En el camino por seguir empoderándose y liderando cada vez más espacios, las mujeres aún se encuentran en una lucha constante. Incluso dentro de sus mismos espacios laborales, donde- en muchos casos- se topan también con la violencia de género. Es más, en los últimos 12 meses, el 34% de mujeres peruanas ha sufrido de hostigamiento sexual laboral, según información de la herramienta digital ELSA (Espacios Laborales Sin Acoso de BID) y GenderLab.
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Los hostigadores principales son los compañeros de trabajo (12,2%), los mandos como jefes o supervisores (4,8%) y los clientes (3,5%), de acuerdo al estudio “Efectos directos e indirectos del hostigamiento sexual laboral en la productividad de víctimas y testigos: el rol preventivo de la gestión equitativa”, a cargo de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) que ha sido elaborado por la Universidad San Martín de Porres, y financiado por la Unión Europea y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo – AECID.
Además del clarísimo costo emocional de afrontar este tipo de situaciones en su centro de trabajo diario, esto también repercute en la productividad laboral y en el deseo de continuidad en la empresa del talento femenino que haya sido agraviado. Una razón adicional para que las compañías se animen a tener un mayor involucramiento en trabajar para prevenir la violencia de género en sus pasillos.
De acuerdo al estudio, haber sufrido de acoso sexual en el trabajo disminuye 43,1% la productividad laboral de las agraviadas y aumenta en 15,2% la intención de abandonar la empresa.
Así, la compañía no solo será un espacio poco seguro para sus trabajadoras mujeres sino que puede perder personal valioso por no tomar medidas al respecto.
Recordemos que ser víctima de este tipo de situaciones de violencia agota a las afectadas, por lo que su rendimiento disminuye, además de que si no se hace nada al respecto, al tener al agresor cerca, en el mismo espacio laboral, va a perjudicar, sin lugar a dudas, el clima de trabajo.
Del total de quienes han sido acosados sexualmente en el trabajo, el 86,5% reporta haber sufrido acoso de género, el 52,6% indica que recibió atención sexual no deseada y un 5,7% coerción sexual.
¿Las empresas están involucradas en prevenirlo?
En base al reporte, aquellas empresas más capacitadas, que gestionan con más equidad la prevención y los casos de hostigamiento sexual laboral pueden reducir en 2,2 veces la prevalencia de casos e, inclusive, lograr disminuir los costos asociados a los efectos de acoso laboral en 4,6 veces.
No obstante, Arístides Vara-Horna, director del Instituto de Investigación de la Facultad de Ciencias Administrativas y Recursos Humanos de la Universidad de San Martín de Porres y experto internacional en medición de costos empresariales y sociales de la violencia de género, indica a El Comercio que si bien muchas de las gerencias de las compañías afirma tener un compromiso aparente, en la práctica no siempre es así.
“Casi el 90% afirma que está comprometido, pero cuando evaluamos las resistencias gerenciales [frente a este tema], encontramos que casi el 49% las tiene, por lo que no tienen intención de prevenirlo”, sostiene. Para el experto, estas resistencias son sesgos inconscientes machistas que impactan en la real voluntad de trabajar en prevenir la violencia de género.
Y esto responde a que, en muchas ocasiones, hablar de violencia de género se percibe por estas gerencias con resistencias implícitas como una exageración, que se trata de temas personales o de pareja, que hay intereses ocultos, entre otras creencias irracionales, como muestra la segunda parte del estudio mencionado, que en esta parte se titula “¿Están las empresas comprometidas con la prevención de la violencia de género contra las mujeres? El rol de las resistencias gerenciales”.
Esta etapa del estudio, que inicialmente se ha hecho en empresas de Lima, se realizará en noviembre en algunas provincias del sur y del norte del país.
De acuerdo al investigador, estos sesgos son considerados de segunda generación, dado que no se trata de pensamientos que se digan abiertamente, más bien se trata de pensamientos inconscientes en los que creen y que se arrastran de casa o de la misma sociedad. Son estos finalmente, agrega, los que impactan en la conducta y la voluntad.
En base al estudio, una de cada 10 gerencias no gestiona nunca de forma equitativa. Pero un 65% de las encuestadas practica una gestión equitativa más continuada.
Dificultades en el camino
Un problema para la lucha contra la violencia de género, que se observa en los resultados de este estudio, es que muchos casos no son denunciados al no ser reconocidos como tales.
De acuerdo al reporte, al 76% de las historias de personas que sufrieron acoso les ha costado identificar lo que sucedió y calificarlo como acoso sexual, esto principalmente como resultado de la normalización del hostigamiento sexual en la sociedad, explica el investigador. Razón por la cual urge- más que nunca- impulsar más y mejores acciones de prevención y conocimiento sobre el tema.
Al respecto Marlene Molero, de Genderlab, comentó al diario Gestión que hay dos razones por las cuales no se denuncia: el miedo y no poder llamar al acoso sexual por su nombre. E incluso lo terminan hasta minimizando al considerar que no es reportable. Agregó que no solo dejan de denunciar sino que tampoco con Recursos Humanos o alguien de la organización, pero sí con algún compañero o compañera de trabajo.
El 18,9% del personal de las empresas fue testigo o informado de la situación de acoso por las propias compañeras acosadas, detalla el estudio. La falta de concentración, llegar tarde o faltar al trabajo y emplear tiempo en asistir a sus compañeras acosadas supone no solo una preocupación y necesidad de acompañamiento sino que, según una medición más fría, repercute en 0,63 días perdidos al año por testigo.
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Si bien romper con estas barreras es un trabajo diario y paulatino, el Día Internacional de la mujer puede ser un momento para reflexionar sobre lo que se ha avanzado y lo que falta aún trabajar para tener las herramientas que ayuden a combatir y prevenir realmente la violencia de género en las empresas.