Veinte años después del arribo del gas de Camisea a Lima, solo esta ciudad y algunas pocas en la costa peruana disponen de dicho hidrocarburo, el más barato y abundante del país, y el único con el potencial para cambiar – para bien – la vida de sus consumidores.
Y es que su uso depara ahorros significativos para los hogares, tanto si se trata de cocer los alimentos (sustituyendo al costoso balón de GLP) como de calentar el agua o climatizar estancias, actividades que demandan un elevado consumo de energía eléctrica, apunta Erick García, ex director general de hidrocarburos del Minem.
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De allí el interés de los últimos Gobiernos por llevar estos ahorros a las familias altoandinas y del sur del país, que son las que más lo necesitan para mejorar su calidad de vida.
En ese sentido, cabe preguntarse: ¿Qué es lo que viene haciendo este gobierno para lograr este objetivo?
MOVIDAS EN EL MINEM
Frescas tenemos aun en la retina la imagen de la presidenta Dina Boluarte anunciando, en su mensaje por Fiestas Patrias, que “se hará realidad el sueño de la petroquímica con inversión privada en el sur del país”.
Esto, para garantizar una demanda de gas natural que “haga viable establecer conexiones (de gas) en cada hogar del sur”.
Y frescas tenemos también en la memoria las múltiples veces que el ministro de Energía y Minas, Óscar Vera, salió a anunciar la licitación del SIT Gas (otrora gasoducto sur peruano) a lo largo del 2023.
Iniciado el 2024, nos encontramos, sin embargo, con que ni la petroquímica de Marcona (US$1.200 millones), impulsada por Enaex, ni el SIT-Gas (US$4.320 millones) han avanzado un solo milímetro más allá de las palabras dichas para la platea.
Para Walter Sciutto, gerente general de Contugas, es frustrante que siendo la petroquímica de Marcona un proyecto tan importante para el país en “un escenario en donde se necesitan más inversiones” (...) “todavía estemos allí, dando vueltas sin tener aùn señales claras de avance en el tema”.
Dicha frustración cobra notoriedad a la luz de la intensa actividad que viene desplegando el ministro Óscar Vera para lograr la cesión del mayor número de lotes de hidrocarburos a Petro-Perú.
De acuerdo a Erick García, esta predilección desmesurada por la petrolera estatal ha ocasionado que el Minem “descuide sus propias áreas de gas natural”, de las que depende el avance del proceso de masificación.
Es el caso de la Dirección de Gestión de Gas Natural, la cual no tiene un director titular desde el 2021, y tampoco un equipo completo, pues “varios de sus integrantes están renunciando porque no sienten apoyo”, revela.
“La masificación del gas natural requiere liderazgo, personal e impulso, y eso es algo que compete a la Dirección General de Hidrocarburos y, específicamente, al director (a) de Gas Natural. ¿Pero dónde está hace tres años?”, se pregunta el especialista.
Por si esto no fuera suficiente, Día1 supo también de la ocurrencia de otra baja importante en el Minem: la del viceministro de Hidrocarburos Julio Poquioma, quien habría sido removido de sus funciones tras apenas tres meses en el cargo.
Esto, por supuestas discrepancias sobre el manejo de la política petrolera del ministerio. ¿En este caótico escenario, cuál es el futuro de la masificación del gas natural?
PROYECTO SIETE REGIONES
Al momento de escribir estas líneas hay 2 millones de hogares (8 millones de personas) conectadas al servicio de gas natural en todo el Perú. De ese número, 1,8 millones corresponde a Lima, 0,2 millones a las ciudades más pobladas de la costa peruana y cero a las regiones altoandinas y de la selva.
Promesa incumplida de los últimos Gobiernos ha sido, precisamente, ampliar esta cobertura a las regiones de la sierra centro-sur, específicamente, a Huancavelica, Junín, Ayacucho, Cusco, Apurímac, Puno y Ucayali.
