La fiebre del oro se expande a todas las regiones del Perú, multiplicando a su paso el universo de pequeños mineros y mineros artesanales dedicados a su extracción.
Tan es así que hoy en día son muchos los profesores y agricultores que han abandonado las aulas y los campos de cultivo improductivos para dedicarse a la minería artesanal, refiere Oswaldo Tovar, ex director de promoción y sostenibilidad minera del Minem.
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“Cada vez hay más personas que van a laborar a las minas. Allí hay abogados, ingenieros y gente de todos los oficios porque no hay trabajo”, apunta Máximo Franco Bécquer, presidente de la Confederación Nacional de Pequeña Minería y Minería Artesanal del Perú (Confemin).
La recesión económica es, ciertamente, uno de los factores que incentivan la fiebre del oro en el país. Pero el más importante, sin lugar a dudas, es el galopante precio del metal dorado, que ha trepado de US$400 a US$2.000 la onza en los últimos 20 años (+400%).
Esta es una oportunidad dorada no solo para los mineros artesanales en vías de formalización, sino también para los mineros ilegales y las organizaciones criminales trasnacionales (el Tren de Aragua, por ejemplo) que ven en esta coyuntura una ocasión propicia para medrar.
Y es que una consecuencia indirecta de la actividad minera informal es que “alimenta el crecimiento de un mercado negro”, refiere Tovar.
“Mientras el precio del oro siga arriba, el Perú va a ser como el Viejo Oeste, en donde grandes cantidades de personas que no tienen trabajo van a engrosar las filas de la minería informal y de las economías ilegales”, anota Dante Vera, director fundador de V&C Analistas.
¿De cuántas personas estamos hablando? ¿Y de qué peso en la economía?
Minería informal e ilegal
El asesinato de diez colaboradores de Minera Poderosa a manos de bandas criminales aliadas con mineros ilegales en el distrito de Pataz, conmocionó a todo el Perú y puso sobre el tapete la problemática de la minería ilegal, la otra cara (más oscura) de la minería informal.
Y es que, contra lo que comúnmente pueda suponerse, minería ilegal y minería informal no son sinónimos. Los separa, cuando menos, su actitud frente al proceso de formalización.
Así, tenemos que a los mineros ilegales no le interesa sumarse a esta dinámica. Más aún, todos ellos se encuentran al margen de la ley por cuanto desarrollan operaciones en áreas vedadas a la actividad minera.
“Por ejemplo, los mineros de La Pampa (Madre de Dios) no se van a formalizar nunca, porque ocupan un Área Natural Protegida (ANP). E igual ocurre con los que invaden zonas arqueológicas”, explica Alberto Rojas, director general de formalización minera del Minem.
Por el contrario, los mineros informales o en vías de formalización ocupan áreas que sí están permitidas a la minería, pero que ellos han invadido (al menos, en un 64%).
Precisamente, para formalizar su situación y evitar penas administrativas y judiciales, es que estos mineros se sumaron en 2012 al proceso de formalización minera (régimen extraordinario) iniciado por Ollanta Humala y su ministro del Ambiente, Manuel Pulgar-Vidal, “quien tenía la batuta en este caso”, explica José Farfán, ex director general de formalización minera del Minem.
Cara visible de esta cruzada de formalización es el Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo), donde han puesto su firma 87.711 titulares y asociados (trabajadores).
¿Son estos todos los mineros artesanales que laboran en el país? La evidencia dice que no.
Poder económico
El análisis de los documentos oficiales, como el Anuario Estadístico 2022 del Minem, sugiere que hay 200 mil pequeños mineros y mineros artesanales que trabajan de manera directa en el país.
“Esto quiere decir que hay más de 100 mil mineros que no se han inscrito en el Reinfo y que no están haciendo nada por formalizarse”, refiere Dante Vera.
Otros especialistas ensayan números mayores. Por ejemplo, José Farfán calcula que “existe un universo de 400 mil trabajadores que no están mapeados en el Reinfo”.
Mientras que Ismael Palomino, coordinador nacional de Confemin, arguye que hay 500 mil peruanos que “demandan una oportunidad para ingresar a un registro de formalización”, entre ellos, comuneros que laboran por temporadas en el sector minero (dos o tres meses) y personas que se dedican al reciclaje de minerales, como pallaqueros y chichiqueros.
No existe un acuerdo sobre el número de los mineros informales (e ilegales) que realizan actividad productiva en el Perú, pero lo que sí queda claro es su enorme impacto en la producción aurífera, algo inimaginable hasta hace unos años.
Hace cinco meses, en Perumin 36, Dante Vera señalaba que la minería no formal era responsable por el 39,3% de la producción nacional de oro: 63 toneladas, según números del 2022.
A noviembre del 2023, sin embargo, esa proporción se ha incrementado hasta 43%, según estadísticas del BCR, y hasta 56% de acuerdo a cálculos de Confemin.
