El 2020 comenzó muy bien para el aeropuerto internacional Jorge Chávez (AIJCh). Las cifras reportadas en enero y febrero por nuestro primer terminal aéreo eran más que auspiciosas para el resto del año, según la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC). Sobre todo en el ámbito doméstico: el aeropuerto ya había sumado 2,45 millones de pasajeros en esos dos primeros meses, lo que significó un incremento de 21% sobre el mismo periodo del 2019. Ese prometedor despegue lo cortó de un solo golpe el coronavirus, reduciendo a 1% la actividad en sus instalaciones, como indica Juan José Salmón, quien es gerente general de Lima Airport Partners (LAP), el concesionario de nuestro ‘hub’. De aquí en adelante, las proyecciones son diametralmente opuestas a lo que dejaba ver el inicio de esta temporada.
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¿Qué medidas están tomando para mitigar el impacto del estado de emergencia?
Estamos trabajando con un mínimo absoluto en estos días, y por supuesto con mucha incertidumbre sobre lo que va a pasar en las próximas semanas, sobre todo en lo tiene que ver con el reinicio de actividades en el sector aéreo. De momento, hemos reducido al mínimo índices como el OPEX (el gasto operativo del concesionario) o el CAPEX (la inversión en nuevos activos para la compañía). Nos estamos concentrando en el flujo de caja.
¿Ha servido la gestión de vuelos de carga y vuelos humanitarios para paliar esta situación? El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) informó a inicios de esta semana que ya autorizó 380 vuelos humanitarios de rango internacional.
Sí. En cuanto a los vuelos humanitarios, hemos estado apoyando esas operaciones, que se realizan en el Grupo Aéreo Nº 8, colindante con el aeropuerto. Y en el caso de los vuelos de carga, también los estamos apoyando, aunque de momento son marginales.
En ese escenario, nos estamos preparando para el reinicio de actividades, que, como dije al inicio, aún no tiene fecha exacta. De todas formas, hemos trabajando ya un protocolo de operación que prioriza las labores de limpieza y desinfección en nuestras instalaciones. Este protocolo también lo ejecutarían los aeropuertos del interior del país. Ya está en manos de la DGAC, para su validación.
Todo indica que la reactivación comenzará con los vuelos domésticos, es decir, solo al interior del país. ¿Las instalaciones del Jorge Chávez están ya preparadas para este reinicio de actividades?
En efecto. Permanentemente estamos realizando labores de mantenimiento de nuestra infraestructura, y ejecutando nuestro protocolo, para comenzar actividades incluso si ello ocurriera mañana mismo, pero esta decisión compete únicamente al Gobierno.
En el sector aerocomercial se especula que los vuelos domésticos arrancarían en junio o julio próximos. Precisamente, para esos meses LAP tenía previsto la licitación de las obras del llamado ‘paquete aire’, que corresponden a parte de la ampliación de nuestro primer terminal aéreo. ¿Ese cronograma se mantendrá?
Esa parte del proyecto de ampliación sigue en marcha y las respectivas licitaciones debemos entregarlas a más tardar en agosto, a pesar de la crisis sanitaria y sus consecuencias. Nosotros hemos seguido conversando y negociando con la banca y los fondos internacionales para financiar estas obras, que implican, como sabes, la nueva torre de control y la segunda pista de aterrizaje del aeropuerto, trabajos que deberán estar listos en el 2022.
¿Y qué hay de las obras que corresponden al ‘paquete tierra’, entre las que destaca el nuevo terminal de pasajeros? Su licitación, según lo que usted nos dijo en marzo pasado –antes del estado de emergencia- debía entregarse en octubre o noviembre próximos.
Bien, con relación al ‘paquete tierra’, hemos presentado una propuesta al MTC -que ellos están evaluando- para postergar estas obras. Me explico: como has dicho, nosotros veníamos ejecutando este plan de ampliación del Jorge Chávez antes de la crisis que ha provocado el COVID-19 en todo el mundo. Una crisis que nadie, en ningún sector económico, ha podido predecir. Eso significa que se trata de un motivo de fuerza mayor que nos obliga a replantear estos trabajos. La razón es el notable decrecimiento en el tráfico de pasajeros que experimentaremos a corto y mediano plazo.
¿Con cuántos pasajeros esperan cerrar este 2020?
No podemos hablar de cifras concretas porque ni siquiera sabemos cuándo se reiniciarán los vuelos, al menos en el ámbito doméstico. Pero estamos proyectando distintos escenarios para lo que sería este año, y creemos que podríamos terminar con un rango que va de los 7 millones de pasajeros a los 10 millones, hasta diciembre. Eso significa que nos moveríamos entre el número de usuarios que tuvimos entre el 2007 y el 2010, respectivamente. Así, retrocederíamos por lo menos una década. Vale recordar que terminamos el 2019 con 23,6 millones de viajeros atendidos en nuestras instalaciones.
Concretamente, ¿para cuándo han planteado al MTC el reinicio de las obras que corresponden al nuevo terminal de pasajeros?
La idea que hemos propuesto es retomar estos trabajos cuando el aeropuerto alcance los 18 millones de pasajeros, es decir, cuando tengamos el nivel de operación que alcanzamos en el 2016. Es importante que veamos esta situación de una manera holística y que tomemos en cuenta que es una situación de fuerza mayor que nadie había previsto. Además, no hay que perder de vista que la industria aérea es muy resiliente.
Es resiliente, pero esta crisis es más grave que las otras que hemos vivido en la industria, como ha señalado la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés).
El tráfico de pasajeros ha caído hasta 80% en todo el mundo, de acuerdo a la Organización Internacional de Aviación Civil (ICAO). De hecho, ellos consideran a esta crisis del coronavirus como una sin precedentes, más fuerte que la crisis financiera del 2008, la del SARS (2003), la de los atentados a las Torres Gemelas (en el 2001), la crisis asiática (1996), la del Golfo Pérsico (en 1990), o la del precio del petróleo (en 1973), entre otras.
Así las cosas, ¿qué garantiza que LAP cumplirá con la ampliación del aeropuerto en su totalidad antes que concluya su concesión, que se extenderá hasta el 2041? Se trata de una ampliación valorizada en US$1.500 millones.
No estamos pidiendo la anulación de las obras, sino una reprogramación considerando la coyuntura de fuerza mayor que nos ha tocado vivir. Ninguna de nuestras medidas propuestas al MTC implican exonerarnos de nuestras obligaciones.
¿Qué otras medidas han solicitado?
Estamos pidiendo, por ejemplo, que se difieran algunos de los pagos que entregamos al Estado hasta el 2023, debido, precisamente, a que nuestro tráfico de pasajeros ha sido sumamente afectado.
Recordemos que, en nuestros 19 años de concesión (desde el 2001) hemos aportado al país US$3.245 millones, entre impuestos, tasas regulatorias, retribuciones a Corpac, aportes para la financiación de mejoras en los aeropuertos regionales, e inversiones en el Jorge Chávez.
¿Qué les han respondido?
Todavía nada concreto. Entendemos que están evaluándolo.
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