[Cristina Quiñones es CEO de Consumer Truth]
La realidad de la reducción de brecha de género a nivel global y nacional es dura. En Latinoamérica, según la Organización Internacional de Trabajo (OIT), por cada hora trabajada, las mujeres reciben ingresos laborales que son en promedio 17% inferiores a los percibidos por hombres con las mismas condiciones.
Aunque la agenda es amplia y no solo salarial, nuestro país viene percibiendo mejoras. Según el último reporte de Situación del Mercado Laboral en Lima Metropolitana del INEI, pese a la coyuntura económica, entre julio y setiembre de este año, 29.200 mujeres se incorporaron a la población ocupada femenina, incrementando en 1,3% su presencia en la población económicamente activa (PEA). Aunque parezca insuficiente es alentador, sobre todo si miramos que la masculina tiende a contraerse.
Esa data es importante, pero hay que ir más allá. Las empresas y la sociedad tienen la obligación de transformarse y repensar el consumo. Dentro las ocho macrotendencias de consumo en Latinoamérica, la ‘mujerización’ del consumo es una de las protagónicas. No solo por una nueva visión del empoderamiento, sino porque es parte fundamental de lo que consideramos las cuatro tendencias de nuevas mujeres: la ‘mujerización’, ‘mujeres reales’, ‘mujeres desetiquetadas’ y ‘mujeres activistas’. Todas con características que rompen los paradigmas imperantes. Son más reales, con menos estereotipos, honestas en sus fallas, arrugas y hasta cicatrices; pero también con mayor voz o fuerza para alzarla.
La ‘mujerización’ es una tendencia que nos lleva a replantear los roles tradicionales. Las mujeres ya no necesitan comportarse como hombres para ser exitosas. Les basta ser ellas mismas. Son mujeres independientes y autónomas que se permiten incursionar en varios rubros. Han derrumbado los límites y están haciendo cosas que antes no se atrevían. Se trata de mujeres en cambio permanente. Lo evidencia el ingreso de más mujeres en el ámbito laboral, empresarial y político.
¿Qué impacto genera? Grandes cambios a nivel ‘mindset’ y de comportamiento. La era de ‘para los hombres’ y ‘para las mujeres’ está terminando. Emerge la ‘mujerización’.
El cambio en Latinoamérica y el Perú tiene rostro femenino. Creemos que esto es más que márketing femenino. Las marcas tienen la responsabilidad de entender más y mejor de mujeres; en especial, aquellas tradicionalmente alejadas y en forma injusta. Necesitamos más mujeres en puestos de decisión, más voces femeninas en los directorios, más humanización en los negocios. Las mujeres pueden y vienen aportando eso.