Civil los protocolos para afrontar la emergencia. A nosotros la Sunafil nos exige, situación que no ocurre en los colegios públicos”, resalta Palomino.
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Recuperando el tiempo perdido
El principal objetivo con el retorno a clases presenciales es la reintegración de los niños con sus compañeros. La ausencia del intercambio entre ellos ya limita sus habilidades sociales más allá de las complicaciones en el aprendizaje.
“No solo estamos hablando de la parte cognitiva del aprendizaje, de perder la posibilidad de saber escribir o leer, sino que hay un aspecto socioemocional que está golpeando y va a golpear a esta generación”, afirma Luis Miguel Starke, fundador y presidente de Creamás, ONG especializada en educación escolar.
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“Para los niños es importante construir en los primeros años de su vida el tema de la seguridad, autoestima, la base de la resiliencia. [...] En secundaria la deserción es grave porque los chicos desarrollan su identidad personal. Para desarrollarla necesitan estar rodeados de las demás personas para entender sus talentos y virtudes, conocer en qué son únicos, entender que uno es un individuo valioso e importante. Esto se ha perdido sin la socialización cotidiana que antes teníamos. Habrá un retraso en su desarrollo socioemocional”, agrega.
Así, a la par de una currícula con menos horas presenciales en comparación a antaño, los colegios deberán centrar sus metas en recuperar el daño que dejó el Covid-19 a sus alumnos.
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“El reto principal es reactivar la sociabilidad entre los estudiantes y atender las secuelas emocionales que esta pandemia ha dejado [...] Estamos brindando capacitaciones a nuestro personal, no solo para cumplir el protocolo, sino también para asistir emocionalmente a los estudiantes que voluntariamente vayan a regresar a los colegios”, asegura Zevallos.
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