Luego de una exitosa Feria Internacional del Libro (FIL), que congregó a 430 mil visitantes y transacciones por S/18,5 millones, Antonio Moretti, gerente general de la Cámara Peruana del Libro (CPL), analiza los avances de este sector hacia su recuperación, en especial después de la pandemia y el importante motor que significan las ferias en ese camino. Además, resalta la necesidad de la aprobación de la Ley del Libro (N°31053) , que este 15 de octubre perderá vigencia, luego de tres años. Moretti sostiene que la CPL se ha reunido con el MEF, el Ministerio de Cultura y algunas bancadas del Congreso para, esta vez, solicitar la inafectación del IGV del libro, lo que permitirá que esta sea una medida permanente, el reintegro tributario en la producción editorial y la exoneración del impuesto a las regalías por derechos de autor.
En conversación con Día1, el ejecutivo nos cuenta cómo avanza la recuperación de la industria del libro tras el duro golpe que significó la pandemia para el sector, el impacto de la Ley del Libro en estos años y cómo se encuentra el sector hoy en día.
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—Este año la Feria Internacional del Libro (FIL) recibió 430 mil asistentes, ¿superó sus expectativas?
Lo primero que debo decir es que la Feria Internacional del Libro, si bien es un espacio comercial, también es un evento cultural. Este año, las transacciones financieras han sido mayores que el año pasado, un 10% más tanto en público como en transacciones. Nuestra meta había sido prudente al ver la situación del país y a que en el primer trimestre de este año el movimiento comercial de los libros se redujo fortísimo a nivel nacional. En cuestión de distribución, las importaciones de España, México y Argentina se movieron muy poco en los tres primeros meses comparado con el año pasado. A pesar de ello, las ventas superaron nuestra meta. Pensamos crecer 5% y llegar a los S/18 millones, pero alcanzamos los S/18,5 millones. Si bien el crecimiento es alentador, debemos entender que el mercado todavía está resentido, tanto por factores propios del país, pero también por la pandemia.
—Esta feria, además, fue más grande que la del año pasado.
Sí, la CPL decidió invertir en el crecimiento de la feria para generar más oportunidades económicas comerciales, entendiendo la situación nacional. No obstante, aunque la afluencia de público fue bastante grande y superó largamente nuestra proyección, el peruano promedio en la feria no ha gastado lo mismo que en el 2019. Antes se veía que compraban 3 o 4 libros, esta vez ha sido menos. La economía está resentida y la salida de la pandemia también ha limitado la producción nacional: la cantidad de novedades presentadas en la feria aún no llega a los niveles del 2018 o 2019. Esto indica que la inversión de las editoriales en nuevos productos y autores se ha reducido.
—¿Este crecimiento entonces no es un reflejo de una recuperación total del sector?
El hecho de que hayan asistido más de 430 mil personas nos indica el interés por el libro, lo que se ha recuperado después de la pandemia. Este es un muy buen síntoma, pero la recesión nos ha alcanzado un poco a todos, y tiene que ver directamente con la pandemia. Actualmente, nosotros tenemos una serie de beneficios como sector, generados por la Ley del Libro, que se promulgó en el 2020. Estos beneficios iban a dinamizar la cadena productiva del sector del libro, pero en la realidad han sido de muy poca aplicación en estos tres años a causa de la pandemia. Por eso es que mantener esos beneficios es fundamental como impulso real en la industria del libro. No obstante, estos beneficios vencen el 15 de octubre.
—Los estragos de la pandemia han impactado mucho en el sector, ¿cuánto se ha podido avanzar en su recuperación?
Tengo muy buena expectativa de la reactivación del sector. El primer trimestre fue bastante lento a nivel nacional, pero el segundo mejoró. En el segundo trimestre ya hubo lanzamientos comerciales importantes, la feria demostró el interés del público por el libro y estoy seguro de que en esta segunda mitad del año el crecimiento va a ser constante. Pero todos andamos preocupados por la Ley del Libro y la posibilidad de que en octubre perdamos estos beneficios económicos y tributarios, justo ahora que nos estamos reactivando, ya que el sector se podría replegar de nuevo.
—Aunque hay buenas señales de recuperación, todavía no se están recuperando los niveles prepandemia en las ventas y en la cantidad de libros que los lectores han comprado. ¿Cuán lejos está todavía la industria de sus cifras del 2019?