Es decir, a las áreas que en su momento formaron el proyecto Siete Regiones.
Hablamos de una iniciativa que fue licitada y declarada desierta tres veces consecutivas por Proinversión, debido a que no era económicamente viable para las empresas debido a su “demanda muy pequeña de gas”, explica Martín Mejía, CEO de Cálidda.
No solo eso, Álvaro Ríos, socio director de Gas Energy, ha contabilizado siete procesos fallidos para masificar el gas natural en dicha área geográfica, incluyendo “las veces que se habló de traer gas de Bolivia”.
Por estas consideraciones, el Minem decidió lanzar hace algunas semanas un proyecto para adelantar la masificación del gas natural en la sierra central, empezado con 1.000 hogares en la ciudad de Huancavelica, utilizando recursos del Fondo de Inclusión Social Energético (FISE).
Se trata, explica Víctor Murillo, ex viceministro de Hidrocarburos, de un paso intermedio para “romper la barrera de estancamiento del proceso de masificación en las regiones de la sierra central y la selva”.
Esto, en tanto el Minem evalúa las opciones para llevar el gas natural de forma definitiva a esta amplia y agreste zona del Perú.
Una de ellas es la propuesta presentada por Cálidda para ‘asimilar’ las regiones altoandinas a su concesión de Lima, de manera que estas “puedan beneficiarse de la misma tarifa que pagan los hogares de la Metrópoli”, explica Mejía.
A ese fin, la empresa ha solicitado que se le extienda su contrato de concesión por diez años más a través de una adenda que se encuentra siendo revisada en estos momentos por Osinergmin, la Contraloría, el Minem, el MEF y Proinversión.
Se trata, a decir de Ríos, se trata de un mecanismo que vale la pena aprobar porque puede avanzar la masificación más rápidamente que si el proyecto se licitara de nuevo o si fuera entregado a otro concesionario sin el ‘know-how’ y la demanda de gas natural que Cálidda maneja en Lima (el 95% del total nacional)”.
Esto, mientras se van consolidando los gasoductos hacia el sur, “los cuales todavía se los ve un poco más lejanos”. ¿Qué tanto?
EL DUCTO COSTERO
Poco se sabe a estas alturas del devenir del SIT Gas o gasoducto surperuano, la iniciativa más ambiciosa del Estado peruano para llevar el gas de Camisea al sur del país.
De acuerdo a Erick García el proyecto habría vuelto a foja cero, lo cual significa que vería la luz al cabo de diez años, que es el tiempo que demoraría reelaborar los estudios de ingeniería e impacto ambiental, así como relanzar la convocatoria y desarrollar el proceso constructivo.
Dada esta perspectiva, cobra relevancia el desarrollo del ducto costero entre Marcona (Ica) y las ciudades de Ilo (Moquegua) y Mollendo (Arequipa), proyecto de US$1.500 millones que promueve Contugas.
Hablamos de una iniciativa que “no es excluyente con el SIT Gas”, pero “sí más eficiente porque tiene un costo tres veces inferior”, apunta Walter Sciutto.
Esto, debido a su menor complejidad, pues solo requiere el tendido de un ducto de 320 kilómetros de longitud por la costa, en un terreno bastante plano que no supera los 1.000 msnm, razón por la cual “podría construirse en sólo 18 meses”, apunta el ejecutivo.
Puestos en este punto, Contugas visualiza la construcción de ramales hacia Arequipa, Moquegua y Tacna (Concesión Sur Oeste) ciudades que hoy se alimentan de gas natural por vía virtual (camiones) a un costo excesivo.
Se trata, sin embargo, de una iniciativa sobre la cual el Gobierno “no ha dado señales claras”, pero que el sector privado viene trabajando, explica Sciutto.
Esto, ante el aparente desinterés del Minem, que parece más preocupado en rescatar a Petro-Perú de su crítica situación que en desarrollar proyectos que lleven bienestar a la población más necesitada del país.