A estas alturas, es una verdad de Perogrullo afirmar que Apurímac es la región con la mayor riqueza minera pendiente de ser desarrollada en todo el Perú.
Hablamos de ocho proyectos de cobre y hierro por más de US$10 mil millones de Capex (gasto de capital), cuya viabilización se ha visto continuamente aplazada debido a la ausencia de infraestructura de transporte para trasladar el mineral hacia el litoral.
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Sólo una gran mina, en este contexto, ha podido ser construida: Las Bambas, pero a costa de un interminable conflicto social, gatillado por el uso de una vía comunal como medio de transporte para los concentrados de cobre.
De acuerdo al Gobierno, la solución a largo plazo para este y otros potenciales conflictos en el volátil Corredor Minero del Sur, es el ferrocarril San Juan de Marcona – Andahuaylas, proyecto de US$4.560 millones, pensado para unir el nodo minero de Apurímac con el litoral iqueño a lo largo de 920 km.
“Esta obra dará rentabilidad a los proyectos existentes [en Apurímac] pero también a otros que, de otra forma, serían inviables, como Ferrobamba y Hierro Apurímac”, indicó el ministro de Energía y Minas, Iván Merino, el pasado miércoles.
La iniciativa fue lanzada por el premier Guido Bellido el pasado 26 de agosto, pero no se trata de una idea que se le haya ocurrido a este gobierno.
TREN PARA LA MINERÍA
“El proyecto existe en cartera del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) desde hace tres años (2018)”, apunta Rómulo Mucho, ex viceministro de Minas.
El concepto, sin embargo, flota en el ambiente desde hace dos o más décadas.
Uno de los primeros en formularlo, según expertos en minería consultados para este informe, fue Alberto Benavides de la Quintana, fundador de Compañía de Minas Buenaventura.
Antes de que el Las Bambas empezara a ser desarrollado, Benavides ya avizoraba la necesidad de implementar un ferrocarril para viabilizar los proyectos mineros apurimeños.
Su idea, comentan, consistía en implementar un tren de diez vagones, de los cuales, ocho serían dedicados a transportar minerales, uno a productor agrícolas y otro a pasajeros.
Ni más ni menos que el mismo proyecto presentado al MTC por el Consorcio Ferrocarril del Sur (Southern Railway Consortium) en 2018.
Carlos Alberto Saavedra, director de Gestión en Infraestructura y Servicios de Transportes del MTC, explica que los principales productos que moverá el futuro ferrocarril serán concentrados de hierro, cobre y oro, en ese orden, seguidos por molibdeno, plomo, zinc y plata.
“Los demás productos, tanto alimenticios como de otras categorías (incluyendo el transporte de pasajeros) serán complementarios”, precisa. ¿Por qué el hierro es tan importante?
RIQUEZA FERRÍFERA
Según el Ministerio de Energía y Minas (Minem), ello se debe a que Apurímac es la región más rica del Perú en mineral de hierro, y a que la explotación de este recurso sólo resulta rentable si puede ser transportado en ingentes cantidades para reducir costos.
No extraña, por tanto, que la empresa más interesada en sacar adelante la idea del ferrocarril sea un productor ferrífero: Strike Resources, propietario del megaproyecto Apurímac Ferrum (US$2.900 millones).
La australiana viene alentando el tendido de una vía férrea entre Andahuylas y Marcona desde el 2010, cuando un estudio desarrollado por Ausenco determinó que esa era la vía más económica para transportar el mineral de hierro hacia la costa.
De allí su determinación de unir esfuerzos con el Consorcio Ferrocarril del Sur para sacar adelante el proyecto.
“El desarrollo del ferrocarril a Andahuaylas permitirá que el proyecto Apurímac Ferrrum escale a su máximo potencial como una mina de hierro de clase mundial, y entregue significativos beneficios para Apurímac, el Perú, y sus accionistas”, comentó William Johnson, director gerente de Strike.
EMPRESAS INTERESADAS
La semana pasada, Merino dio a conocer que también ha mostrado interés en el proyecto el conglomerado chino Zhongrong Xinda, operador del megayacimiento de hierro Pampa de Pongo, localizado en Arequipa.
Se suma, así, a otros dos conocidos: MMG, operador de Las Bambas, y Southern Copper, operador del megaproyecto apurimeño Los Chancas (US$2.600 millones, a los que el Gobierno ha pedido participar.
Al respecto, trascendió que la minera china ha mostrado sumo interés en entrar a tallar en el proyecto. De Southern no se sabe mucho, salvo que estaría dispuesta a particpiar a través de su matriz, el Grupo México, considerado el mayor operador ferrocarrilero en México con más de 10 mil kilómetros (cinco veces lo que tiene el Perú).
Otros potenciales interesados serían, según Rómulo Mucho, los operadores de los proyectos cupríferos Cotabambas (Panoro Minerals), Haquira (First Quantum) y Trapiche (Buenaventura).
“De concretarse el proyecto del ferrocarril, las mineras tendrían transporte barato hacia el puerto de Marcona, y morirán los conflictos sociales por la carretera de Las Bambas”, apunta.
El Ferrocarril San Juan de Marcona – Andahuaylas se encuentra actualmente en estudio de perfil, el cual debe finalizar en el último trimestre de este año. Debería empezar a ser construido en el 2023 con miras a ser terminado en el 2028 o en el 2026, si “se agilizan los tramites”, acota Iván Merino.
El MTC visualiza que podría transportar un máximo 66 millones de toneladas de concentrados de cobre y hierro al año y 3.190 pasajeros diariamente.
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