No son los mejores días para la industria del turismo en el Perú. A las ingentes pérdidas que acumula el sector desde que comenzó la pandemia del coronavirus (hace 18 meses), ahora se han sumado nuevas restricciones para el ingreso de los viajeros internacionales que nos visitan. Así, desde hoy, quien lo haga deberá presentar a los funcionarios de Migraciones la acreditación de su vacunación completa contra el COVID-19, visada por el país donde se inoculó, así como una prueba PCR (molecular) negativa de, como máximo, 72 horas de vigencia.
Más allá de si son o no justificados estos requisitos, o de si se cambiarán o eliminarán por completo en el futuro, lo cierto es que estas nuevas limitaciones afectarán la recuperación de una actividad que ya figura entre las más golpeadas económicamente por la crisis sanitaria, como anota a Día1 Martín La Rosa, country manager para el Perú y Bolivia de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés).
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Lima puede ser un buen tamiz para verificar lo dicho por La Rosa. Para ello servirá monitorear el flujo de pasajeros que se movilizará los próximos días por el aeropuerto internacional Jorge Chávez (AIJCh), nuestra principal puerta de ingreso al país por vía aérea. El otro filtro puede ser el Cusco, el buque insignia de la oferta turística del Perú frente al mundo, y cuyo aeropuerto internacional –el Velasco Astete– ha sido históricamente el segundo más importante del país por volumen de viajeros atendidos, detrás del de la capital.
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La data es poco alentadora respecto a lo que se vendrá con mayores restricciones para la Ciudad Imperial. Según el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), entre mayo del 2020 y julio del 2021 el Cusco no ha recibido un sólo pasajero en vuelo directo desde el exterior. En otras palabras, en ese período este otrora baluarte de la industria turística local no ha tenido conexiones internacionales directas, lo cual es preocupante si se recuerda que, apenas en el 2019, el Velasco Astete se conectaba sin escalas con ocho ciudades del extranjero en Chile, Colombia y Bolivia.
“Es difícil que ese nivel de conectividad se recupere pronto, primero porque Chile todavía está con buena parte de su cielo cerrado, y luego porque Avianca, la aerolínea que operaba nuestros vuelos entre el Cusco y Colombia, se fue del país, mientras que Amaszonas, la que nos conectaba con Bolivia, quebró”, explica el past president de la Cámara Regional de Turismo del Cusco (Cartuc), Carlos Milla.
Lo mencionado arriba no quiere decir que ya no llegan viajeros internacionales a la Ciudad Imperial, pues estos ahora aterrizan previo paso por Lima, pero sí nos demuestra el peso que ha perdido el ‘ombligo del mundo’ como uno de los centros de conexiones, o ‘hubs’ de Sudamérica, un escenario que ya por sí solo es un problema, como para sumarle nuevas condiciones a los visitantes.
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Foco en el turismo interno
Debido a estas dificultades de conectividad, tanto el Cusco como otros destinos del Perú han tenido que adaptarse al turista nacional (o interno) en el 2020 y 2021. Ello, sin embargo, ha implicado un reto aparte para la oferta cusqueña, debido a que antes ha estado dirigida mas bien al visitante extranjero. “En la prepandemia, por cada turista interno que teníamos, habían cuatro internacionales. Hoy, podría decirse que la situación cambió (casi) 180 grados, porque tenemos tres turistas nacionales por cada internacional”, refiere Carlos Milla.
Evidentemente, no todas las empresas en esta industria han podido virar hacia la demanda local, y otras simplemente no lo han hecho porque les resulta poco rentable, de momento. Este último es el caso de algunas firmas que operan en el segmento ‘premium’. Por ejemplo, ha ocurrido con determinados hoteles de cuatro y cinco estrellas, nos precisa el ex titular de Cartuc.
Al respecto, Tibisay Monsalve, gerenta general de la Sociedad Hoteles del Perú (SHP), cuenta a Día1 que se ha dado el caso de hoteles como los de la cadena de lujo Belmond que “recién están abriendo en el Cusco”, justo porque les ha tocado hospedar a los equipos de productores y actores que se han hecho cargo de la filmación de la película Transformers, pues esta se ha rodado en el ‘ombligo del mundo’.
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“Muchos de estos establecimientos tienen espalda financiera para mantenerse cerrados durante la pandemia, o para abrir de forma intermitente”, detalla Milla, de Cartuc. Añade que, por ejemplo la cadena Belmond, ha intercalado operaciones entre sus hoteles cinco estrellas Monasterio y Palacio Nazarenas, abriendo uno cuando cerraba el otro.
