La movilidad urbana, ese intrincado tejido de desplazamientos cotidianos que define nuestras vidas en la ciudad, se encuentra en un punto de inflexión. Aunque la mayoría utiliza el transporte público, no podemos ignorar al 19% de ciudadanos de Lima y Callao que opta por el transporte privado, con más de 3,8 millones de viajes diarios que son parte esencial de nuestra dinámica diaria.
En este vaivén caótico de autos y trayectos, surge una necesidad: la electrificación de los vehículos livianos. Ignorar esta realidad no sería estratégico en la búsqueda de que el Perú reduzca sus emisiones en un 40% para el 2030, en el marco del Acuerdo de París.
En los próximos 10 años, 2,6 millones de vehículos ingresarán al país, de los cuales el 91% corresponderán a la categoría liviana.
Aquí radica el quid del asunto: ¿Cómo podemos hablar de sostenibilidad si no consideramos el segmento más numeroso de nuestra flota vehicular (86% según datos del MTC)?
La electrificación no puede ser una historia de exclusiones. Si queremos alcanzar las metas ambiciosas que nos hemos fijado, debemos extender la mano a los vehículos ligeros, incluyendo todas las tecnologías de vehículos electrificados (híbridos eléctricos, híbridos enchufables, 100% eléctricos) a fin de poder asegurar unan adecuada transición tecnológica. De lo contrario, corremos el riesgo de dejar atrás a una porción sustancial de nuestra población y de socavar nuestros propios esfuerzos por un futuro más limpio y sostenible.
La pregunta es, ¿cómo lo logramos? El ejemplo internacional debería servirnos de guía: las exoneraciones tributarias en Colombia y Ecuador resultaron en un incremento significativo en la adopción de vehículos eléctricos e híbridos.
En Colombia, el 15% del parque automotor actual corresponde a vehículos electrificados, mientras que, en Ecuador, alcanza el 8%. Mientras tanto, en Perú, aunque tenemos una tendencia ascendente, sólo alcanzamos un 2,5%.
Es tiempo de liderar el camino hacia una movilidad eléctrica más inclusiva. No podemos permitirnos ser rezagados en esta carrera hacia la sostenibilidad. Implementemos políticas que fomenten la adopción de vehículos limpios, que benefician al medio ambiente, y al desarrollo del país, haciendo de la electrificación una opción atractiva para todos los peruanos. Caminemos hacia la electromovilidad sin dejar a nadie atrás, porque en esta travesía, cada viaje cuenta.