La llegada del Fenómeno de El Niño (FEN) es un hecho y todo indica que tendrá una magnitud entre moderada y fuerte. De acuerdo al Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (ENFEN), al 28 de septiembre, la probabilidad de que sea un Niño Costero moderado disminuyó de 56% a 51% y se elevó a 35% la posibilidad de que este tenga una magnitud fuerte en los meses de diciembre y el verano 2024.
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Esto, además de desafiarnos como país en cómo proteger a las poblaciones más vulnerables, pone sobre el tapete retos para que las empresas puedan seguir operando y abastecer de productos y servicios a la población. Todo ello en un contexto en el que, como ya ha vivido nuestro país en el 2017- cuando se registraron pérdidas económicas por US$4.016 millones- y hace pocos meses con el ciclón Yaku, se afecta infraestructura crítica como carreteras por las fuertes lluvias y los desbordes de los ríos, sobre todo en las regiones del norte del país.
Luis Matías, VP de property risk consulting de Marsh, comenta que las empresas deben contar con planes de prevención, de contingencia y de continuación del negocio. En particular porque, a diferencia del ciclón Yaku, las alertas del FEN a lo largo de este año hacen que su llegada no sea tan súbita.
Desde su lado ha podido observar una mayor preocupación de las empresas aseguradas por mejorar sus pólizas de seguro y cerciorándose de que sus activos estén incorporados y desde el lado asegurador cuenta que ya se están haciendo inspecciones de riesgo y sugiriendo mecanismos de reducción de vulnerabilidades en las zonas de mayor impacto.
No obstante, remarca que la penetración de los seguros es baja, por lo que gran parte de los negocios en el norte del país, en particular los pequeños y medianos negocios, no cuentan con seguros.
Según Rímac Seguros, indica que de en base a su centro de monitoreo, la mayor probabilidad es que El Niño se catalogue con una magnitud moderada, lo que seria una categoría igual al ocurrido en el 2017, sostiene Mario Potestá, vicepresidente Ejecutivo de la División Seguros Empresariales de Rímac.
Para hablar de posibles efectos, el ejecutivo indica que estos van a depender del nivel de vulnerabilidad, es decir, que tan pasibles a daños se encuentran las empresas, viviendas e infraestructura y esto se relaciona con los niveles de protección adoptados.
“El MEF estima que las pérdidas podrían representar entre el 1% y 2% del valor anual del PBI en condición moderada y en una condición severa hasta del 5% del PBI afectando sectores como salud, agrícola, pesquero y manufacturero en mayor magnitud. En particular en la costa y sierra norte del país. Piura, Lambayeque, La Libertad y Áncash suelen ser las regiones más afectadas”, señala.
¿Cómo garantizar el abastecimiento?
Manuel Carpio- Rivero, experto en supply chain y docente de la Pacífico Business School, comenta que las empresas ya deben estar acercando el inventario lo más cerca posible a los puntos de demanda en el norte del país. Si bien esto tiene un costo más elevado, sería más costoso quedarse sin inventario y tener que enviarlo cuando las rutas usuales estén cerradas.
“Las empresas deben hacerlo desde ahora, ya estamos a mitad de octubre y todo indica que los efectos empezarían en quincena de diciembre, entonces no hay mucho tiempo”, asegura.
De acuerdo al experto, además, las empresas deben tener una mirada estratégica, analizando escenarios, para elaborar rutas alternativas, modos de transporte e ir coordinando con proveedores para cuando se presenten las dificultades de acceso. En condiciones normales, llegar a las regiones del norte por vía terrestre puede tomar entre un día y medio o dos, pero cuando se da el FEN es poco probable definir tiempos, ya que se rompe la cadena y los tiempos de reposición se dilatan, anota Carpio- Rivero.
“Dependerá de la rapidez de la recuperación de las carreteras o la adecuación de nuevas rutas, lo que puede tomar 20 días o un mes. Es por eso que en un escenario realista, es mejor tener inventario para mes y medio (45 días); en uno pesimista, sería para dos meses “, apunta.
En esa línea, desde Alicorp aseguran que están trabajando en el diseño de estrategias corporativas para afrontar los posibles impactos que puedan presentarse por el FEN, con equipos multidisciplinarios de nivel estratégico, táctico y operativo.
