El hidrógeno (H2) es el elemento más abundante del Cosmos y el combustible más universal también. Gracias a él obtienen su energía y brillo el 90% de las estrellas del firmamento, incluyendo a nuestro Sol.
No obstante, pocas personas son conscientes de su importancia como fuente de energía para la Humanidad, más allá de su empleo como súper combustible para satélites y naves espaciales, y algunos prototipos de trenes muy avanzados.
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Lo cierto es que el hidrógeno es muy utilizado por varias industrias. De acuerdo a la Agencia Internacional de Energía (IEA) el 52% de todo el hidrógeno producido en el mundo es orientado a la producción de químicos (fertilizantes, principalmente) mientras que el 42% se dirige a la refinación de petróleo.
Ocurre así en la nueva refinería de Talara, donde el gas en cuestión es empleado para “retirar el azufre de los combustibles” y mejorar su calidad, apunta Petro-Perú.
Se trata, en este caso, del denominado ‘hidrógeno gris’, sustancia que “se produce a partir del gas natural o el carbón, lo cual significa que genera emisiones de CO2″, anota Daniel Cámac, presidente de la Asociación Peruana de Hidrógeno (H2 Perú).
“Es importante saber distinguir los diferentes tipos de hidrógeno. Hoy en día, el hidrógeno gris se utiliza mucho en el Perú y el mundo para satisfacer diversas necesidades industriales, por ejemplo, en las refinerías y plantas térmicas a gas natural”,
precisa Daniel Cámac, presidente de la Asociación Peruana de Hidrógeno (H2 Perú).
COMBUSTIBLE SOSTENIBLE
La tecnología permite producir hoy en día varios tipos de hidrógeno, que se clasifican según su nivel de nocividad para el medio ambiente: el marrón (obtenido del carbón), el gris (extraído del gas natural), el azul (derivado también del gas natural, pero mediante un proceso de captura el CO2) y el hidrógeno verde, sobre el cual están posados todos los reflectores.
¿La razón? Se trata del único combustible que no emite gases contaminantes ni durante su combustión ni tampoco durante su proceso de producción. Esto, debido a que en su fabricación solo intervienen dos insumos: agua y la electricidad generada por plantas de energía renovable: solar, eólica e hidráulica.
“El hidrógeno verde es parte de la ecuación para reducir el uso de los combustibles convencionales que el Perú importa, pero no produce en cantidad suficiente para atender la demanda nacional, como el diésel, las gasolinas y el GLP”,
señala Erick García, presidente del congreso Transporte Sostenible.
A su entender, el hidrógeno verde es una de las cuatro tecnologías que permitirán conducir al país por la senda de la autosuficiencia energética y la reducción de emisiones en el transporte, junto con el gas natural, el biogás y la electricidad.
No obstante, el acceso a dicho vector energético es, todavía, una promesa en ciernes, debido a su elevado costo de producción, que lo coloca en desventaja frente a combustibles sustitutos, como el hidrógeno gris, el diésel y el carbón.
La AIE prevé, sin embargo, que el costo de producción del hidrógeno verde podría caer en 30% para el 2030, como resultado de “los declinantes costos de las energías renovables y el escalamiento de la producción de hidrógeno”.
Y esto es algo que beneficiaría grandemente al Perú debido a la buena calidad de sus recursos eólicos y solares, pues “cuanto mejor es el recurso se puede producir hidrógeno verde a un precio más competitivo”, remarca Cámac.
POTENCIAL RENOVABLE
La EIA define al hidrógeno como un vector energético, es decir, como un elemento asociado con otro, que puede ser extraído, almacenado y empleado en el momento en que se requiera.
Tal es lo que ocurre con el hidrógeno verde, el cual se obtiene mediante un proceso denominado electrolisis del agua, que no es otra cosa que la descomposición del líquido elemento en oxígeno (O2) e hidrógeno (H2) por medio de una corriente eléctrica continua.
En este caso, se trata de una corriente generada por plantas de energía renovables, cuyo desarrollo en el Perú está en continua alza.
De hecho, H2 Perú anticipa que el desarrollo de la industria del hidrógeno verde pondría en valor todo el potencial eólico, solar, geotérmico y de biomasa que existe en el país, el cual se estima en cerca 55 mil MW. Ancla para este despegue, a entender de H2 Perú, será la minería.
“Si transformamos todos los camiones mineros de alto tonelaje, intensivos en diésel, a la tecnología del hidrógeno verde, estaremos sumando 2.500 MW de demanda [eleéctrica] adicional”, estima Cámac.
H2 Perú prevé que las primeras aplicaciones prácticas de esta iniciativa se materializarán en 2027 o 2028, siguiendo la estela del proyecto piloto que Anglo American puso en marcha en su mina de platino Mogalakwena en 2022.
Esto es, del “primer camión minero propulsado por hidrógeno verde, desarrollado bajo un enfoque de innovación para consolidar una minería más sostenible”, señalla Sergio González, director de Desarrollo Socio Económico Perú de Anglo American.
Tras esto, H2 Perú visualiza la incursión del hidrógeno verde en el transporte de larga distancia - trenes y buses interprovinciales - en el entendido de que, para entonces, su costo comenzará a equipararse al de los combustibles sustitutos.
