El 2023 fue un año muy malo de punta a punta. La conflictividad social y el ciclón Yaku, sumados a la permanente crispación política y al anuncio de una economía en recesión impactaron drásticamente en los niveles de consumo de los peruanos. De todo ello, el pequeño y microempresario ha sacado la mejor lección y así lo demuestran las cifras en el sector financiero. En la siguiente nota, exploramos las principales características de la demanda de crédito mype.
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Hoy, habiendo transcurrido ya tres meses del 2024, los indicadores del sector microfinanzas son un reflejo de que los hombres y mujeres emprendedores continúan demandando financiamiento, pero son mucho más cautos al solicitarlo.
Es así que, entre enero y febrero del presente año, el ritmo de desembolsos del sector microfinanzas han mostrado una ligera mejoría con un repunte de 6,3% frente a lo visto en el 2023, según datos de la SBS. Si bien esta mejora es positiva y sustentada por la baja base comparativa –dado que al inicio del 2023 se vivió un pico alto de la conflictividad social–, el crecimiento no llega a compararse a lo visto en años anteriores. Así lo comenta a este suplemento Víctor Blas, gerente de división de Estrategia y Finanzas de Financiera Confianza, entidad de la Fundación Microfinanzas BBVA.
“Se podría decir que todavía es muy débil, puesto que en años previos el crecimiento promediaba el 15%. Los resultados de la campaña escolar no fueron los esperados, la demanda por créditos estuvo acotada a tickets promedio menores, dada la cautela de los microempresarios frente a una demanda interna aún en recuperación”
El ticket promedio al que refiere Blas, frente a los primeros dos meses del 2023, ha retrocedido un 2,8% entre las microfinancieras. Dicha variación ha sido mixta entre las diversas instituciones.
Esta menor necesidad de financiamiento, en opinión de Blas, responde a la cautela de las mypes respecto a la velocidad de recuperación de la economía y la demanda de sus productos.
John Sarmiento, gerente de servicios financieros de la Federación Peruana de Cajas Municipales de Ahorro y Crédito (FEPCMAC), coincide en dicho escenario. “Si bien existe un crecimiento en el tamaño de créditos, no es el que se esperaba. Creemos que el microempresario ya aprendió a endeudarse cuando debe hacerlo. Antes, la dinámica crediticia le indicaba al microempresario que cada 4 meses debía tener un financiamiento, pero ahora se ha dado cuenta que la venta en las campañas no llegaba ni al 70%. Eso ha hecho que sean más conservadores y enfrenten la campaña con sus propio stock y sus propios recursos”, explica.
Con un escenario como el actual, otro punto que suele sufrir es la salud de la cartera de créditos. Sarmiento cuenta que tras el 2023 existen diversas circunstancias a analizar. Partiendo de que el indicador, para el caso de las Cajas Municipales, ha subido levemente pero está por debajo de los niveles prepandemia.
“Es curioso. Al cierre del mes de febrero, la morosidad es menor al nivel prepandemia. Yo creo que esto se debe al sinceramiento de la cartera. Clientes que fueron reprogramados o que fueron postergando el pago de sus créditos. Pero cuando la reprogramación terminó y se debe dar el pago como corresponde, ahí empieza a verse nuevamente la demora”, asevera.
¿Quiere decir que puede subir la mora este año? Sarmiento considera que no. Esto debido a que existe un equilibrio entre quienes, tras las reprogramaciones, tienen aún problemas para el pago y quienes sí pueden enfrentarlo.
En el caso de de Financiera Confianza, Blas asevera que el ratio se encuentra en un 8% al cierre de marzo y advierte que esta cifra recoge el impacto en la capacidad de pago de los clientes afectados principalmente por la elevada presión inflacionaria del 2022 y el2023. “Frente a ello, la estrategia actual de la empresa frente a la coyuntura está relacionada con robustecer el proceso de admisión de clientes y promover el pago puntual”, agrega.