En el caso de la feria puedo decir que el ticket promedio se redujo en aproximadamente 15% en comparación con los años anteriores. A nivel del sector aún no tengo la cifra, el primer semestre de este año ha sido bajo, lo que impactó en la producción y comercialización. No obstante, de otro lado, hay un 20% de los asociados a la cámara que ya se estaban recuperando y que ya tienen el movimiento comercial del 2019. Los demás están un poco por debajo.
—¿La caída del primer trimestre se explica por la situación económica del país o por el arrastre de lo que generó la pandemia en el sector editorial?
El factor pandemia ha sido muy importante dentro de la industria, ya que fue muy difícil la comercialización del libro por año y medio. Y ese año y medio representa un año y medio de deudas que recién se están finalizando, el mantenimiento del personal, el pago de derechos, de producción durante ese tiempo, que obligó a suspender mucha de esa producción, incluso aquella que ya estaba pagada. Recordemos que recién comenzamos a activarnos con la FIL 2022. Y, es a partir de ahí que con la feria como motor, iniciamos la recuperación del sector.
—¿Cuánto aporta la FIL en el camino a la recuperación?, ¿se alcanzará este año?
El semestre posterior a la FIL del año pasado, para un 20% significó recuperar comercialmente el mismo movimiento que en años anteriores, pero teníamos un pasivo de año y medio. Estar en la misma situación comercial que en el 2019 no necesariamente permite cubrir todas las deudas y la inversión perdida durante la pandemia. Esta recuperación todavía calculo que nos va a tomar un año y medio más de trabajo si mantenemos este crecimiento constante en las transacciones.
"Esta recuperación[del sector del libro] calculo que todavía nos va a tomar un año y medio más de trabajo".
—Para mantener esa proyección de recuperación de lo perdido en año y medio, ¿cuán importante es que se mantengan los beneficios de la Ley del Libro?
La Ley del Libro es bastante positiva, por supuesto que hay cosas que mejorar y estamos trabajando en eso junto con el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Economía. Cualquier situación que pueda suceder como, por ejemplo, la pérdida de los beneficios tributarios de la Ley del Libro va a retrasar la recuperación. Es un sector sólido como gremio, pero todavía frágil comercialmente.
Ley del Libro
—Han pasado tres años desde la Ley del Libro, que se aprobó al límite de la fecha (15 de octubre) por un plazo más amplio, ya que normalmente algunos de los beneficios se estuvieron renovando cada año. ¿Esta vez se buscará un plazo de vigencia distinto?
El hecho de que tengamos que pelear la Ley del Libro cada tres años no nos permite una planificación a largo plazo. Al 2030, a nivel global por Unesco, hay una meta para que el libro sea más accesible como parte de las industrias culturales, pero al no poder planificar a largo plazo se genera mucha inestabilidad en el sector, sobre todo para las inversiones nacionales y extranjeras.
Es por eso es que siempre ha sido una petición del gremio que la ley no diga exoneración tributaria, sino inafectación del IGV a los libros, eso es lo que estamos pidiendo al Congreso. Y que, por lo tanto, los beneficios tributarios del libro sean perpetuos. Esperemos que así sea este año, entre otros beneficios, que tienen que ver con los estímulos económicos que da el Ministerio de Cultura y el Fondo Libro para implementar bibliotecas escolares.
—¿Cuál es el impacto que tendría la inafectación?, ¿nos permitiría ser más competitivos?
Lo que estaríamos logrando es insertar la industria del libro peruana en el nivel internacional. La mayoría de los países en la región, y es una tendencia mundial, tiene este beneficio de la inafectación del IGV y la exoneración tributaria por derechos de autor, las regalías de Derecho de autor. Acá, nosotros pagamos impuestos por eso y eso hace que no se puedan publicar muchos autores extranjeros e incluso a autores peruanos que viven fuera del país porque tienen que pagar 30% de impuestos. Incluso que tengamos como beneficio tributario la exoneración del IGV por tres años hace que los demás países nos miren con cautela porque no saben qué es lo que va a pasar el próximo año.
—¿En qué otros aspectos podría mejorar?
Los beneficios no afectan a todos sino, sobre todo, a un sector de la industria editorial. Todo eso hace que varios de los libros que se venden en el Perú, de autores peruanos, con editoriales en el Perú, se produzcan en Colombia porque los beneficios tributarios allá son mejores, lo que hace que sea más barato.
