El Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) creó, mediante un decreto de urgencia el jueves pasado, un grupo de trabajo para analizar las condiciones laborales de las personas que utilizan plataformas digitales y reciben un pago por brindar un servicio determinado.
Resalta, sin embargo, que no figuren en la lista de participantes de dicho grupo las empresas directamente involucradas (aplicativos), quienes sin duda deberían participar del diálogo, aunque sea como invitadas. Asimismo, el MTPE deja claro que el objetivo final es elaborar un plan de actividades y un informe de análisis, que contenga recomendaciones sobre el tema en cuestión. Es decir, las decisiones que se tomen no serán necesariamente determinantes para la creación de una nueva norma o la adaptación de la ya existente.
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Una situación similar enfrenta el anuncio de la promoción del aumento de la remuneración mínima vital (RMV) para el próximo año. De acuerdo con el Ejecutivo, se considerarán dos etapas. Mientras que en la primera se definirán los criterios (técnicos y objetivos) para la fórmula del aumento, en la segunda se elaborará una propuesta. Antes de ser aprobada, la iniciativa deberá ser revisada por el Consejo Nacional del Trabajo (CNT) el próximo año, órgano que finalmente debería viabilizar el aumento de la RMV. No obstante, será realmente un reto que todos los actores, incluyendo a sindicatos y empresarios, acepten volver a sentarse a discutir el tema en este grupo de trabajo, del cual los sindicatos se retiraron en julio de este año.
Por su lado, el frente minero también se encuentra “en estado de diálogo”. El mes pasado, la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) creó la Comisión para el desarrollo minero sostenible. Este grupo tiene como meta proponer medidas normativas, de gestión, de política pública, para el desarrollo de actividades mineras sostenibles. La comisión, formada por ocho profesionales y de carácter autónomo, preparará un informe que no será vinculante, sino más bien un insumo para resolver los temas relacionados con el sector.
Ninguna persona, con mínimo espíritu demócrata, rechazaría o cuestionaría la necesidad del diálogo como herramienta viabilizadora de consensos. Sin embargo, para que sea efectivo, no solo las comunidades del ámbito minero, sino también los empresarios (micro, pequeños, medianos y grandes) deben estar presentes y hacer el mínimo esfuerzo –y a veces el máximo– por hablar en el mismo idioma. Valdría recordar, además, que el diálogo no es eterno, no puede ni debe durar para siempre. Y que, en algún momento –y de preferencia, antes del 2021–, el Gobierno deberá tomar decisiones y gestionar las consecuencias, cualesquiera que estas sean.