2022 será recordado como uno de los años más turbulentos y trágicos en la historia republicana del Perú.
Y así también para la minería, que experimentó largos meses de zozobra debido a la conflictividad social y la incertidumbre política. Esto, a pesar de los elevados precios de los metales, que debían haber creado un entorno favorable para la inversión.
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LO MALO: MENOS PRODUCCIÓN
“La pena es que un año (el 2022) que debió haber sido brillante, está terminando de manera muy opaca”, señala Carlos Gálvez, expresidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE).
Las estadísticas son elocuentes. El Banco Central de Reserva del Perú estima que el crecimiento del PBI minero será nulo este año debido a la menor producción de oro, zinc, plata, plomo y molibdeno, y a la “reducción del plan de producción de Quellaveco (Moquegua)”, megaproyecto cuprífero que inició explotación a mediados del 2022.
Como consecuencia de esto, la consultora especializada en minería Gerens indica que la producción minera metálica se mantendrá por debajo de los niveles pre pandemia, registrados en el 2019.
Tal ocurre con la producción de cobre, que a estas alturas debía haber superado la barrera de 2,5 millones de toneladas métricas finas (TMF) anuales, pero que “a duras penas se mantendrá en el rango de 2,3 millones a 2,5 millones de TMF”, anota Gálvez.
Gerens precisa que la producción del metal rojo este año será 4% menor que la del 2019, año en que registró 2,46 millones de toneladas.
Esto, a pesar de la entrada en producción de Quellaveco y Mina Justa, que “aportarán algo más de 150 mil TMF de cobre a la producción del país”.
Rodrigo Prialé, gerente general de la consultora, explica que la razón de este traspié son los conflictos sociales y bloqueos de carreteras, que han paralizado operaciones cupríferas relevantes, como Las Bambas (Apurímac) y Cuajone (Moquegua).
LO FEO: CONFLICTOS SOCIALES
“De no haberse producido estos conflictos, en el 2022 la producción minera podría haber registrado un crecimiento del orden del 4%”, apunta Prialé.
Minera Las Bambas proyecta que, como consecuencia de los continuos bloqueos, la unidad minera cerrará el año con una producción de 250 mil toneladas de cobre, esto es, el 55% de su capacidad real.
Hasta noviembre pasado, la Defensoría del Pueblo reportaba 221 conflictos sociales en todo el país, 94 de ellos (el 42%) relacionados con operaciones mineras, en lo que representa el mayor número de casos registrados desde el 2012.
Fernando Castillo, ex director de gestión social del Minem, refiere que el corolario de esta retahíla de conflictos es que “no hay inversiones mineras frescas a pesar que macroeconómicamente somos el país con las mejores cifras de la región”.
En enero-octubre, de acuerdo al Minem, la inversión minera anotó US$4.144 millones, un crecimiento de 3,8% respecto a igual periodo del 2021.
Gerens prevé que el 2022 cerrará con “un crecimiento del orden del 3%”, el cual se reducirá aún más en el 2023 debido a la notoria escasez de proyectos mineros.
Pero no todas son malas noticias.
LO BUENO: RECAUDACIÓN TRIBUTARIA
El contrapunto a tantas adversidades es la fantástica recaudación tributaria minera, que hasta octubre del 2022 sumó S/14.668 millones, cifra que ya supera al récord histórico de S/14.110 millones, conseguido en todo el 2021.
Esto, como consecuencia de los buenos precios de los metales, que, “aun cuando han disminuido, siguen siendo bastante altos”, apunta Epifanio Baca, economista principal del colectivo Propuesta Ciudadana.
Componente sustancial de esta cuantiosa tributación es la recaudación del Impuesto a la Renta (IR), que ha anotado hasta octubre la fabulosa cifra de S/11.068.
“Esto significa que las transferencias por canon y regalías también batirán récords, lo cual suscita, nuevamente, el desafío de cómo mejorar el uso de estos recursos, porque hasta ahora no ha sido bien aplicados debido al gasto desordenado y a la corrupción en los gobiernos regionales”, remarca Baca.
El economista detalla que el monto total de estos aportes se sabrá cuando las empresas regularicen el pago del IR en marzo y abril del 2023.
Lo que se conoce, por lo pronto, es que son solo o cuatro o cinco las regiones que concentrarán el 70% del canon y regalías que se transferirán el próximo año: Ancash, Arequipa, Ica, Tacna y Cusco, donde “hay claras evidencias de que el canon no se está utilizando bien”, anota Baca.
Para enmendar esta situación, el economista propone que tanto el Minem como el MEF y la Contraloría tomen un rol más activo en el escrutinio de los proyectos de inversión regionales, con ayuda de la ciudadanía, que podría “vigilar los proyectos más pequeños”.
También positivo, a entender de Carlos Gálvez, es el giro radical en la administración del Estado, que hoy vuelve a contar con funcionarios calificados, lo cual “significa una diferencia abismal en relación a lo que se veía en los ministerios cuando Pedro Castillo ejercía la presidencia”.
Tal es el caso del Minem, que se sumió durante largos meses en la inoperancia más absoluta debido a su captura por el partido gobiernista, Perú Libre, que copó cargos relevantes con personajes que desconocían por completo el sector.
En opinión de Gálvez, la minería y el país ganarán mucho con este regreso a un “ambiente de pacificación y valores, que fueron abandonados y destruidos en los 16 meses del gobierno de Pedro Castillo”.