La Ley del libro es beneficiosa, se ejecutó en buena parte bastante bien, pero no ha observado todos los elementos de la cadena productiva, lo que estamos buscando ahora es la inafectación del IGV para que beneficie a todo el sector, lo que nos permitirá insertarnos en el mercado internacional de una manera sólida y recuperar la producción.
—¿Cuál va a ser el camino para lograr la inafectación del IGV que se busca este año?
Nosotros hemos tenido ya reuniones con el Ministerio de Cultura, con el Ministerio de Economía y también con algunas bancadas del Congreso. Entendemos que el Ejecutivo está preparando un proyecto de ley, en donde sí ha recogido las inquietudes que nosotros tenemos, las peticiones incluyendo la inafectación. En el Congreso entendemos que también ya dos bancadas presentaron sus proyectos de ley. Tienen la puerta abierta a la inafectación del IGV. Esto se va a decidir en el Congreso, ellos son los que tienen que aprobarla.
—¿Cuál sería el balance de estos años con la Ley del Libro?, ¿cómo se pudo potenciar el movimiento comercial del libro y su accesibilidad al consumidor a través de los precios, a pesar de los años de pandemia?
Uno de los elementos que nos benefició y que ha sido muy positivo son los estímulos económicos que otorga el Ministerio de Cultura. Esto nos permitió enfrentar la pandemia. Sin la Ley del Libro, muchos de nosotros en el sector no hubiéramos sobrevivido durante año y medio, con la serie de pasivos que tuvimos. Las compras de la Biblioteca Nacional, que está dentro de la ley, impulsó la producción del libro. Por el lado de la exoneración del IGV y reintegro tributario, dos beneficios que esperamos no perder el 15 de octubre, también han beneficiado al sector. No obstante, hace falta que la inafectación del IGV se aplique a toda la cadena de producción editorial. Es parte de los pedidos que hicimos al Congreso y a los ministerios. Una vez que sea así, podremos ver una disminución mayor en los costos y un menor precio de venta al público.
Asimismo, el reintegro tributario impacta en la producción, que también puede ser más amplio para abarcar a todos los sectores. Por ejemplo, este no se aplica a los fondos editoriales universitarios o académicos, ya que la ley excluye a las empresas medianas y grandes. Aunque el fondo editorial apenas representa entre el 5% y 6% del presupuesto de la universidad, la normativa observa todo el presupuesto de la universidad y por eso no la beneficia. Esa es una mala conceptualización de la Ley del Libro contra la que estamos luchando para que todos accedan y puedan tener mejores costos.
—¿Dentro de las peticiones han incluido el punto de afinar ese criterio para determinar cuáles son empresas medianas y grandes en este sector?
Sí, debo decir, además, que el sector del libro no tiene empresas medianas ni grandes. El sector del libro es pequeño o micro, empresarialmente hablando. Nosotros no tenemos empresas ni medianas ni grandes por los niveles de facturación.
—¿Pero hay editoriales de mayor tamaño como Penguin Random House o Planeta, ¿no son consideradas empresas medianas o grandes?
Así es. Esa es una realidad en el Perú. Solo miremos algunos indicadores. En la Encuesta Nacional de lectura que presentó el Ministerio de Cultura en abril, vemos que el peruano y peruana promedio consume dos libros al año. Y el porcentaje del libro nuevo, que uno compra, compite con el libro que le regalan de segundo uso. Si sumamos esos factores, nos damos cuenta de que estamos comercialmente hablando alejados de otros países.
Si bien Colombia consume en promedio cuatro libros al año por persona y, por lo general, los compran, vemos también que tratan de leer los libros que se han producido ese año. Uniendo estos datos estadísticos nos damos cuenta de que la producción del libro peruano, incluso en editoriales importantes como Planeta y Penguin, es bastante reducido. A todos nos suenan mucho estas editoriales, pero la verdad es que no pueden ser calificadas como medianas o grandes por eso.
"Nosotros [en la industria] no tenemos empresas ni medianas ni grandes por los niveles de facturación. El sector del libro es pequeño o micro, empresarialmente hablando".
—¿En cuánto se contrajo la producción?
No tengo el dato exacto, pero te puedo dar una referencia. Cuando imprimimos libros, siendo de editoriales de literatura de no ficción, si estos tienen un tiraje mayor a 1.000 ejemplares, ya se hace fuera del país.
—¿Por ser más rentables al producirlos fuera del país?
