En el mundo financiero, la palabra “deuda” a muchas personas las conecta con una sensación de preocupación e incluso rechazo. Atrás de dicha reacción, hay una creencia de que endeudarse es muy riesgoso y puede traer consecuencias negativas. Sin embargo, si la deuda es manejada con prudencia, es una herramienta valiosa para alcanzar nuestras metas financieras y aprovechar oportunidades.
En el 2006, con mi esposo, habíamos regresado de hacer nuestros MBA y teníamos más deudas que ahorros. La familia crecía y debíamos comprar algo más grande para vivir, por lo que decidimos tomar un crédito hipotecario para comprar una vivienda en lugar de seguir ahorrando para adquirirla sin deuda. Fue una buena decisión. La vivienda en menos de 6 años triplicó su valor, generándonos una rentabilidad bastante mayor que la tasa del crédito.
Así, la deuda permite construir un patrimonio a lo largo del tiempo, si es invertida en activos con perspectivas de revalorización.
El endeudamiento es una herramienta para aquellos que no cuentan con liquidez para cubrir una necesidad puntual y para personas que cuentan con excedentes invertidos en sus portafolios de inversión. Por ejemplo, ante una necesidad de liquidez o una oportunidad de inversión, el inversionista puede tomar un préstamo dejando en garantía su portafolio de inversiones, evitando vender activos con perspectivas de generar retornos atractivos en el largo plazo. Por otro lado, para las personas con patrimonio muy concentrado en activos como inmuebles comerciales o acciones de una empresa, la deuda les permite apalancar dichos activos y adquirir inversiones líquidas en el exterior para tener un patrimonio más diversificado.
Por otro lado, en el frente empresarial, la deuda, además de apoyar el crecimiento orgánico o la expansión de nuevas operaciones, es también una fuente de financiamiento más barata que los aportes de capital, mientras que los pagos de intereses permiten deducir impuestos, llevando a incrementar el valor de la empresa.
En conclusión, manejada con prudencia y estratégicamente, la deuda genera mucho valor.