Es precisa, después de 25 años, una reforma total al Sistema Privado de Pensiones (SPP), resalta Castellanos. (Foto: Andina)
Es precisa, después de 25 años, una reforma total al Sistema Privado de Pensiones (SPP), resalta Castellanos. (Foto: Andina)
Enrique Castellanos

(Enrique Castellanos es catedrático de la Universidad del Pacífico)

El 24 de mayo de 1964 murieron 328 personas tratando de salir del para huir de las bombas lacrimógenas lanzadas por la policía. Algo parecido, aunque felizmente menos trágico, es la idea de liquidar 25% del de un porrazo: muchos inversionistas tratando de vender sus activos al mismo tiempo o muchos asistentes al estadio tratando de salir en tropel por una puerta chica.

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Pero en el caso de las AFP, no solo los aportantes que retiren su 25% con precios deprimidos producto de esta mala coyuntura saldrán malheridos; en este escenario, también sufrirán los aportantes que se queden con su AFP. Ello, porque la sobre venta de valores que se necesita hacer para liquidar el 25% del fondo muy probablemente afectaría los precios de todos los activos. Una bola de nieve, pues esto último, a su vez, deprimiría aún más el valor cuota, generando más descontento y mayor presión para terminar con todo el SPP de una vez. En resumen, un harakiri financiero en el que todos saldríamos perdiendo.

A la fecha de este artículo, el Ejecutivo está tratando –y ojalá lo logre- de desactivar esta bomba del 25% de retiro. Sin embargo, habrá más ataques en la medida que el descontento generalizado hacia las AFP se mantenga. Si no es el coronavirus, será la recesión económica o serán las próximas elecciones presidenciales; pero no faltará mucho para que algún político nuevamente proponga disolver total o parcialmente los fondos de pensiones o, peor aún, al gobierno de turno se le ocurra nacionalizarlos. Urge reformar el SPP para que sobreviva.

Hace más de tres años que está en el tapete reformar el mencionado sistema. Desde el 2017, el gobierno central y los reguladores han formado comisiones ad hoc, contratado consultorías internacionales y ventilado muchas ideas, pero nada en concreto. Por su parte, las AFPs durante todo este tiempo estuvieron proponiendo medidas mercantilistas que no le cuajan a nadie: bonos semilla financiados por el gobierno, incorporar a los independientes, aportes adicionales de los empleadores, entre otros. Nuestra inefectividad nos pasa la factura.

Siempre he estado a favor de tener un sistema previsional privado que permita e incentive a los trabajadores ahorrar para su vejez. Sin embargo, luego de 25 años, es justo y necesario repensar las normas en su conjunto y lanzar una versión 2.0 del SPP.

Un retiro masivo de los fondos provocaría una caída general de su valor para todos los aportantes, explica Castellanos.
Un retiro masivo de los fondos provocaría una caída general de su valor para todos los aportantes, explica Castellanos.

En mi opinión, no se debe quitar o eliminar alternativas de ahorro como las AFP, todo lo contrario, debería enriquecerse la oferta y que sea el cliente (aportante) quien finalmente decida el producto de su conveniencia. Es decir, la única forma que veo que el SPP perdure es dándole flexibilidad, léase, más alternativas de ahorro a los aportantes, las cuales complementen y convivan con las actuales AFPs. Por ejemplo, crear en los bancos y financieras unas cuentas especiales de retiro (sin libre disponibilidad, tipo CTS). Alternativamente, las compañías de seguro pueden diseñar productos de ahorro (anualidades) que permitan el ahorro progresivo del aportante. Y, último pero importante, permitir que administradoras de fondos del extranjero también ofrezcan sus productos en el país. Todo esto traería competencia, bajarían las comisiones y le quitaría el rótulo de monopolio que tiene el sistema previsional actual.

Aprendamos de la tragedia del Estadio Nacional y no destruyamos por destruir. Apuremos la reforma, mejorando y complementando lo que actualmente hay. No tiene sentido tumbarse una casa, para volver a hacer otra. Como muchas personas de mi generación, hace dos años tuve la suerte de jubilarme de una AFP. Estoy seguro que si estos fondos hubieran sido manejados por los gobiernos de turno, mi pensión hoy sería mínima o incluso inexistente. No me cansaré de repetir que las AFP nunca serán nuestro “mejor amigo”, pero también es cierto que en estos últimos 25 años en el Perú probaron ser nuestro “único amigo”.

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¿Qué es un coronavirus?

Los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden llegar a causar infecciones que van desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, que se pueden contagiar de animales a personas (transmisión zoonótica). De acuerdo con estudios, el SRAS-CoV se transmitió de la civeta al ser humano, mientras que el MERS-CoV pasó del dromedario a la gente. El último caso de coronavirus que se conoce es el covid-19.

En resumen, un nuevo coronavirus es una nueva cepa de coronavirus que no se había encontrado antes en el ser humano y debe su nombre al aspecto que presenta, ya que es muy parecido a una corona o un halo.

¿Debo usar mascarilla para protegerme del coronavirus?

Si no tiene síntomas respiratorios característicos del covid-19 (tos) ni debe cuidar de alguien que esté infectado, no es necesario llevar una mascarilla.

La OMS recomienda evitar su uso, debido a que en esta pandemia, estos implementos puede escasear. Ahora, recuerde que si usa uno, este es desechable; es decir, solo se puede utilizar una vez.

¿Qué es la covid-19?

La covid-19 es la enfermedad infecciosa que fue descubierta en Wuhan (China) en diciembre de 2019, a raíz del brote del virus que empezó a acabar con la vida de gran cantidad de personas.

El Comité Internacional de Taxonomía de Virus designó el nombre de este nuevo coronavirus como SARS-CoV-2.

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