La Hoja de Ruta del Hidrógeno Verde al 2050, preconiza que esta industria iniciará su despegue en 2030, fecha en la cual se habría implementado en el Perú 1 GW de potencia instalada en electrolizadores, equivalente a la producción de 3 millones de paneles solares o de 333 turbinas eólicas.
¿Dónde se instalarían estos proyectos de hidrógeno verde?
VALLE DEL HIDRÓGENO VERDE
El reporte Potencial del Hidrógeno Verde en el Perú, publicado en 2021 por H2 Perú, apunta a las macro-regiones norte y sur como las aptas para cobijar centros de producción de hidrógeno, debido a la calidad de sus recursos solares y eólicos.
Destacan, en ese sentido, las regiones Tacna, Puno, Arequipa, Piura, Ica y, sobre todo, Moquegua, por su intensa minera e industrial. De hecho, Anglo American, operador de la mina Quellaveco, visualiza el desarrollo de un ‘valle del hidrógeno verde’ en el sur del país con base, precisamente, en Moquegua.
La minera británica realizó un estudio sobre el particular, en alianza con H2 Perú, el cual concluye que este proyecto podría extenderse a Ica, Arequipa, Tacna y Puno, “regiones donde podrían instalarse hasta seis hubs para producir hidrógeno verde”.
“Incluso, el estudio evalúa la posibilidad de que Moquegua cuente con dos centros descentralizados para producir hidrógeno y atender mejor la demanda identificada: uno en Ilo (hub costero) y otro cerca de la Cordillera, en la frontera con Tacna (hub minero)”, precisa Sergio González.
Anglo American estima que la ejecución de este proyecto a partir del 2030 generaría entre US$ 1,900 a US$ 5,600 millones para la economía nacional, creando además entre 15,000 a 50,000 puestos de trabajo directos e indirectos, en sus primeros diez años de funcionamiento.
Esto incluye, la exportación de hidrógeno verde desde un puerto en el sur del país, muy posiblemente, Marcona.
Mientras el momento de este proyecto llega, empero, otras industrias avanzan con iniciativas de más corto plazo.
De acuerdo a un estudio realizado por la plataforma H2LAC, Perú destaca como uno de los seis países de Latinoamérica con proyectos operativos (en producción) de hidrógeno verde.
El proyecto que representa al Perú es la planta de nitrato de amonio de Industrias (Cusco), la cual emplea hidrógeno obtenido mediante electrolisis, aunque con un impedimento, y es que la energía que utiliza no proviene de energías renovables sino fósiles.
“El inconveniente que tiene nuestra planta de Cachimayo es la lejanía de las centrales solares y eólicas, que producen energía en la costa sur del Perú”, indica Jesús Sullca, gerente general de Industrias Cachimayo.
Se trata, en rigor, de un proyecto de hidrógeno gris pero que es contabilizado como verde gracias al compromiso adquirido por Engie de certificar el origen 100% renovable del suministro eléctrico de la planta cusqueña.
Esto es posible porque la generadora eléctrica puede separar la producción de una de centrales renovables y adjudicarla a Cachimayo a cambio de la energía fósil que esta emplea en sus procesos productivos. “Esta es una forma de avanzar la industria del hidrógeno verde”, apunta Cámac.
H2 Perú visualiza varias iniciativas más para este año, incluyendo un proyecto para reemplazar hidrógeno gris por verde en una planta térmica a gas de Engie.
“Será una producción industrial, si bien no en grandes cantidades, pero que marcará el inicio de lo que va a ser la industria del hidrógeno verde”, remarca Cámac.
HIDRÓGENO VERDE Y AZUL
Para multiplicar estas iniciativas, los actores del incipiente mercado del hidrógeno verde advierten que hace falta vencer varios desafíos, aparte del alto costo de la tecnología. Uno es la necesidad de generar una demanda mínima que haga rentable la inversión.
Y otro es “el desarrollo de iniciativas y regulaciones en torno al hidrógeno y a las energías renovables”, apunta González.
Al respecto hay dos proyectos de ley que siguen su curso en la Comisión de Energía y Minas del Congreso, ambos presentados por el presidente de dicho grupo de trabajo, el congresista Jorge Luis Flores Ancashi.
Se trata del proyecto de ley 3267/2022-CR, que declara de necesidad pública e interés nacional el uso de hidrógeno verde como energía limpia y renovable; y el proyecto de ley 3272/2022-CR, que tiene por objeto promover la industrialización de este vector energético.
Ambos proyectos han sido analizados por el Minem, Minam, PCM y, sobre todo, por Osinergmin, que recomienda expandir la propuesta hacia el hidrógeno azul, debido a que actualmente nuestro país cuenta con ingentes reservas de gas natural que servirán de puente “hasta que el costo de producción del hidrógeno verde sea competitivo”.
Renato Lazo, director de Energía ConTacto, advierte que eso es lo más sensato, pues Perú tiene mucho gas natural que se puede emplear para generar hidrógeno azul como complemento al hidrógeno verde de las energías renovables y al hidrógeno que se puede producir con biogás.
“El país tiene que apuntar a la producción de hidrogeno, como Chile y Colombia, que ya están avanzando. Al mundo y a Europa, en particular, le interesa mucho comprar el hidrógeno verde y también el azul y, quizás, el rosado (obtenido a partir de fuentes nucleares)”, señala.