Esto, incluyendo el aporte que la pequeña minería y la minería artesanal hacen a la gran y mediana minería, pues “no menos de la mitad de la producción de Minera Poderosa, así como un tercio de la producción de Marsa y de Consorcio Minero Horizonte provienen de mineros inscritos en el Reinfo”, indica Farfán.
En esa línea Confemin estima que los mineros artesanales mueven unos US$6.000 millones o el 2% del PBI nacional, muy aparte “de las 50 toneladas de oro que van de contrabando a Bolivia”.
“Esto con la ley en contra, con la policía en contra, con todos en contra, pero con nuestra propia inversión”, indica Máximo Franco Becquer.
Formalización minera
Y es que, a 12 años de iniciado el proceso de formalización minera, el Gobierno sigue mirando de reojo a este creciente segmento de la población que moviliza grandes masas, que construye ciudades enteras (como Secocha, con una población de 30 mil habitantes) y que ocasiona, justo también es decirlo, conflictos con las operaciones mineras formales.
Es el caso de Las Bambas (Apurímac), que actualmente atraviesa apuros para ampliar sus operaciones debido a la intromisión de mineros informales de cobre, que “pretenden quedarse con la concesión para explotar el mineral de manera artesanal”, advierte Dante Vera.
Y es el caso, también, de los proyectos Los Chancas (Southern Copper) y San Antonio (Sumitomo), en Apurímac, donde los titulares mineros no pueden ingresar a realizar actividades de exploración porque sus concesiones están invadidas por mineros informales.
A todo esto, cabe preguntarse: ¿En que quedó el proceso de formalización minera lanzado con bombos y platillos por el gobierno de Ollanta Humala con el objeto, precisamente, de ordenar la cancha y evitar potenciales conflictos?
Todos los especialistas consultados para este informe son unánimes en señalar que el proceso de formalización minera iniciado por Ollanta Humala y Manuel Pulgar Vidal ha fracasado, a pesar de los esfuerzos desplegados por el Minem.
Las cifras son elocuentes. De acuerdo a estadísticas oficiales solo se han formalizado hasta la fecha unos 2 mil titulares mineros (Reinfos) que aglutinan a cerca de 9.500 socios (trabajadores mineros). En total 11.500 mineros formalizados, según notación oficial del Gobierno.
Hablamos, siguiendo esta misma lógica, de apenas el 2% de los 500 mil mineros informales que pululan en las 25 regiones del país.
¿Y el 98% restante? ¿Qué carta bajo la manga guarda el Gobierno para formalizar a este enorme segmento poblacional cuando quedan menos de once meses para que concluya el proceso?
El Reinfo
La solución debería ser el Reinfo, donde hay inscrito 87.771 mineros en proceso de formalización. La verdad, sin embargo, es que sólo 15.411 vienen cumpliendo con los requisitos establecidos, según el Minem.
Los 72.160 mineros restantes (con registro suspendido) vienen siendo materia de un proceso de depuración para validar su identidad y evitar que sirvan de coladera a mineros ilegales que tendrían la costumbre de emplear el Reinfo como patente de corso para delinquir.
A ese fin el Gobierno publicó el 21 de diciembre de 2023 el DL-1607 que otorga un plazo de 90 días a los mineros con registro suspendido “para que se ponga al día con los requisitos básicos que el Reinfo plantea”, refiere Pablo de la Flor, gerente de Asuntos Corporativo de Minera Poderosa.
Como era de esperar, esta iniciativa desencadenó la reacción de los pequeños mineros y mineros artesanales que el pasado 22 de enero marcharon por las calles del Centro de Lima, en número de 20 mil, expresando su descontento.
¿Qué es lo que solicitan? Ismael Palomino, coordinador nacional de Confemin, sostiene que sus asociados no buscan la ampliación del Reinfo, sino solamente que se respete la Ley 31388 (del 31 de diciembre de 2021) que prorroga el proceso de formalización minera hasta el 31 de diciembre de 2024.
“Nosotros ya no queremos más ampliación ni parches al Reinfo, porque ha fracasado. Lo que queremos es que se derogue el D.L. 1607, porque cercena el proceso de formalización. Y queremos que ese lapso de tiempo (hasta el 31 de diciembre de 2024) sea aprovechado para discutir y elaborar una Ley de Pequeña Minería y Minería Artesanal, a fin de visualizar cual será el futuro de esta actividad desde enero de 2025″, explica Palomino.
Para conseguir estos objetivos los mineros artesanales preparan una nueva marcha a Lima los días 11 y 12 de marzo.
Esta marcha, precisa Máximo Franco, será protagonizada por toda la cadena productiva que genera la minería artesanal, incluyendo ingenieros, abogados, mecánicos, enfermeras, farmacéuticos y comerciantes. En total, unas 40 mil personas, por lo bajo.
Si no son escuchados, iniciarán una huelga nacional indefinida desde el 13 de marzo.