A 15 días de terminar el primer trimestre del 2024, todo parece indicar que los astros se encuentran alineados para que a nuestra economía le vaya mejor. Lejos del misticismo, el desempeño de nuestra producción nacional debería responder en mayor medida a las decisiones de política pública y no a las situaciones que no podemos manejar (como el clima), o que gestionamos mal o regular. Después de tres años muy retadores en distintos niveles, la situación que tenemos enfrente es distinta, pero es necesario que la dimensionemos correctamente.
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En 3% se mantuvo la proyección de crecimiento del Banco Central de Reserva para este año y el 2025, cifra que el ente emisor ya había dado a conocer en diciembre. No obstante, hay un sesgo al alza, tal y como lo reiteró más de una vez Julio Velarde, su presidente, el último viernes. Es decir, las cosas podrían mejorar. ¿Se huele ya cierto optimismo por parte del BCR?
Más que optimismo diría esperanza y bastante cautela. Si nos ceñimos a las cifras del reporte presentado, muchas de ellas (consumo privado, consumo público, crecimiento) no se han movido versus las publicadas en diciembre. Resalta, sin embargo, la inversión privada que ha cambiado y para bien. Este indicador pasó de 1,8% (diciembre 2023) a 2,3%, lo que deja mucho que pensar respecto a la reactivación económica y a la recuperación de la confianza, dos temas de los que se ha hablado el año pasado. Complementa a esta cifra la de inversión minera, que mostraría una variación de 7,8% este 2024, y de 5,7% el 2025. Ambas cifras positivas si se tiene en cuenta que en el 2022 y el 2023 retrocedimos 8,2% y 13,3%, respectivamente.
Así, a luz de estas proyecciones, es importante no confundir cautela con optimismo. El rumbo económico depende de que se realicen más inversiones, de que verdaderamente el trabajo público-privado sea más fluido, de que más proyectos de la envergadura de Majes Siguas y Chinecas se destraben, de trabajar por invertir de la mejor manera posible los US$360 millones que requerirán los Juegos Panamericanos, y de que el Congreso y el Ejecutivo se pongan de acuerdo en dos o tres temas clave. Es importante también sacar el mayor provecho al APEC, tomando en cuenta nuestro potencial turístico y no dejando pasar las distintas oportunidades de hacer negocio. Para que la buena suerte nos acompañe, debe encontrarnos trabajando.