La compañía OpenAI se hizo mundialmente famosa relativamente rápido. El Chat GPT se convirtió en un inicio en un dolor de cabeza para los profesores a nivel global, pero hoy las discusiones alrededor de esta tecnología giran en torno a las posibilidades de mejora de la experiencia de miles de alumnos alrededor del mundo. El uso de la inteligencia artificial (IA) ha marcado un antes y un después en este sector, como también en muchos otros. Así como los profesores se adaptan a las nuevas tecnologías para educar a las futuras generaciones, muchos ya experimentamos o experimentaremos la irrupción de la IA en nuestra vida diaria.
¿Qué hace la IA que no pueden hacer nuestras computadoras? En sencillo, las computadoras tradicionales ejecutan tareas específicas que provienen de órdenes brindadas por los usuarios. La IA, por el contrario, está en constante entrenamiento. La IA Generativa, por ejemplo, crea y aprende sin la intervención del usuario. Es decir, realiza muchas más tareas en simultáneo versus una computadora tradicional.
Según un estudio de la empresa Schneider Electric que data del 2023, la IA consume actualmente unos 4,3 gigavatios (GW) de energía en todo el mundo, lo que equivale a la cantidad de energía consumida por algunos países pequeños.
Hoy, además, la IA está estrechamente relacionada a los centros de datos, cuyo tamaño depende del gusto del comprador solicitante de esta infraestructura. Así como un McDonalds puede utilizar un centro de datos con las dimensiones de un frigobar para tomar y recibir las órdenes de sus clientes y procesar cobros, las ‘7 Magníficas’ pueden demandar centros de datos valorizados en más de US$1 millón, una estructura que puede sobrepasar los 13 metros de largo.
Rediseñar desde el origen
Debido a la potencia requerida por la IA, los proveedores de centros de datos están adaptando estructuras en aras de mitigar el impacto negativo en el medio ambiente.
La vida útil de un centro de datos que incorpora IA oscila entre los 15 y 20 años, casi el doble de los centros de datos tradicionales. Mientras que los segundos son construidos modularmente, los primeros incluyen en su diseño sus proyecciones futuras de potencia energética.
“Una vez que el centro de datos está construido y operativo, el tamaño de la infraestructura determina cómo consume la energía o la electricidad. Esto es importante porque un centro de datos de IA, durante toda su vida útil, demanda energía las 24 horas del día durante los 7 días de la semana”, explica Shaheen Meeran, vicepresidente de Desarrollo Empresarial de la división Secure Power de la francesa Schneider Electric.
La ejecutiva cuenta a Dia1 que estos centros de datos están siempre al 100% de su capacidad, algo muy distinto a lo que ocurre con los servidores que no contemplan IA, pues consumen aproximadamente entre el 10% y el 40% de la energía durante su vida útil.
En Latinoamérica, el centro de datos de Quilicura, ubicado en Chile, fue el primero que instaló Google allá por el 2015, y constituye uno de los centros de datos más respetuosos con el medio ambiente, asegura Diego Montoya, gerente general de Google Cloud Perú, a este Suplemento.
Y es que, dado el gran impacto ambiental y la alta inversión que necesitan estas infraestructuras, la discusión en esta industria se centra en las eficiencias.
Por un lado, ya son tangibles los esfuerzos para impulsar el uso de energías limpias como la solar, la eólica y la gasífera para alimentar a los centros de datos. Y, por otro lado, ya es también común la implementación de gemelos digitales, réplicas de las instalaciones de los centros de datos en un entorno virtual, en el cual se montan todos los requerimientos del usuario (como los aspectos de refrigeración o colocaciones físicas de ciertos dispositivos) e incluso, las ampliaciones y actualizaciones futuras.
De hecho, este modelo modular que contempla futuras incorporaciones fue utilizado por la ‘telco’ Claro para la construcción de su centro de datos en Villa El Salvador el año pasado.
Actualmente, está construido en su primera etapa, valorizada en US$20 millones, pero cuenta con la capacidad de crecer cuatro veces más.
De hecho, la estrategia que tiene la compañía para el despliegue de las siguientes fases está enfocada en el uso de nuevas tecnologías a corto, mediano y largo plazo. “Podemos crecer todo lo que sea necesario según lo que la demanda lo requiera”, detalla Mariano Orihuela, director de Mercado Corporativo de Claro Perú.
Esto comprueba que, aunque esta parezca una discusión ajena a nuestra realidad, ya existen este tipo de inversiones en nuestro territorio a pesar de que su avance y desarrollo es aún incipiente si lo comparamos con otros continentes o economías desarrolladas.
En Perú, en diciembre del año pasado Siderperu –la empresa peruana dedicada a la fabricación y comercialización de productos de acero– anunció el inicio de las operaciones de su centro de datos industrial, el cual requirió de una inversión de US$418 mil.
Además, la empresa Smartteg maneja dos centros de datos en Surco y Los Olivos; la tecnológica chilena Gtd tiene planeado inciar la primera fase su primer data center en nuestro país este mes; y la ‘telco’ Fiberlux espera tener en operación su centro de datos que incorpora IA en el primer trimestre del 2025.
Claro, además, tiene planeado inaugurar nuevos centros de datos en los próximos 5 años y debido a su despliegue por fases, existe la posibilidad de que estas infraestructuras se monten fuera de la capital.
La ‘telco’, que trabaja bajo el paraguas del Grupo América Móvil en el mundo, cuenta con 42 centros de datos tanto en la región como en Europa, mientras que Google suma -incluyendo a Chile- 24 centros de datos alrededor del mundo y 8 en desarrollo.
Son muchas las aristas de discusión vigentes respecto a esta tecnología y los centros de datos, pero una muy poco frecuente recae en los ingresos que se generan. ¿Por qué?
Según Mareen, aproximadamente el 95% de la discusión del sector está alrededor del entrenamiento o formación de la IA, mientras que el otro 5% se concentra en la inferencia o el espacio donde la inversión se rentabiliza.
“Creemos que en 2028 esta división será de 50%-50%, y la razón de ello es que una vez que se desarrollan los modelos, hay que desplegarlos definitivamente para ver su rentabilidad”, asegura la ejecutiva. ¿Será verdad tanta maravilla? El Chat GPT es solo el inicio de esta historia.
Google Cloud cuenta con el servicio “Regiones de Nube”, distintas a los centos de datos. Se trata de infraestructura técnica digirida a clientes que buscan servicios de almacenamiento, pero también análisis de datos e inteligencia artificial (IA). Actualmente, se se ubican en São Paulo (inaugurada en el 2017) y Santiago (operativa desde el 2022). La compañía trabaja en un nuevo proyecto en Querétaro (México).