En los últimos meses del año pasado las expectativas empresariales en el Perú iban en ascenso. Luego de la incertidumbre política registrada durante la campaña electoral y los primeros meses del Gobierno de Pedro Castillo, los ejecutivos comenzaron a recuperar la confianza. Sin embargo, el inicio del 2022 volvió a cambiar el panorama.
Según Vistage, una organización especializada en el ‘coaching’ y asesoramiento ejecutivo, durante el primer trimestre de este año las expectativas empresariales tuvieron un evidente retroceso frente a lo registrado por la empresa entre octubre y diciembre del 2021. “La revalorización del sol peruano, el menor impacto interno de la pandemia del COVID-19 y el alza global de las materias primas durante los tres primeros meses de este año no fueron suficientes para que los empresarios peruanos mantuvieran expectativas altas para los próximos meses”, señala el informe de Vistage.
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Asimismo, la empresa resalta que este trimestre tuvo los segundos peores resultados desde 2017, cuando comenzaron a realizar esta medición en el Perú. El peor indicador se vio en el primer trimestre del 2020, es decir, al inicio de la pandemia.
En el pasado trimestre un 63% de empresarios consultados consideró que la economía peruana está peor que el año pasado. A fines del 2021 ese valor ascendía al 36% [ver infografía]. Asimismo, un 18% de los empresarios consideraron que en los próximos 12 meses la economía peruana estará mejor, mientras que un 43% aseguró que estará peor. En el último trimestre del año pasado, el 26% creía que la economía estaría mejor, mientras que un 24% indicó que estaría peor.
“La reducción sostenida de la inversión pública durante los tres primeros meses de este año y un retroceso en la actividad minera con una menor extracción de cobre, zinc y plata fueron parte de las razones que impulsaron las percepciones de los dueños de empresas, gerentes y ejecutivos peruanos”, indica Vistage.
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Por otro lado, los ejecutivos también redujeron sus proyecciones de facturación y de rentabilidad. El 56% de encuestados indicó que espera que en el próximo año la facturación de su empresa aumente, frente al 81% que opinó lo mismo en el trimestre anterior. Por su parte, los ejecutivos que consideraban que aumentaría su rentabilidad pasaron de ser el 64% a fines del 2021 y al 43% en este inicio de año.
El estudio resaltó que el consumo de las familias peruanas se vería afectado por la inflación que vive el país y que eso afecta a las perspectivas de ventas de las empresas.
“La proyección del Instituto Peruano de Economía es que la alta inflación se mantenga hasta el segundo semestre de 2022 y que haya una menor capacidad de gasto por parte de los hogares peruanos”, resalta el documento.
Problemas en los márgenes
Según Ignacio Mealla, director de Vistage Perú, los principales motivos del descenso de las expectativas es el incremento de precio de las cadenas de suministros debido a la inflación y la influencia del conflicto entre Ucrania y Rusia en el precio de distintos insumos.
“Hay inflación a nivel mundial, el precio de la mayoría de insumos que consumen las empresas peruanas aumentó. Son productos como el trigo, la gasolina y otros. Es evidente que los empresarios están ajustando costos y están reaccionando para no perder rentabilidad”, afirmó.
Además de los insumos, también se debe considerar el aumento de precios de los fletes marítimos internacionales. De acuerdo al el Instituto de Investigación y Desarrollo de Comercio Exterior de la Cámara de Comercio de Lima (Idexcam), tomando como base el primer trimestre del 2021, en marzo del 2022 el precio de este medio de transporte aumentó en 175%.
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“El problema de contenedores y [el problema] logístico está aumentando los costos de las empresas, lo que produce que se tengan expectativas diferentes a las del año anterior. El impacto inflacionario que se está dando es global y los empresarios han frenado en algo [sus inversiones]”, indicó Santiago Rodríguez, gerente principal de banca empresa de Banco Pichincha.
Sin embargo, resaltó que dentro de su cartera de clientes todavía las expectativas empresariales no se encuentran en terreno negativo.
“Dentro de todo, nuestros clientes tienen expectativas positivas y están manteniendo las ventas. Cuando tienes un efecto inflacionario y tus insumos comienzan a subir de precio, tienes que ver cómo mantener los márgenes. Finalmente quien logre mantener la eficiencia en su operatividad debería mantener su rentabilidad”, añadió.
