La convulsión social que se concentra con mayor fuerza en el sur del país, y que se extiende desde diciembre, sigue generando afectaciones a sectores claves como el turismo, si lo vemos desde el punto de vista meramente económico. En especial, en la región Cusco, donde este sector aporta entre el 16% y 22% del PBI regional, como comenta Jéssica Jiménez, gerenta de Asuntos Corporativos de Inca Rail. En entrevista con este Diario nos cuenta cómo esta situación está generando que el flujo de pasajeros haya caído en 66% frente al flujo normal registrado para estas fechas normalmente.
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—Las protestas en la región Cusco se han intensificado, ¿cómo maneja Inca Rail la operación ferroviaria en este contexto?
Las manifestaciones desde finales de diciembre han significado una arrolladora cancelación de paquetes turísticos, por todos los factores de riesgo sobre esta industria y, sobre todo, por la incertidumbre. Los bloqueos de carretera y vías férreas han generado una sensación de zozobra, que difícilmente va a permitir a los visitantes hacer planes. Como Inca Rail nos hemos visto en la obligación de interrumpir nuestros servicios ferroviarios a Machu Picchu por más de 13 días en los últimos 30 días, incurriendo en muchos gastos adicionales (hospedajes, alimentación) porque no podíamos permitir que nuestros pasajeros se quedaran varados cuando la ruta quedaba suspendida. En su mayoría son turistas extranjeros. Cuando las operaciones se reanudan temporalmente, el énfasis se ha puesto en la seguridad, solicitando resguardo policial para poder garantizar la operación.
—¿Los 13 días que dejaron de operar han sido intermitentes?
Sí, estos 13 días han sido intermitentes entre diciembre y enero. A nosotros nos comunica Fetransa (Federación Nacional de Transporte), que es el operador de las vías, cuando no puede operar porque ocurre alguna protesta en ellas. Ellos cancelan la operación y nos vemos obligados también a suspender los servicios.
—Mencionó que esta situación acarrea gastos adicionales, ¿cuánto es el sobrecosto que se ha generado para la compañía en estas semanas de protestas?
Los sobrecostos son del orden del 20% adicional para nuestras operaciones, hasta el momento. Mientras que las cancelaciones de todas las reservas han representado un 60% del total de todas nuestras ventas. Hemos tratado de ser los más flexibles en cuanto a reprogramaciones de viajes; sin embargo, la imagen proyectada del país hacia el turista genera más incertidumbre. Esto hace que todos los paquetes hayan sido cancelados, sin opción de reprogramar. La imagen país se está viendo muy afectada.
—De este 60% de viajes cancelados, ¿en qué meses se están concentrando?, ¿incluyen estas cifras a este mes?
Las cancelaciones vienen desde diciembre y van hasta el primer trimestre de este año. Es decir, los viajes que estaban programados para febrero, marzo, ya se están cancelando también.
—¿Cuántos pasajeros menos están transportando frente al número que solían movilizar durante estas fechas, entre diciembre y enero?
Estamos transportando actualmente un 66% de pasajeros menos que entre diciembre 2019 y enero 2020. Estamos ahora a niveles de los años de pandemia.
—¿En qué aspectos?
La pandemia implicó un fuerte golpe para la economía y el turismo. Se vislumbraba que en el 2022 se venía una recuperación gradual, que se podía sostener y afianzar este 2023. De acuerdo a todas las proyecciones, este año resultaba clave para regresar a esos niveles prepandemia. No obstante, eso se vio truncado a raíz de toda esta conmoción que venimos atravesando.
"La solución tiene que venir del Gobierno, que tiene que crear esos puentes de diálogo para permitir canalizar estas preocupaciones".
—¿Para este 2023 se proyectaba la recuperación total?
Totalmente, sí. Nosotros nos estábamos preparando para un buen año, de crecimiento, pero claramente todo esto se ha visto truncado.
—¿Qué escenarios maneja Inca Rail para manejar su operación en los próximos días?
Lamentablemente estamos en una etapa de tanta incertidumbre que no se puede garantizar una operación continua. Nosotros, como Inca Rail, estamos participando de diversos gremios de turismo, de diversos grupos. La solución no va a venir por nosotros, tiene que venir del Gobierno, que tiene que crear esos puentes de diálogo para permitir canalizar estas preocupaciones, que pueden ser válidas, pero que no se deben manifestar de manera violenta como está pasando. Para nosotros, como sector, va a ser necesario que el Gobierno tome acciones para la reactivación del turismo porque muchos hoteles, restaurantes, entre otros, no podrán subsistir, tal como pasó en la pandemia.
Ya podemos ver en el sector turismo que muchos guías han perdido su trabajo, hay menos afluencia de público en restaurantes, pérdidas, hay negocios pequeños que ya no pueden subsistir. En la misma estación de Ollantaytambo vemos las asociaciones de madres que venden sus productos, comunidades. Es toda una cadena, que indirectamente nos jala a todos y nos perjudica.
—¿Cuánto aporta el turismo a la región Cusco?
En cuanto al aporte a la económica cusqueña, el turismo aporta entre el 16% y 22% del PBI regional, pero es el que genera mayor dinamismo por la generación de trabajos directos e indirectos.
—¿Todas los tramos de las rutas de Inca Rail son las que se están suspendiendo de manera intermitente cuando se toman las vías?
Sí, pero ahora mismo estamos operando porque el sábado mandaron un comunicado a la 1 p.m., en el cual indicaban que se reanudaban las operaciones, pero esta puede ser intermitente. Por ejemplo, ayer (lunes 16) llegaron 1.500 personas de las comunidades aledañas a manifestarse y se tuvo que cerrar la estación por un par de horas. Y eso conlleva a las cancelaciones, a que no se le pueda dar la información al turista porque no hay la visibilidad.
Y así estamos con esa intermitencia desde el año pasado. Se pueden cancelar las operaciones 3 días, se reanudan dos, luego se pueden suspender de nuevo. Ahora estamos operando.
—¿Se puede seguir operando en estas circunstancias, con menos viajeros y más costos?
Nosotros como Inca Rail nos preocupamos mucho por el turista porque sabemos que el que viene a Cusco viene a ver a la maravilla del mundo: Machu Picchu. Somos un ‘one stop solution’, para ello. Nos fijamos mucho en el tema de la seguridad y si está a nuestro alcance poder llevar a los turistas, así sea con un mínimo de pasajeros, lo vamos a hacer. Siempre que tengamos las garantías y la seguridad. Machu Picchu es el principal destino de nuestro país, pero no basta ello, más allá de su potencial, el turista espera confiabilidad y seguridad.