Una estrategia similar han llevado adelante –de acuerdo con Milla– cadenas de hoteles cuatro estrellas como las peruanas Casa Andina, Costa del Sol y Libertador, así como la española San Agustín, entre otras.
Las aperturas se están dando así, como decíamos, por el mayoritario viajero nacional en el Cusco, pero también porque, contando a todos los visitantes que regularmente tiene la Ciudad Imperial, se logra un promedio de reactivación del turismo de apenas el 35% respecto de los niveles que tenía este destino en el 2019, antes de la emergencia sanitaria, como acota a su turno el ex titular del Mincetur, Rogers Valencia.
“Para que tengan una idea del nivel de demanda con el que estamos trabajando, sirve saber que hoy el Velasco Astete está operando con un promedio de 15 vuelos diarios (nacionales), mientras que en el 2019 lo hacía con 56 vuelos diarios (locales e internacionales)”, explica el ejecutivo, quien también fue cabeza del Ministerio de Cultura (Mincul).
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Guerra de precios
Como se puede inferir, con niveles todavía bajos de reactivación, y una oferta dirigida más que todo al turista local, es esperable que los ‘tickets’ se abaraten y comience a distinguirse una “guerra de precios” en este sector, sobre todo entre hoteles que se mueven en el segmento premium, que han reducido sus cobros, y otros que operan en el segmento de mediana escala (por ejemplo, los tres estrellas superior), señala Milla.
En ese escenario, José Koechlin, fundador y CEO de la cadena Inkaterra, apunta que, de cara a lo que queda del año y el 2022, es importante que la industria trabaje ya en impulsar el incremento del aforo en Machu Picchu, que ahora está restringido al 40% de su capacidad máxima por día, es decir, a alrededor de 800 visitantes por fecha.
Otro de los pendientes pasa por la promoción del Cusco en los mercados internacionales, “incluso si las fronteras están cerradas”, indica Koechlin, para no perder el paso pese a la crisis. Y sí, hay que ver todo como una oportunidad.
Bonus track 1: ojo con los protocolos en Machu Picchu
Más allá del aforo restringido a Machu Picchu, el ex titular del Mincetur Roger Valencia, apunta que hay incoherencias y hasta contradicciones entre los protocolos que se aplican en este destino. “Por un lado, se limita a grupos de sólo ocho personas los recorridos por la ciudadela inca, incluyendo al guía. Esto, a pesar de que estos recorridos se hacen al aire libre. Y, por otro lado, se deja que los buses que trasladan a los visitantes de Machu Picchu Pueblo al complejo arquitectónico operen con 30 personas en un ambiente cerrado y sin ventanas”, explica el ejecutivo.
Además, añade que, de cara a los próximos dos años, será vital ampliar los accesos a la ciudadela, por ejemplo, con el llamado ‘centro de interpretación’, una suerte de base para gestionar el movimiento de los visitantes, al mismo tiempo que se les ‘introduce’ -con charlas- a la cultura inca.
De este modo se puede, además, ganar más aforo y que se haga sin aglomeraciones, vía rutas distintas.
Bonus track 2: Aerolíneas proyectan recuperación total para el 2025
En el promedio nacional, la recuperación del turismo peruano también fluctúa, como en el caso del Cusco, entre el 30% y el 35% este mes, sobre todo sustentado por el viajero interno, explica a Día1 Ricardo Acosta, presidente de la Asociación Peruana de Agencias de Viajes y Turismo (Apavit).
Este avance, sin embargo, puede estancarse en ese rango y no pasar del 35% si desde el Gobierno se impulsan medidas restrictivas de la movilidad de los viajeros internacionales, como las que acaba de publicar el último fin de semana, sobre la obligatoriedad de que los viajeros del exterior llegados al Perú deban presentar su ficha de vacunación completa y prueba PCR negativa a las autoridades locales, antes de ingresar a nuestro país.
“Antes de publicar normas como esa, sería bueno que el Gobierno convoque al empresariado peruano del sector, que nos escuche”, comenta el ejecutivo.
En la misma línea, el country manager de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) para Perú y Bolivia, Martín La Rosa, añade que es valioso que el Estado tome nota de los puntos de vista del empresariado, y ambos estamentos trabajen en conjunto para recuperar la industria cuanto antes.
Sólo en el caso del mercado aéreo, por ejemplo, IATA proyecta una recuperación de los niveles prepandemia en el ámbito doméstico peruano para el 2023, y del internacional todavía para el 2025.
Estas proyecciones, claro, están hechas sobre la base de ir liberando restricciones, a medida que avance la vacunación en el Perú.
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