Victoriano Fernández tiene 63 años y es productor de papa. Aprendió a cultivarla de su padre. Es casado y tiene seis hijos, de los que cinco son profesionales. Todo, dice, lo consiguió con su papa.
Cuando lo llamamos, estaba a 3.700 msnm, en Monteazul, su fundo de 82 hectáreas, -25 cultivables-, ubicado en el distrito de Quisqui, provincia y región Huánuco, a una hora y media de la ciudad homónima. Esta no es una zona productora más de la sierra. Huánuco es la segunda región en área del tubérculo en el país y de las pocas que cuentan con cosechas los 12 meses del año. Es una región papera. Allí estaba Victoriano, con las manos en la tierra, cosechando papa nativa, cuando nos atendió el teléfono para respondernos una pregunta: ¿cómo viene la campaña?
“Estamos viendo que la cosecha grande ya está comenzando. El asunto es que el precio de la papa ha bajado. La pandemia nos ha afectado porque no podemos movilizar los productos. El ama de casa y el consumidor no están comprando por lo mismo que estamos en cuarentena. Cuando llega al mercado pequeño, el precio está elevado. El Ministro (de Agricultura) dice que hay bastante producción, pero el problema es que en el campo no estamos contentos”, responde.
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Fernández habla por él y sus 2.000 socios paperos de ocho regiones representados en la Asociación de Productores de Papa y sus derivados del Perú (APPAPA Perú). También, por los productores que participaban hasta antes de la cuarentena de la feria agroecológica en la Avenida Brasil en Lima los domingos, pues preside la asociación Agroferias Campesinas, que coordina el evento.
Pero no es el único. En efecto, en el país existen unos 600 mil productores de papa, según estadísticas del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri). Este universo de personas – casi un noveno de la Población Económicamente Activa (pea) de la capital peruana en el primer trimestre de este año – siembra, abona y cosecha el principal cultivo transitorio del país. Con 367,7 mil hectáreas, la papa se ubica en superficie por delante del maíz amarillo duro, el maíz amiláceo y el arroz, con 261,6 mil ha, 248,8 mil ha, y 167,1 mil ha, cada uno.
¿Qué está pasando en las zonas productoras de papa? Como señala Victoriano, en el campo advierten que el precio del producto se ha derrumbado hacia rangos que van de S/0,30 a S/0,50 en chacra el kilo. Así lo observaron a Día1 en la Coordinadora Rural de la Papa del Perú (Corpapa) y la Asociación Nacional de la Agricultura Familiar Agroecológica del Perú (Agrifam Perú). Bien mirado esto supone una contracción de entre 28,5% y 57% del precio en campo, en relación al promedio estimado por el Minagri (S/0,70/kg). Para los productores, este es el costo de producción promedio de un kilo de papa.
Dicha tendencia también se advierte en los precios al por mayor de las estadísticas del Gran Mercado Mayorista de Lima para todas las variedades ingresadas el pasado 1 de mayo en comparación al mismo día el año anterior. Así, para la papa Huayro (rojo-moronegro) la merma del precio es de 19,2%; para la papa Huamantanga, 31%; para la papa amarilla, 39%; para la papa negra andina, 40,8%; la Peruanita, 41,8%; la papa Canchán, 46%; la papa Color Valle, 47,2%; la Perricholi, 48%; la Única, 48,8%; la blanca, 49,5%; y la Yungay, 50,4%. Vale destacar que salvo la papa amarilla, todas las papas ingresadas están por debajo o al límite del precio promedio mayorista registrado por el Minagri, que asciende a S/1.
EL CIERRE DE FRONTERAS PREVIO
Aunque podría asociarse a la cercanía de la mayor cosecha del año de papa – que parte en mayo y termina en junio-, y a las dificultades logísticas y de menor consumo generadas por la emergencia sanitaria– como apunta Victoriano–, el problema de la caída del precio tendría raíces profundas en un evento anterior: el cierre de fronteras de Bolivia a principios de este año.