Sí, y en consecuencia eso significa que la producción editorial peruana se reduce, se vuelve cautelosa. Eso nos restringe de todas maneras, las inversiones de las editoriales independientes peruanas no pueden apuntar tan fácilmente a ello. Una editorial independiente peruana, hoy, difícilmente se lanza a imprimir 3.000 ejemplares, como sí sucedía en el 2005 o 2010. Los tirajes en el Perú en los últimos años son de 300 a 500 ejemplares, por lo general.
Industria y precios de los libros
—¿Ahora ya se podrían aprovechar de manera más efectiva los beneficios tributarios?
La Ley del Libro ha sido algo buenísimo para el sector. Si bien muchos sí se aplicaron y nos salvaron durante la pandemia, no se pudo practicar en su totalidad. Ahora sí se podría. Hoy el Congreso de la República y el Poder Ejecutivo tienen la oportunidad de convertir esta ley en una política de Estado, en algo cultural permanente con una visión a futuro de país. Eso es lo que nosotros le pedimos y con las observaciones y pedidos, con la experiencia de estos últimos tres años.
"Que tengamos que pelear la Ley del Libro cada tres años no nos permite una planificación a largo plazo, lo que genera mucha inestabilidad en el sector, sobre todo para las inversiones nacionales y extranjeras".
—En caso no se aprobaran estos beneficios, ¿cuánto más podrían encarecerse los libros? ¿Sería un 18% más del IGV o podría ser incluso un poco más teniendo en cuenta los otros costos de producción?
No es sólo el 18%. Si en la producción el precio de venta creciera 18%, las editoriales van a ser más prudentes a la hora de producir libros, lo que hará que el tiraje se reduzca y con ello los costos se incrementan. Y este costo extra en la producción del libro va a afectar de todas maneras el precio de venta al público. En algunos casos, podríamos estar hablando de un incremento del 25% a 30%, y algunos editores me hablan de un incremento bastante superior a la cifra que te estoy dando. Además, comentan que si perdemos esos beneficios, no sólo se va a incrementar el costo, sino que nos vamos a aislar del circuito internacional, por lo que libros de editoriales españolas, mexicanas, argentinas y de otros idiomas van a ser mucho más costosos porque habrá que pagar impuestos para su importación.
Esto impactaría en una reducción de las importaciones de libros. Así también la exportación de libros y la presencia de editoriales peruanas en ferias internacionales.
—¿Un desaliento al consumo de libros en un contexto en el que los lectores de por sí ya tienen un presupuesto más acotado?
Efectivamente y ahí es donde me preocupo más porque vuelvo a la experiencia de esta última feria, a la que asistieron más de 430,000 personas, un indicador innegable del interés que tiene el peruano y peruana por el libro y de su potencial. Si a este lector le suben los precios va a dejar de asistir a las librerías, a las ferias, va a priorizar y ese presupuesto irá hacia otro lado. O va a reducir su compra de libros y por lo tanto ese desaliento lo que hará es disminuir el interés del peruano por el libro. El interés hoy está y recordemos que el acceso al libro es un derecho.
—Con la aprobación de los beneficios a largo plazo, ¿también se podría ver una expansión del mercado editorial al tener mayor calidad a futuro?, ¿cómo ve al sector? Hace poco la editorial Anagrama anunció su reingreso al país.
A pesar de las dificultades que puedan presentarse, el sector se ha mantenido activo, el número de editoriales y de librerías que hay en el Perú se mantiene. Ha resistido el sector librero y Anagrama está entusiasmada de volver al mercado peruano. Mientras en nuestro país mantengamos las reglas de juego, llegarán más. Estamos a la espera de otras representaciones internacionales que han asistido a la feria, donde estuvieron 16 editoriales chinas, que vinieron a conocer el mercado peruano, interesados en conocer nuestra producción y la posibilidad de inversión. También hubo representantes de editoriales franceses, de Costa Rica, Uruguay, Panamá. Hay buenas oportunidades pero dependemos mucho de las reglas del juego y de que la Ley del Libro se fortalezca.
—¿Cuándo inicia el planeamiento para la feria Ricardo Palma y para la próxima edición de la Feria Internacional del Libro de Lima, que siempre se hace con antelación?
Este es un evento bastante elaborado y complejo , solo el área de actividades culturales se encarga de la coordinación de más de 900 actividades . El trabajo es muy fuerte, pero desde la quincena de septiembre ya se deben activar todos los planes. No solo por eso sino también porque hacia finales de noviembre y principios de diciembre, la Cámara Peruana del Libro organiza, la feria de Ricardo Palma, la más antigua del país, en Miraflores dentro de tres meses.