Las advertencias datan de mucho tiempo atrás, pero nadie quiso escucharlas. Hace año y medio, la Sociedad Peruana de Gas Licuado (SPGL) exhortó al Gobierno a tomar medidas urgentes contra las empresas pseudo formales de gas licuado (GLP), que aprovechaban el laxo control estatal para ‘obtener ganancias ilegales’.
Según cálculos de la SPGL, los pseudo formales han amasado cerca de S/240 millones anuales en ganancias, haciendo mal uso del Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles (mecanismo que mitiga el impacto de la volatilidad del precio del crudo en sus derivados). ¿De qué manera?
►Gerente de Transgas: “La única responsabilidad que asumo es haberle dado trabajo a mi padre”.
FONDO DE ESTABILIZACIÓN
Lo primero que es preciso conocer es que el GLP es comercializado en dos formas: ‘envasado’, para su uso en los hogares, y ‘a granel’, para su utilización en el sector transporte.
Cuando el fondo de estabilización fue creado, en el 2004, incluyó ambos productos. En 2012, sin embargo, el Gobierno decidió sacar el GLP a granel del fondo, generando un incentivo perverso para el contrabando de GLP envasado (más barato).
La mecánica es sencilla: “Desde el 2004, los pseudo formales se dedican a comprar GLP envasado, pero no para venderlo a las amas de casa. En vez de eso, lo convierten en GLP a granel, más caro, para venderlo en los gasocentros”, explica la SPGL.
El resultado es el que todos conocemos: la deflagración de un camión cisterna en Villa El Salvador (VES), que ha ocasionado la muerte de 30 personas.
Transgas, la empresa causante de la tragedia, se dedicaba, precisamente, a ‘sacarle la vuelta’ al fondo de estabilización.
ROTURA DE LA CADENA DE MANDO
“Transgas nace como producto de esa diferenciación de precios. Son advenedizos que no representan a la mayoría de empresarios formales de GLP”, manifiesta Abel Camasca, gerente general de la Asociación de Plantas Envasadoras de Gas del Perú (Aseeg).
Al igual que la SPGL, Aseeg viene insistiendo desde hace varios años en eliminar las distorsiones en el mercado de GLP. En ese sentido, el gremio opina que lo ocurrido en VES es “un llamado” para tomar medidas de corrección radicales.
Una de ellas consiste en devolver el ‘gas licuado a granel’ al fondo de estabilización, a fin de que haya un precio único, que desaliente el contrabando. Pero hay más.
Aseeg atribuye la tragedia en VES a la rotura de la cadena de mando en la comercialización de GLP.
Según Camasca, hay dos momentos diferenciados para esta debacle: 1997, cuando se crean los gasocentros, y 2004, cuando el gas de Camisea arriba a Lima y la oferta de gas licuado comienza a crecer aceleradamente, motivando la masificación de las ‘cisternas libres’.
BOMBAS DE TIEMPO
Hasta el 2004, rememora Camasca, las cisternas dependían de una planta envasadora y pernoctaban, siempre, en las plantas de envasado.
“En el 2004 se rompió la cadena de mando y las cisternas comenzaron a pernoctar en la calle o en los gasocentros, convirtiéndose en bombas de tiempo ambulantes”, explica.
Para eliminar este riesgo, recomienda que todos las cisternas ‘graneleras’ sean obligadas a pernoctar en un lugar que cumpla con las condiciones de seguridad de una planta envasadora.
Y agrega que la responsabilidad de fiscalizar esta y otras obligaciones vuelva a recaer en el Ministerio de Energía y Minas, como era en un inicio.
“Hemos soportado 20 años de fiscalización a cargo de Osinergmin, pero no tiene la contundencia que se necesita para solucionar el problema. Es un regulador y no un ente técnico. El recurso humano calificado es vital en este sector”, apunta.