En efecto, en aquel tiempo el país vecino decidió suspender los permisos de importación no solo de papa, sino también de cebolla y otras hortalizas peruanas, tras llegar a un acuerdo con importadores locales.
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Detrás de la medida (posteriormente levantada tras negociaciones del Senasa), primó el interés del gobierno de Bolivia por frenar el contrabando de papa a través de la frontera de Puno, región que produce el 60% del producto en nuestro país. Así lo dio a entender entonces el ahora ex ministro de Desarrollo Rural y Tierras de Bolivia, Mauricio Ordónez, y así lo interpreta Edilberto Soto, presidente de Corpapa, para quien dicha actividad ilícita regulaba hasta entonces el precio del tubérculo.
“Con el crecimiento económico de Bolivia, los bolivianos empezaron a incrementar su consumo (de papa). Gran parte de la producción peruana (de papa) ha ido a Bolivia. Incluso clandestinamente se está yendo la papa a Bolivia. Eso empezó a regular el precio. Entonces, hace poco el nuevo Gobierno boliviano cerró la frontera y anunció que iba a caer el precio. En febrero (pasado), el precio de la papa se contrajo, incluso antes de la pandemia. La pandemia lo remató. Esto probablemente genere una crisis”, anticipa Soto a Día1.
LA CAMPAÑA ACTUAL Y EL ABASTECIMIENTO FUTURO
Otros factores asociados a los insumos necesarios para operar complicarían los pronósticos de desempeño del sector papero este año.
Entre ellos, la dificultad de acceso a semilla, pues estaría llegando en mal estado a la sierra, por demoras en los traslados a causa de la inmovilización, comenta a este suplemento una firma del sector proveedor.
También incidiría el precio de los fertilizantes y los controladores químicos para la producción convencional (no orgánica), pues habría aumentado, reflejando el alza del tipo de cambio Dólar-Sol.
En ese contexto, Rolando Egúsquiza, experto en tubérculos y profesor principal de la Universidad Nacional Agraria La Molina, explica que ante la reducción de la demanda urbana lo más probable es que muchos paperos estén optando por aguantar la cosecha para no perderla, lo que devendría en un retraso en las siembras futuras. ¿Cuánto puede aguantar la papa enterrada sin ser cosechada? Según precisa, hasta un mes.
A juicio del economista agrario e investigador principal de Grade, Eduardo Zegarra, dicho retraso tendrá un doble impacto, que sería transversal al sector agrario. El hecho de que se esté reduciendo el ingreso agrario y desapareciendo el ingreso no agrario (compuesto por lo general por actividades comerciales alternativas), podría devenir en una caída de dicho ingreso total en hasta 60%, estima.
“Eso es una realidad dramática. Frente a eso no ha habido ninguna ayuda significativa. Si estos agricultores no reciben ningún tipo de apoyo no van a tener qué sembrar. Van a tener serios problemas de hambre y no tener con qué vivir. Ahí hay un problema bastante grave”, sentencia.
Las ciudades no serán ajenas a dicha realidad, entiende el economista. Según Zegarra, esta situación podría conducir a un desabastecimiento del producto hacia el último trimestre del año, que es cuando menos papa hay en el mercado.
“El abastecimiento de papa en los próximos seis o siete meses va a estar afectado. Es un problema que se está gestando”, sostiene.
Para Egúsquiza, incluso la producción costera – cuya cosecha se concentra en la segunda mitad del año- podría verse afectada por la falta de semilla, si los productores no la han comprado en los últimos dos meses. “El agricultor de costa debió comprar la semilla en marzo y abril para sembrar en mayo. Si este problema está limitando el abastecimiento de semilla, se estaría reduciendo el área en costa”, condiciona.
¿EFECTO IMPORTACIÓN?
Un hecho que “exacerba” los problemas del sector papero es la importación de papa congelada, observa Zegarra. En efecto, según observó el economista el domingo pasado a través de su cuenta en Twitter, los volúmenes de estos alimentos crecieron en abril pasado respecto al mismo mes el año anterior. Dicho aumento (de 8,4%), anota, también se observa respecto al mes anterior (marzo). En dicho período la importación creció 37,6%, según cifras revisadas por el economista, quien informó a Día1 que las cifras publicadas en Twitter reportaban un error en la variable mensual, pero no en la total. [Zegarra brindó a este suplemento la estadística definitiva corregida para este informe].