“Nuestros planes de acción se enfocan en mantener preparadas y equipadas nuestras instalaciones productivas y almacenes, así como planes alternativos de logística y transporte, preparar equipos de respuesta y coordinar de forma permanente con nuestros proveedores y clientes”, cuentan. El plan también incluye planes de prevención y protección para colaboradores y comunidades vecinas. Una gestión que, indican, tiene un alcance que abarca la zona norte, sur, Lima y parte de Ecuador.
Desde su lado, cbc Perú, embotelladora de PepsiCo y empresa multiportafolio, también se está preparando, en particular porque sus plantas se ubican en Sullana (Piura) y Huachipa (Lima), dos zonas muy vulnerables en los FEN. Rafael Vega, Director General de cbc Perú, afirma que es por esto que han obtenido aprendizajes y ya tienen más experiencia en este tipo de contingencias.
El ejecutivo cuenta a Día1 que realizaron un diagnóstico que les ha permitido desarrollar una estrategia para garantizar el abastecimiento continuo, para lo cual han ampliado sus almacenes y están listos para brindar herramientas financieras a sus proveedores a fin de que puedan tener la disponibilidad de sus productos y no se quiebre la cadena de suministro. Hoy en día, CBC llega a 140 mil puntos de venta en el Perú, siendo que 25% de ellos se ubican en las regiones del norte.
También, detalla Vega, han invertido en infraestructura y en compra de motobombas y grupos electrógenos para garantizar la continuidad de sus operaciones en las plantas. Y, a sabiendas de que en este tipo de fenómenos se eleva la demanda de agua, se han preparado para adaptar su producción a las necesidades de la coyuntura con su marca de agua San Carlos. Y también con los productos de canasta básica de La Bodeguita.
En este tipo de contextos, indica Marcos Arias, Gerente de Operaciones de Hermes, las personas suelen refugiarse en el efectivo. Es por esto que la compañía también se viene alistando desde julio- con un cronograma que va hasta noviembre- para hacer frente a los embates del FEN y garantizar la continuidad de sus servicios y las operaciones priorizando sus seis sucursales ubicadas en las zonas de mayor riesgo como Tumbes, Piura, Chiclayo, Jaén, Trujillo y Chimbote. La experiencia previa en situaciones similares les ha permitido prevenir.
Algunas de las acciones que prevén es el uso de vías alternas terrestres aprobadas por el área de riesgo, uso de vehículos blindados que puedan transitar en vías en mal estado o trochas, así como el uso de transporte aéreo según la necesidad de sus clientes por efectivo o del sector minero para exportar. Recuerda que en el FEN 2017 y en el ciclón Yaku, los desafíos centrales fue el tiempo de respuesta para atender los servicios, considerando que muchas poblaciones de provincias se quedaron desabastecidas de efectivo. Alrededor del 20% de los puntos que atiende Hermes se encuentran en el norte.
La empresa tiene previsto mantener un plan de inversión de entre US$10 millones y US$15 millones para fortalecer sus líneas de negocios y recursos que destinan a la renovación de vehículos blindados, máquinas nuevas y tecnología de seguridad para este año.
Los microempresarios también están preocupados por la magnitud que podría tener el FEN, pero desde ya están tomando algunas medidas. Rodolfo Ojeda, presidente del Gremio de la Pequeña Empresa (COPE) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), indica que el ciclón Yaku sí los agarró medio desprevenidos, por lo que la producción textil cayó un 30% y en ingresos alrededor del 25%, pero que ahora estarán tomando acciones en la parte logística.
“La producción de verano se tiene que adelantar y ser un 50% más de lo normal que debe estar lista para despacharse con anticipación. Y si antes se enviaban en noviembre o diciembre, ahora a más tardar la estaremos enviando a fines de octubre para evitar problemas de acceso y logística”, remarca.
A sus ojos, la campaña navideña no se verá afectada por el FEN y cumplirá las expectativas, ya que hasta donde se conoce, el FEN se manifestará en toda su extensión en enero. “En diciembre se daría la primera fase, por lo que creemos que la campaña navideña se salvará, ya que estamos a tiempo de distribuir la mercadería ahora. Pero el clímax de este fenómeno estará en las campañas de verano y escolar, ahí tenemos que estar preparados y con cautela”, sostiene.
