Llegaremos al final del año con nueva infraestructura aeroportuaria, un importante hito para el desarrollo del Perú, sobre todo considerando que APEC nos ha vuelto a colocar en el radar del mundo. Sin embargo, a poco más de 2 meses de la inauguración del nuevo Aeropuerto Jorge Chávez, queda mucho trabajo de cara al inicio de sus operaciones.
La semana pasada, ante el fin de semana largo por el feriado del 8 de octubre, viajeros volvieron a experimentar un mal servicio y se evidenció el colapso del aeropuerto con fotos y videos viralizados en redes. La congestión ocasionó demoras en la salida de vuelos y muchos incluso los perdieron. A pesar del esfuerzo de las aerolíneas por reprogramar los viajes, la mala experiencia estaba consumada.
Este episodio abre varias interrogantes: ¿Podremos evitar algo parecido en el nuevo terminal? ¿Los usuarios podrán llegar de manera fácil y segura al aeropuerto? ¿Conocen las rutas de acceso? ¿Se han implementado todas las mejoras para garantizar una mejor experiencia de viaje? ¿Será este nuevo aeropuerto competitivo para que Lima se consolide como ‘hub’ aéreo?
Tras casi 20 años de retrasos de diversa índole, al fin tendremos un nuevo aeropuerto, pero este deberá asegurar una adecuada conexión terrestre con Lima y Callao. A la par de avanzar con los accesos definitivos, las rutas temporales deben ser seguras y simples, y las autoridades tienen que redoblar esfuerzos para señalizarlas y comunicarlas debidamente.
La fecha de apertura, 18 de diciembre, no es adecuada para un cambio de esta magnitud. En plena época de Navidad, de alta demanda de viajes, los pasajeros no pueden experimentar demoras como las vividas hace pocos días. Los procesos de ingreso y salida al país (Migraciones), los controles de seguridad y los procedimientos de manejo del equipaje deben estar ya probados y en funcionamiento. Si hubiera demoras, el pasajero podría perder su vuelo y no llegar a tiempo para compartir en familia las fiestas navideñas y de fin de año. Una pésima experiencia.
Lima puede consolidarse como un gran centro de viajes en Sudamérica. Con ese fin, es indispensable que se elimine la Tasa Única de Uso de Aeropuerto (TUUA) para vuelos de conexión, una que deberán pagar los pasajeros que elijan viajar vía Lima a otros destinos. Nuestros “competidores” - Bogotá y Panamá - no cobran esta tasa. Estamos en desventaja.
Queremos que el aeropuerto sea motor de crecimiento, pero es importante que ese avance vaya en línea con un diálogo responsable entre los usuarios de su infraestructura, donde la transparencia en la toma de decisiones del concesionario, del Gobierno y de todos los involucrados en la industria aerocomercial peruana nos lleve al éxito.
Sólo así esta apertura dejará de ser una fecha más, o contenido para redes sociales, y marcará el inicio de una nueva etapa para el comercio y el turismo en el Perú y para nuestra integración con el mundo.