El Perú exporta bienes que tienen una alta participación en el mercado chino: harina de pescado (55%), lacas colorantes (40%), palta (37%), arándano (35%), uva (19%) y mandarina (17%), según el Mincetur. (Ilustración: El Comercio)
El Perú exporta bienes que tienen una alta participación en el mercado chino: harina de pescado (55%), lacas colorantes (40%), palta (37%), arándano (35%), uva (19%) y mandarina (17%), según el Mincetur. (Ilustración: El Comercio)
Elida Vega

Mientras EE.UU. y China –nuestros dos principales socios en el comercio de bienes– aún discuten los términos del acuerdo comercial que le permitiría poner fin a la que los enfrenta hace más de un año, son muchas las economías que miran con expectativa el desenlace de esta crisis.

¿Por qué razón? El abanico de oportunidades de negocios con un socio comercial como China, con más de 1.380 millones de habitantes, se vuelve un botín apetitoso, incluso para el Perú, que podría aprovecharse de la crisis que enfrenta a estas dos potencias.

Precisamente, un reciente análisis del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) da cuenta del potencial por aprovechar. Para empezar, no solo se podría aumentar la participación de mercado de los productos que ya exportamos a China, sino que también existe la posibilidad de abastecer al gigante asiático con productos que vendemos a otros países y que China importa, pero no precisamente del Perú.

Solo en el caso del café sin tostar, por mencionar un caso, la participación peruana como proveedora es menor a 1%, pero las compras anuales de China suman cerca de US$136 millones, siendo Vietnam (31%), Brasil (16%), Colombia (13%) y Guatemala (11%), sus principales abastecedores.

Mientras que una tercera posibilidad de ingreso a este mercado asiático dependería de que empecemos a producir aquellos bienes que China compra, pero que no forman parte de nuestra oferta exportable todavía [ver infografía].

Al respecto, Giancarlo Riva, socio de EY, asegura que si frente a un incremento de aranceles, los precios tienden a encarecerse, “el punto pasa por identificar con claridad cuáles son los productos que están siendo seriamente impactados y hasta qué punto como país podríamos abastecer a ese mercado con nuestra oferta exportadora”.

Pero, como refiere el especialista, el reto pasa por tener en claro que se trata de un mercado muy grande, por lo que nuestra oferta tiene que ser bastante amplia.

“Además de evaluar si existe algún producto de origen peruano que –al amparo de los beneficios que nos da el TLC– puede convertirse en sustituto, también debemos estar seguros de que realmente podemos abastecer a un mercado así”, asegura.

Entre setiembre de 2018 y agosto del 2019, China se consolidó como el principal destino de las exportaciones peruanas, con un 29% del total. (Foto: Cortesía).
Entre setiembre de 2018 y agosto del 2019, China se consolidó como el principal destino de las exportaciones peruanas, con un 29% del total. (Foto: Cortesía).

ESTRATEGIA CONJUNTA

En ese sentido, Juan Acosta, docente de Administración y Negocios Internacionales de la UPC, considera que para salir fortalecidos de la tensión comercial que enfrenta a EE.UU. y China, tanto desde el sector público como del privado, debemos generar estrategias que nos permitan aprovechar esas oportunidades de negocio.

“Lo importante en este escenario es que no debemos paralizarnos, tenemos que seguir moviéndonos y ocupar el espacio que otros dejan. Todos los exportadores del mundo están en las mismas condiciones, por eso tenemos que buscar los espacios para elaborar nuestras estrategias y desarrollar más proyectos que nos permitan aprovechar ese mercado. Las cifras nos están demostrando que son los productos pesqueros y agrícolas los que están teniendo un mayor crecimiento, eso debemos tenerlo en cuenta”, afirma.

Sobre las consecuencias negativas que esta crisis podría desencadenar en nuestro país, tanto Riva como Acosta coinciden en que la volatilidad de los precios de exportación de las materias primas, la reducción de la demanda por menores perspectivas de crecimiento y la postergación de inversiones, con un consecuente impacto en la recaudación tributaria, podrían “golpear” a nuestra economía.

Por ello, no dudan en apostar por un trabajo integrado que articule todo lo positivo que se ha hecho desde ambos frentes, “como lo sucedido con el Programa de Apoyo a la Internacionalización (PAI) del Mincetur”, añade Acosta.

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