A pesar de que desde el segundo semestre del 2022 las restricciones a las clases universitarias presenciales comenzaron a reducirse, el interés de los estudiantes de posgrado por acceder a la educación semipresencial sigue en aumento. Así, la tendencia de este formato de enseñanza seguiría creciendo en los próximos años tanto en maestrías como en educación ejecutiva y cursos cortos.
Según un estudio a nivel nacional de GRM, realizado a 300 profesionales de entre 25 y 55 años, el 55% preferiría seguir estudios de posgrado o maestría a través de la semipresencialidad. Esta cifra significa un crecimiento del 4% frente a los resultados del 2022 y del 9% en comparación del 2021. En tanto, la presencialidad total obtuvo la preferencia del 22% de los encuestados, 1% menos que en el 2022; y la virtualidad llegó al 23%, 3% menos frente al 2022.
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“[En la educación híbrida] poco a poco se encontraron ventajas no solo para los estudiantes, sino también para los docentes y para las mismas instituciones educativas al incorporar herramientas y contenidos digitales, como por ejemplo la clase invertida [uso de recursos digitales en los que también el profesor forma parte del aprendizaje] y el b-learning [la unión eficiente de las clases presenciales y remotas]. Cualquiera sea el modelo que se aplique, la educación híbrida da autonomía y flexibilidad a los estudiantes”, explica Giuliana Reyna, gerente general de GRM.
Las escuelas de posgrado peruanas siguen esta tendencia. Según Sandro Sánchez, jefe de Impacto Positivo y director de programas MBA en Centrum PUCP, en dicha institución el 50% de maestrías son presenciales y el otro 50% son la sumatoria entre semipresenciales y a distancia. Asegura que la tendencia va a favorecer más a la semipresencialidad, situación que ya se refleja en la educación ejecutiva.
“La tendencia es que la semipresencialidad y las clases a distancia crezcan, conforme los alumnos se introduzcan más en lo virtual y las innovaciones tecnológicas lleguen. En la educación ejecutiva, que son cursos cortos, donde tenemos estudiantes del interior del país e internacionales, la educación semipresencial y a distancia está sobre el 80%, principalmente por la facilidad de acceso”, explica.
En el caso de la Escuela de Posgrado de la UPC, la presencialidad en maestrías tiene algo más de acogida, pero durante los dos años del programa, los estudiantes terminan migrando a la educación híbrida.
“En maestría es un 60% de presencialidad, porque los estudiantes le dan más valor al grado que otorga la escuela en modalidad presencial. Pero una vez que cursan las clases, alrededor del 10% o 15% pasa a clases semipresenciales. Luego de elegir el grado, conocer a su promoción y hacer ‘networking’, ya sus principales razones para elegir la presencialidad pasa a un segundo plano”, asegura Ricardo Pino, director académico de la Escuela de Postgrado de la UPC.
Perfiles
Las fuentes coincidieron en que el estudiante de educación ejecutiva y de cursos cortos suelen ser recién egresados, de entre 25 y 30 años, quienes prefieren llevar los estudios a distancia. En tanto, los estudiantes de maestría superan los 30, ya que tienen mayor experiencia laboral y ahorros para costear el programa.
Pino señala que quienes cursan maestrías en la UPC tienen una edad promedio de 36 años. “Son personas logradas, con ahorros y que comienzan a competir con otros profesionales en ascensos a cargos gerenciales”, agrega. En cambio, señala, en la educación ejecutiva el promedio de edad es de alrededor de 26 años. “Para muchos de ellos es su primer contacto con el posgrado”, detalla.
Los rangos de edad son similares en Centrum PUCP. Sánchez destaca que quienes optan por una maestría virtual son aquellos profesionales que no pueden estar en Lima. “Por ejemplo, quienes trabajan en mineras, hidrocarburos o agroindustria”, explica.
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En tanto, José Maguiña, director académico de Pacífico Business School, asegura que si bien la edad no impide que un estudiante menor a los 30 años pueda optar por una maestría o uno que supere los 40 años opte por cursos cortos, sí existen diferencias en las preferencias por la presencialidad o semipresencialidad.
“Creería que hay una tendencia a que los estudiantes más jóvenes prefieran la virtualidad, mientras que aquellos estudiantes con algunos años más gustan de la parte presencial, valoran mucho más tener contactos. Si bien igual se hace ‘netoworking’ con clases virtuales, la tendencia es esa. [...] Entonces la oferta va en esa línea, ofrecer programas de educación ejecutiva en todos los niveles, que las opciones tengan la posibilidad de ser cursadas remotamente o en la presencialidad”, detalla.
