Siete Regiones, el proyecto que busca llevar el gas natural a los hogares altoandinos mediante gasoductos virtuales (camiones cisterna), vuelve a postergarse. Esta vez, hasta enero o febrero del 2020, según acaba de revelar Pro Inversión.
Se trata del tercer aplazamiento de esta iniciativa estatal en el 2019, una demora que pone en evidencia los problemas que obstaculizan su desarrollo.
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El principal de ellos es la ausencia de una base industrial fuerte en las regiones que conforman la concesión, falencia que dificulta el financiamiento de las conexiones residenciales con los ingresos generados por las conexiones industriales (subsidio cruzado), como han reconocido el Gobierno y las empresas interesadas.
Cálidda, uno de los tres postores calificados para el proyecto, considera que esta es una “barrera difícil de superar”. La colombiana ha contratado estudios de mercado, cuyos resultados difieren significativamente de la “demanda de referencia (demanda base) que plantea Pro Inversión”, por lo que dudan del éxito del proyecto.
Ello, pese a las mejoras efectuadas por la agencia de promoción estatal y el Ministerio de Energía y Minas (Minem) para hacer más atractiva la concesión.
EL FACTOR FISE
La modificación más importante ha sido la incorporación del Fondo de Inclusión Social Energético (Fise), que brindará al concesionario un subsidio de US$513,58 por cada vivienda que consiga conectar.
“Esta mejora normativa es lo que ha demorado el avance de proyecto. Ahora estamos conversando con Osinergmin para que confirme este soporte económico”, señaló días atrás el viceministro de hidrocarburos, Eduardo Guevara.
Daniel Schmerler, presidente del regulador minero-energético, rechaza este argumento. “Osinergmin no es propietario del Fise. Las decisiones [sobre su aplicabilidad] para nuevos proyectos de inversión corresponden al Minem y a Pro Inversión, que es su brazo ejecutor. Las opiniones de Osinergmin no tienen carácter vinculante”, explica a Día1.
La escasa demanda industrial no es, sin embargo, el único desafío del proyecto. Para los concesionarios también es importante obtener gas a precio asequible. ¿De dónde vendrá el suministro para Siete Regiones?
¿MELCHORITA O AYACUCHO?
El Minem tiene claro que no vendrá de Bolivia, por “falta de una normativa para importar gas natural del Altiplano”, aclara Guevara. Eso deja tres grandes opciones.
“Lo más práctico es que el gas venga de Pampa Melchorita (Perú LNG) porque ese proyecto ya está armado, pero existe la opción de recurrir al ducto de Ayacucho (TGP) o algún punto como Kepashiato”, explica el viceministro.
De hecho, Perú LNG se encuentra haciendo planes para habilitar una segunda bahía en su cargadero de camiones en Melchorita (la primera abastece a los proyectos de Quavii y Naturgy).
“Siete Regiones forma parte de las posibilidades de nueva demanda para nuestro gas natural licuado (GNL)”, explica María Julia Aybar, gerenta general de Peru LNG.
En cuanto al gas para Pucallpa, el asunto ya está resuelto. Kallpa, matriz de Aguaytía Energy, se ha comprometido a aportar 1 millón de pies cúbicos diarios (mmpcd) de gas natural del lote 31-C, suficientes para satisfacer la demanda interna de la capital ucayalina.
El Comercio pudo conocer que los tres postores calificados: Cálidda (Colombia), YPFB (Bolivia) y el consorcio LNG Holding-China Gezhouba Group Company, se encuentran analizando el proyecto. Y que al menos uno de ellos estaría pensando no seguir adelante.