Características del segmento
Es importante valorar que el segmento de micro y pequeños empresarios suelen ser demandante de crédito para su financiamiento porque, en la mayoría de los casos, el flujo de liquidez que se maneja no suele cubrir todas sus necesidades.
Para dimensionar este y otros escenarios en el sector, el movimiento de líderes empresariales EsHoy ha realizado un estudio centrado específicamente en las micro y pequeñas empresas que hoy son proveedoras de la mediana y gran empresa. Mediante una encuesta a 254 empresas en Lima y regiones, se determinó que en promedio el 82% cuenta con ahorros. Sin embargo, en el 50% de los casos dichos ahorros cubren menos de un mes de operación.
Es ante ello que acuden a préstamos, siendo que entre el 60% y 70% de los encuestados ha solicitado préstamo más de una vez y a tasas que se encuentran en su mayoría por encima del 10%.
Verónica Sifuentes, gerente general de EsHoy, considera incluso más preocupante que entre las microempresas que son proveedoras, existe casi un 50% que operan sin acceso al crédito. “La valla todavía está alta para cerrar esa brecha. Pero, también debemos tener en cuenta que existe mucha aversión al riesgo. Y dado que una micro y pequeña empresa cuenta con poca liquidez, la idea que tiene de sobre endeudarse le resulta de alto riesgo. El endeudamiento aparece cuando estas empresas ya tienen claridad sobre el éxito de su negocio”, explica.
Un detalle relevante ante este frente de financiamiento también está relacionado con los plazos de pago a proveedores mype en las cadenas de valor de las pequeñas y grandes empresas. “Esto impacta a la productividad de este segmento, complica los ciclos de trabajo y, si se demora el pago, casi que se las está descapitalizando. Es por eso que apenas tienen para cubrir un mes de operación”, agrega.
Estrategias
Para este año que aún está en vías de salir de la recesión económica, en el caso de las Cajas Municipales, el foco principal será enfocarse en atender a sus clientes microempresarios y pequeños empresarios con los productos que son su ‘core’ y reducir –sin dejar de atender– otros productos más sofisticados como el hipotecario. Esto, fundamentalmente, en aras de preservar la salud de la cartera.
Nelson Tapia, gerente regional sur de Caja Piura, asegura que dicho enfoque deja opciones a crecimiento visto en número de clientes. “Nosotros como Caja Piura tenemos la ventaja de que, además de tener participación en todas las regiones, tenemos oficinas en el sector rural. Esa es una fortaleza que buscaremos explotar para tener un crecimiento más sano”, explica.
Otro frente para aprovechar el crecimiento de colocaciones es usar los programas del Estado, como Impulso MYPErú. “Actualmente tenemos garantías adjudicadas por S/500 millones entre clientes que están bien calificados en el sistema financiero”, explicó Tapia.
Otra estrategia que será relevante para el segmento es la de digitalización. Financiera Confianza buscará, por ejemplo, hacer uso intensivo de sus herramientas digitales y el uso de la data. “Nuestro modelo de gestión comercial se basa en el uso intensivo de herramientas digitales, la optimización del trabajo en campo priorizando la cargabilidad y el agendamiento, y el uso intensivo de los ‘leads’ comerciales bajo un modelo robusto de gobierno del dato”, señala Blas.
Un favor que se muestra favorable para el segmento es la no ocurrencia de los eventos climatológicos a inicios del año. “Ya es una amenaza desvanecida. Adicionalmente, la zona del Sur y Centro gozamos de cierta estabilidad social, lo que nos permite avanzar a un mejor ritmo en las colocaciones”, asevera Caja Piura. Es así que el dinamismo en la colocación de créditos se concentraría con mayor fuerza en la segunda mitad del año, con posibilidad a que al cierre anual se registre un crecimiento de 10%. Fundamental será en este camino que la economía retome su ciclo económico virtuoso. Algo para lo que, si bien existe optimismo, todavía se manejan expectativas.