Aunque es difícil determinar el impacto que podrían tener, menciona que también se tendrá que afrontar una capacidad de compra más golpeada en el norte, ya que todo está encadenado. No obstante, espera que, dado que ha habido un mayor margen de preparación frente a Yaku, si el impacto en su producción es del 5% o 10% podrán decir que salieron airosos de esta turbulencia. “Nos va a afectar, sin duda, pero esperamos no salir desarmados, tal vez un poco sacudidos”, anota Ojeda.
Para Jorge Solís, presidente de la Federación Peruana de Cajas Municipales y de Crédito (FEPCMAC), cada caja está desarrollando una estrategia, un plan de contingencia para enfrentar el próximo FEN global. Asegura que se están tomando muchas precauciones, teniendo mucho cuidado en los financiamientos para evitar que se incremente la morosidad que, de por sí, ya ha tenido un incremento producto de la situación del mercado.
“Salimos de varios eventos complejos particularmente este año. El 2022 fue un año difícil y este también con Yaku y El Niño Costero. Aunque a fin de año siempre hay expectativa por las fiestas navideñas, percibimos que nuestros clientes, que son las mypes, que han sido golpeadas, no han podido recuperar su capacidad de producción y de ventas”, comenta. Solis afirma que hay un alto riesgo de que se rompa la cadena de pagos de sus clientes, de hecho ya se está rompiendo en algunos casos, dado que varias mypes están cayendo en ‘default’.
Por el lado de las cajas, desde la FEPCMAC indican que están tomando previsiones también por el lado de la infraestructura de las cajas para mantener sus servicios operativos y cuentan con planes de contingencia para ello. El norte representa un 40% del total de créditos de las cajas, donde están al menos cinco de estas entidades microfinancieras.
Y sí bien hay varias empresas que se están preparando para el FEN, Carpio-Rivero indica que aún el mayor porcentaje no están preparadas, a pesar de que las alertas se fueron dando desde hace más de medio año. Al igual que el Gobierno, que ha iniciado tarde las obras y no llegarán a término para cuando inicie al FEN.
“En el caso de las empresas tampoco ha ayudado que tengamos un año difícil a nivel económico, por lo que muchas se han enfocado en resistir en el corto plazo y eso los distrajo del mediano y largo plazo”, explica a Día1.
Si bien los sectores agrícola y minero son algunos de los más preocupados por el FEN por los posibles impactos en sus operaciones y el abastecimiento de los perecibles a los consumidores y para exportación, William Fry, gerente general de Infinia Logistics, operador logístico del grupo Andino, indica que los sectores de consumo masivo y comercio también están preocupados para llegar a tiempos a los puntos de venta sabiendo el posible impacto en la infraestructura vial, sobre todo en Tumbes, Piura, Chiclayo y parte de Cajamarca.
Ante esto, Infinia indica que ven alternativas como buscar almacenes en el norte con mayor capacidad e infraestructura necesaria para almacenar productos en esas condiciones climáticas y ver opciones de cabotaje (traslado marítimo). Pero para ello, indica, es necesario que el gobierno habilite y modifique la normativa previendo esta necesidad para que se pueda ampliar la oferta de barcos que pueden realizar el servicio, que hoy es muy reducida a solo barcos con bandera peruana. De acuerdo al ejecutivo, esto debería hacerse desde ya.
Impactos y costos
El impacto económico de utilizar vías alternativas como mover la carga vía aérea puede ser el doble o triple de lo que costaría la vía terrestre, más aún cuando no se prevé con anticipación posibles proveedores . Y el cabotaje puede tener un costo de 50% más que por tierra. Si bien estos son costos más elevados, Fry menciona que los clientes ya están preparados para asumir costos distintos a los usuales (debido a la coyuntura que se viene) y por eso desde ya algunos están moviendo carga de manera terrestre para estar stockeados.
“Yo creo que estamos en el momento apto para tomar medidas e ir haciendo revisiones y controles de los almacenes en el norte para resistir a un periodo como este”, resalta.
Carpio-Rivero coincide en que los costos logísticos se elevan, pero aclara que si se toman previsiones este impacto puede ser menor. En base a su experiencia, señala, en un FEN fuerte, en el que se rompan vías y se retrasen las entregas, los costos logísticos para una empresa pueden ser de 50% a 70% más si es que no se han tomado medidas previas. En tanto, si se tiene un plan de contingencia y de acción estructurado, los costos no deberían pasar de un 30% más. Un aspecto fundamental a tomar en cuenta, en medio del contexto económico del país que viene desafiando a las empresas este año.