Récord de importación de papa congelada en abril, más de 4,000 tm en plena emergencia y sin restaurantes, casi el doble de lo normal, ¿qué está pasando? (1/4) #HILO pic.twitter.com/aa9hygVKvW
— Eduardo Zegarra (@EZegarra3) May 3, 2020
“Pasamos de 10 mil toneladas a 33 mil toneladas (importadas) en la última década. Hay que comparar eso con la producción de papa blanca a nivel nacional y la que ingresa al Gran Mercado de Lima. Esas 33 mil toneladas equivalen a un mes de papa blanca que entra al Gran Mercado de Lima”, subraya.
Según comprobó Día1, el volumen importado de papa congelada en abril pasado supuso el 9,7% del volumen ingresado en el Gran Mercado Mayorista de Lima.
¿Por qué aumentó en abril pasado, durante la cuarentena? Al respecto, consultamos a Alicorp, que en el primer cuatrimestre de este año importó el 43% de los volúmenes. En respuesta a Día1, la compañía observa que en dicho período sus importaciones de papa precocida congelada se contrajeron 17% respecto al mismo período en el 2019 y en abril, 6%.
“Considerando que los pedidos se realizan con dos a tres meses de anticipación, a partir de mayo la disminución se acentuará debido al estado de emergencia decretado por el gobierno”, sostiene Alicorp, al tiempo que anota que según estimaciones propias la importación de papas representa el 1,2% del consumo nacional del tubérculo.
En dicho escenario, lo que podría suceder es que exista un “sobrestock” de papa congelada, avizora Zegarra. “Eso también generar problemas a futuro cuando se active la producción de restaurantes”, señala. Vale destacar que en el sector privado estiman que solo el 1% de los restaurantes operarán cuando se comience a levantar la cuarentena.
Fuentes privadas asociadas a sector importador que prefirieron no ser identificadas explican que los inventarios locales –cuya vida útil de es de 18 meses- han crecido por la inmovilización. Explican que las compras de papa congelada recibidas en abril corresponden a órdenes embarcadas, realizadas en marzo y que se han tenido que paralizar embarques como resultado de la emergencia. Agregan que en Europa, de donde proviene la mayoría de estos alimentos, se ralentizó el procesamiento papa para producto congelado, por lo que hoy el precio tendería a aumentar.
¿EXPORTADORES DE PAPAS NATIVAS CONGELADAS?
Detrás de la observación de Zegarra subyace otra pregunta: ¿se podría reemplazar la papa congelada importada por papa blanca? Egúsquiza dice que sí, pero habría que organizar la oferta, cantidad y la calidad que el mercado requiere, un desafío no menor, en el que juzga debería involucrarse directamente el comprador. “Los usuarios, las cadenas de pollerías, no participan en la organización productiva. Ellos prefieren ir al mercado mayorista”, comenta. Reconoce que hay empresas que lo han intentado de manera individual sin éxito.
¿Tiene que ver con la aptitud de fritura? No, asegura. Es más, si de eso se trata, observa que los compradores deberían optar por las variedades amarillas. “Un procesador prefiere comprar papa blanca que es más barata”, dice.
“Izcupuru o Huamantanga son dos variedades de papa amarilla excelentes e insuperables por su calidad en fritura. Ese producto en la mesa le da un valor adicional a la papa frita. Gustosamente la gente pagará un mejor precio porque se está usando una papa nacional”, afirma el profesor.
En ese sentido, a su entender, el Perú podría asimismo exportar dichas variedades, junto a la Tumbay (otra amarilla), como proveedor único en el mundo. "Qué fabuloso sería ese futuro si hubiera planificación y organización”, enfatiza.
Las papas nativas representan alrededor del 40% de la producción del tubérculo en el país. Son variedades andinas; de esas alturas en las que atiende Victoriano.