El pasado 22 de noviembre el sector eléctrico despertó con el sorprendente anuncio de que Enel había decidido abandonar el Perú. Esto, en momentos en que la empresa de capitales italianos, una de las tres más grandes del país, había empezado la construcción de dos nuevas centrales de energías renovables, con una inversión de US$260 millones.
Francesco Starace, mandamás de la multinacional, detalló que este repliegue obedece a que Enel ha “alcanzado una posición estable de crecimiento” y que, por lo tanto, “no puede invertir más”.
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“No es un juicio de valor sobre si nos gusta o no Perú, pero hemos terminado todo lo que teníamos que hacer ahí y no hay mucho más que desarrollar, comparado con otros lugares”, puntualizó el ejecutivo desde Milán,
Como es de esperar, la noticia cayó como un baldazo de agua fría sobre el sector eléctrico peruano, pues, como bien señala Arturo Vásquez, experto en energía, Enel es una empresa de alcance multinacional que “había visto a nuestro país como una alternativa de inversión y desarrollo de proyectos”.
Y, sobre todo, de desarrollo de proyectos eólicos y solares, tecnologías de las que es principal impulsor en el Perú.
De hecho, la italiana venía evaluando planes para construir más capacidad instalada solar y eólica, con miras a “crear un nodo energético renovable en el sur del país”, según refirió Chiara Gasparrini, jefa de desarrollo de negocios de Enel Green Power Perú, en el congreso Perú Energía 2022.
Ahora todos esos planes quedarán congelados debido a que el nuevo dueño puede tener “una percepción distinta de lo que conviene hacer en el Perú”, apunta Luis Espinoza, ex viceministro de Energía.
Starace ha indicado que la venta de todos los activos de Enel en nuestro país debe cristalizarse antes de que finalice el 2023. ¿Pero, por qué la europea ha tomado esta decisión?
CLIMA ADVERSO
La multinacional ha sido clara en señalar que esta determinación forma parte de una estrategia global para reducir su deuda (de 70 mil millones de euros), gatillada por la Guerra en Ucrania y el trepidante aumento de los precios del gas natural en Europa.
“El problema es la crisis energética, porque esta ha provocado que las tarifas eléctricas en Europa se disparen, de tal manera que va a ser más atractivo para las empresas de energía estar allá que acá en el Perú”, apunta Espinoza.
Arturo Vásquez coincide en señalar que los precios de la electricidad son tan atrayentes hoy en día en el Viejo Continente que el retorno de la inversión para los proyectos de energía es “bastante rápido”.
“Entonces, un dólar invertido allá vale más que un dólar invertido en el Perú, donde las perspectivas de crecimiento (eléctrico) son muy lamentables”, precisa.
Estas lamentables perspectivas serían, sostiene Vásquez, las que en el fondo están determinando la salida de Enel, pues esta no deja de advertir el deterioro del clima de inversión que “detiene importantes proyectos mineros, agroindustriales y de infraestructura”, que son los que ‘mueven la aguja’ de la industria eléctrica.
“La verdad es que existen pocas rutas de crecimiento cuando observas que tu proyección de crecer 5% en base a la minería se ve cortada porque los proyectos mineros, en vez de ser promovidos por el Gobierno, son paralizados”, puntualiza Anthony Laub, socio de LQG Energy & Mining.
Vásquez y Laub están de acuerdo en que el aumento del riesgo país es la variable que más pesa en la determinación adoptada por Enel de abandonar el Perú.
No se trata, por tanto, de un tema de malos resultados financieros del holding peruano, a diferencia de lo que sucede en Argentina y Rumania, países donde la salida de Enel sí viene determinada “por temas operativos, de rentabilidad y de métricas financieras”, anota César Romero, jefe de investigación de Renta4 SAB.
“En términos de solvencia no hemos visto problemas en Enel Perú, y en rentabilidad tampoco. El apalancamiento de Enel Generación, por ejemplo, es bastante reducido, mantiene una caja sólida y un margen de Ebitda de 54%, mejor que los niveles del 2020″, anota el economista.
Por tanto, lo que estaría haciendo Enel es aprovechar que su negocio en Perú aún es rentable para “venderlo y hacer caja, a fin de pagar su deuda en Europa”, apunta César Butrón, presidente del Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional (COES).
La italiana estima que la venta de sus activos en Perú, Argentina, Rumania y Rusia le permitirá recabar 21 mil millones de euros, de los cuales una cuarta parte (4.800 millones de euros o US$5 mil millones) provendría de la venta del holding peruano, conformado por Enel Generación, Enel Distribución y Enel Piura.
¿Pero, qué empresa estaría interesada en adquirir estos activos en el adverso escenario que atraviesa el país?
COMPETENCIA POR ENEL
Los especialistas consultados para este informe son unánimes en señalar que el comprador de Enel Perú sólo puede ser una empresa grande, con vastas espaldas financieras y con muy poca aversión al riesgo.
En este escenario, Romero considera que el candidato ideal es Yangtze Power, empresa china que ya tiene el 45% de la distribución eléctrica en Lima a través de Luz del Sur.
Advierte, sin embargo, que un deal como este podría no pasar la valla de Indecopi en lo que respecta a concentración de mercado, por lo que ve más probable una venta por separado: Enel Distribución por un lado, y Enel Generación más Enel Piura por el otro.
En este esquema, un postor potencial sería la española Iberdrola, competidor habitual de la italiana, con la que “ya chocó en un par de deals en Brasil”.
Por el contrario, César Butrón ve muy difícil que inversionistas europeos busquen ingresar al país por la necesidad que tienen de invertir en el Viejo Continente, actualmente en crisis.
En ese sentido, advierte que los candidatos idóneos son los fondos de inversión y, sobre todo, las empresas chinas, que están “bastante interesadas”.
El problema con el ingreso de las empresas chinas, como queda dicho más arriba, es la preocupación por la concentración de mercado, que podría derivar en una manipulación de las tarifas eléctricas residenciales.
A entender de Laub, este problema no existiría porque la regulación eléctrica “seguirá siendo la misma”, lo cual significa que las tarifas residenciales “seguirán siendo reguladas por Osinergmin, que nos dirá cuanto tenemos que pagar”.
FUGA DE INVERSIONES
Luis Espinoza considera que el repliegue de Enel puede ser la señal para que las empresas europeas de energía que operan en Perú se reposicionen en Europa debido a la necesidad que tienen de invertir allá.
Por el contrario, otros ven este retroceso una consecuencia de las políticas erráticas del gobierno peruano.
De acuerdo a una fuente que no quiso ser identificada, esto estaría acelerando también la venta de Kallpa, empresa que fue adquirida en 2017 por un fondo de inversión (I Squared Capital) que “siempre había tenido la intención de vender, pero que ahora estaría adelantándose por la ola socialista que invade Sudamérica”.
De hecho, este diario supo por varias fuentes que la trasnacional estaría cerrando la venta al Grupo Romero de la central térmica Samay (Moquegua), que forma parte del nodo energético del sur.
Otras empresas que estarían en venta desde hace un tiempo son también Latam American Power, que opera seis centrales hidroeléctricas, y el generador de energía a gas natural, Termochilca.
Se trata, en estos dos últimos casos, de activos que algún grupo peruano podría adquirir sin grandes dificultades, pero que no lo hace porque “no ve el panorama claro”, apunta Laub.
Para este y otros especialistas, lo que podríamos ver en los meses siguientes, a propósito de la salida de Enel del país, no es una ola de fusiones y adquisiciones, en el buen sentido del término, sino una “ola de fuga de inversiones” porque “hemos perdido vigencia y atractivo en Latinoamérica”.