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Para Luis Falen, jefe de Macroeconomía de Intéligo, es normal que la mayoría de empresas siga considerando que mejorará en facturación a pesar de los problemas económicos, especialmente porque el consumo en el Perú se sigue recuperando tras el golpe de la pandemia. Sin embargo, advirtió que los márgenes serán menores.
“Las ventas usualmente suelen crecer año a año, en cambio la rentabilidad está relacionada a temas de márgenes. Si estamos en un contexto como el actual, con presión de costos de los insumos y los problemas en las cadenas de suministros a nivel mundial, eso es lo que termina afectando a tus perspectivas”, resaltó.
El factor interno
Por otro lado, los factores internos también tienen injerencia en el retroceso de las expectativas empresariales. Durante el primer trimestre de este año, los conflictos sociales y mineros, así como la manera en la que fueron afrontados por el Gobierno, volvieron a encender las alertas en el empresariado.
“Todavía se percibe una incertidumbre política y regulatoria que reduce las expectativas. A eso se le suman los conflictos sociales que hacen que la minería se haya golpeado. Desde febrero, a partir de las protestas, eso comenzó a golpear”, explicó Falen.
La inacción del Gobierno y su lentitud para calmar la situación, también afectan la percepción de la economía peruana.
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“Hay una clara falta de rumbo con respecto a políticas de gestión hoy en día y esto está generando incertidumbre para los empresarios. Estás viendo las huelgas en las mineras, el paro de las carreteras, etc [...] Cuando un empresario invierte un sol, busca rentabilidad y si no les das esa rentabilidad, puede optar por ir a otros mercados”, advirtió Óscar Corpancho, gerente de renta variable de Prima AFP.
A esto se le suma la baja popularidad del presidente Pedro Castillo. La semana pasada, su desaprobación llegó a 76%, según una encuesta de Ipsos Perú. Esto se suma a la sensación de incertidumbre.
Para Carlos Parodi, economista y profesor principal de la Universidad del Pacífico, el sector privado ya está convencido de la poca capacidad de gestión del presidente ante estos conflictos. A esto se le suma que no ha cumplido con sus promesas de propiciar mejores condiciones para la llegada de la inversión privada, lo que también genera desconfianza.
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“Tampoco hay señal de que vayan a haber cambios en el gabinete, algo más plural, hechos que demuestren que Castillo reconoce sus errores. Ninguno de esos comentarios que ha dado se plasman en una acción real, por eso el sector privado ha vuelto a desconfiar. Es como si no hubiera luz al final del túnel”, manifestó Parodi.
“Aquí se trata de generar confianza. Para generar confianza tienes que generar políticas claras”, indicó Corpancho.
Así, mientras desde el Ejecutivo no se den señales de aprendizaje, las perspectivas podrían seguir en descenso. “Las expectativas son el principal motor de la inversión privada. Si llegaran a ser negativas, el inversionista lo tomará con mucho cuidado”, sentenció Parodi.
Las contrataciones se enfrían
De acuerdo al estudio de Vistage, las expectativas para la contratación de personal en los próximos 12 meses también sufrieron un retroceso. El 29% de los empresarios encuestados entre enero y marzo de este año indicaron que el número de colaboradores de sus negocios aumentaría. Eso significa una caída del 25% frente a lo registrado en el cuarto trimestre del 2021. Por otro lado, el 53% indicó que su cantidad de trabajadores se mantendría igual y un 18% aseguró que disminuiría.
Según Vistage, esto se debe a las normativas laborales que se están impulsando desde el Ejecutivo y el Congreso. “No puede dejarse de lado el impacto del Decreto Supremo N° 001-2022-TR, que prohíbe la tercerización laboral [en áreas nucleares del negocio] y que cuyo plazo de adaptación vence el próximo 22 de agosto. [También hay] otras iniciativas en el Congreso de la República para legislar sobre el trabajo remoto y los empleos en las plataformas digitales”, señala el informe.
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Sin embargo, los especialistas consultados resaltaron que a pesar de los efectos de la normativa, los resultados de la encuesta muestran que más del 80% de los negocios mantendrá su cantidad de empleados actualmente o los aumentará.
“Quizás haya un aumento de costos laborales, pero nuestros clientes siguen teniendo confianza y van a seguir apostando por su personal. La economía peruana es resiliente a estos temas políticos”, afirmó Rodríguez.