Riesgos
El estudio de GRM identifica como la principal barrera para seguir estudios de posgrado a la alta inversión que esta requiere (43%), la priorización de otros gastos (35%), no tener suficientes ahorros (30%) y la coyuntura económica y política (25%). Si bien este es un temor recurrente, las fuentes consultadas consideraron que, a la larga, la crisis termina significando un impulso favorable para que los profesionales inviertan en maestrías o en educación ejecutiva.
“En los 22 años que tenemos en la industria, hemos pasado por varios espacios de depresión económica y social. Hemos encontrado interesante que cuando las cosas van mal económicamente los profesionales ven en la educación una especie de refugio. Cuando la pandemia vino, el 96% de estudiantes decidió seguir con su maestría y pasarla a virtual. Entonces sentimos que la educación ejecutiva es contracíclica respecto a las crisis”, afirma Sánchez.
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En Centrum PUCP los estudiantes de maestría y otros programas crecieron 25% durante el 2023.
En tanto, en la Escuela de Posgrado de la UPC, el crecimiento en maestrías fue de 8% frente al año pasado.
“En 2024 esperamos tener un crecimiento de entre 5% y 10%. Esto se debe a que como ahora hay una recesión técnica, las personas tienen un comportamiento contrario a lo que ocurre en otros campos. Las personas buscan estudiar para mantenerse competitivos”, señala Pino.
Así, se desprende que para los profesionales el factor económico es un temor de cara a la continuidad de sus estudios de posgrado, pero buscan la manera de sacar adelante la inversión.
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En ese sentido, Maguiña explica que en la Pacífico Business School se dio un incremento del 20% de estudiantes de maestrías en los últimos cuatro años. Sin embargo, destaca que la crisis reciente ha dado un segundo impulso a la educación ejecutiva y cursos cortos.
“Si bien hay un crecimiento en ambos tipos de educación, los grandes saltos se están dando en cursos cortos y programas de educación ejecutiva. Esta tendencia tiene que ver con lo que sucede en el país. Mientras una maestría es una propuesta de inversión a mediano o largo plazo, con la incertidumbre muchas personas optan por apostar por algo más pequeño, corto, y que recupere la inversión de manera más inmediata. Frente a la incertidumbre es que los programas de educación ejecutiva crecen más [...] y el mercado peruano como país tiene escuelas de negocio que marcan la diferencia”, concluye.
España como destino
Por otro lado, el interés de los profesionales peruanos por migrar a España para seguir estudios de posgrado sigue en aumento, asegura Bruno Garro, country manager de la IE University para Paraguay, Bolivia y Perú. Según indica, durante este año se vio un incremento de la participación presencial y virtual de peruanos en sus eventos de captación, así como una mayor cantidad de consultas a través de medios digitales.
El interés se tradujo en que durante enero, 39 peruanos accedieron a maestrías de la universidad, y en setiembre otros 55 oficializaron su inscripción.
“Este año hubo un incremento del interés de los peruanos por salir en general, no solo en migrar a España. Los más fuertes en esa convicción suelen ser los más jóvenes, que tienen entre 18 y 35 años. En ese rango de edades lo que más se busca es educación, formación y la posibilidad de conseguir nuevos empleos en mercados distintos, y ven en España esa oportunidad”, resalta.
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A pesar de esto, señala que la cantidad de nuevos alumnos tuvo un crecimiento del 7% frente al año pasado, cifra inferior a las obtenidas por Bolivia y Paraguay -ambos rondan el 15%-. Según dice, el crecimiento en sí mismo es positivo, pero hubo una ligera desaceleración debido a la crisis económica que enfrenta el país.
“Probablemente en el Perú se dio un crecimiento menor por la situación política y económica. No obstante, hay mucho interés. Es un crecimiento importante, pero no en los niveles de años anteriores. Lo cierto es que en nuestros eventos siempre tuvimos mucha participación del público de Perú”, destaca.
El estudio de GRM también identificó esta ligera reducción de interés por inscribirse en una universidad del extranjero. Al consultar a los profesionales peruanos si la virtualidad incentiva y propicia la posibilidad de seguir estudios de posgrado o maestría en una universidad o escuela que esté en el Perú o fuera, el 61% respondió que optaría por las instituciones del extranjero. Este resultado es inferior al del 2022, cuando la cifra llegó al 67%.
Por otro lado, Garro también señala que los peruanos no solamente buscan a España como destino para seguir estudios de posgrado. Detalla que en el caso de IE University hubo un ingreso de 38 compatriotas en carreras universitarias de pregrado.