Un grave problema afecta el Sistema Nacional de Pensiones (SNP) que, al parecer nadie ve, o ¿nadie quiere ver?
Cada año, crece la participación de los aportes de los trabajadores como parte del financiamiento de las pensiones del SNP. Por otro lado, disminuye la participación de los recursos del Tesoro Público dirigido a dicho destino, a pesar de que las transferencias anuales del fisco a la entidad son mucho mayores cada año.
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Esta situación preocupa si se toma en cuenta que, anualmente, el número de afiliados que dejan de aportar a dicho sistema de pensiones es mayor que el de los que aportan, por lo que no recibirán pensión, pese a que sus ahorros previsionales sirvieron para pagar las mensualidades de otros.
El año pasado, el número de afiliados al sistema público de pensiones que dejó de aportar creció 13%, tras sumar 2,42 millones de personas; mientras que la cifra de los que aportan regularmente solo crecieron 1%, a 1,58 millones de personas.
“El SNP es injusto. Los que menos tienen terminan financiando las pensiones de los que más tienen”, dijo a Día_1 Miguel Palomino, director del IPE.
“Los que menos ganan son principalmente los que dejan de aportar al sistema, porque pasan a la informalidad. A ver ¿por qué algún político no plantea el rescate de estos fondos?”, indicó.
No obstante, el Estado no solo tiene la tarea de reformar el sistema nacional y el sistema privado de pensiones –las propias AFP como Prima han reconocido la poca competencia en este último–, sino la de aumentar la cobertura, que hoy apenas llega al 25% de la PEA.