Southern Copper está próxima a cumplir 70 años en el Perú, lapso en el cual han desarrollado dos minas, Toquepala y Cuajone, y un complejo (Ilo) que refina el 75% de su producción. A pesar del tiempo transcurrido la empresa cuenta con reserva para operar por otros 40 años, pero sigue buscando oportunidades. ¿Cuáles son estas? Responde Rául Jacob, CFO de la minera mexicana.
—La última gran inversión de Southern en el Perú ha sido la ampliación de Toquepala. ¿Cuál sería la siguiente?
Nosotros siempre estamos invirtiendo de manera constante. Este año invertiremos US$350 millones en distintas actividades en el Perú. Una de gran importancia es mantener las operaciones de manera óptima. Pero la siguiente ola de crecimiento está en [el desarrollo] de tres proyectos mineros, una nueva fundición en Ilo y la posible expansión de Cuajone.
—¿Que proyecto es el más próximo a iniciar construcción?
De los tres proyectos, el que está más listo para empezar es Tía María, donde tenemos los permisos desde el punto de vista técnico y los recursos para llevar el proyecto. Contamos con los fondos disponibles para comenzar en el momento que nos lo permitan.
“Este año invertiremos US$350 millones en distintas actividades en el Perú”.
—¿Qué necesitan para destrabar Tía María?
Esto tiene varios caminos. La compañía está buscando tener mayor aceptación social. Para ello, una de las cosas que proponemos es construir una represa cuya agua sería utilizada en un 85% o 90% por el Valle del Tambo. Sin embargo, estamos cumpliendo con el compromiso de no iniciar la construcción [de Tía María] hasta que exista una mayor favorabilidad hacia el proyecto.
—¿Han hablado de este tema con el Gobierno?
Hay conversaciones con el Gobierno y también con las autoridades a nivel regional porque la idea es, justamente, que el proyecto se destrabe y vaya adelante. Lógicamente, vamos a necesitar la concurrencia de las autoridades y de los pobladores. No existencomunidades [en la zona] sino poblaciones, que se verían inmensamente beneficiadas con este proyecto.
—¿Qué tipo de beneficios?
Solo en la etapa de construcción el proyecto va a requerir nueve mil trabajadores, y luego va a ocurrir lo mismo que ocurre en Tacna y Moquegua, donde tenemos décadas de presencia, que es liderar los índices de desarrollo humano, con niveles de anemia y pobreza muy bajos. Lo que quisiéramos es que Islay pase a ser parte de ese grupo de áreas del Perú donde hay prosperidad.
—¿Actualmente observan resistencia por parte de algún colectivo en específico?
Ahora acaban de renovarse las alcaldías y vemos muy positivo el tener nuevas autoridades porque éstas tienen un mayor horizonte y podemos conversar sobre programas de desarrollo e inversiones. Pero vemos la zona relativamente tranquila. Sabemos que hay un grupo de personas que, por razones más ideológicas que objetivas, se van a oponer al proyecto, pero estamos trabajando para que esto sea superado.
—¿Cómo avanza el desarrollo de los otros proyectos?
En el caso de Apurímac tenemos un proyecto muy interesante que se llama Los Chancas, el cual producirá poco más de 100 mil toneladas de cobre, además de otros subproductos, entre los que destaca el molibdeno (...). A llí estamos apuntando a una inversión significativa de US$2.600 millones.
“Nuestra idea es que Michiquillay sea una gran locomotora para Cajamarca”.
—Entiendo que Los Chancas ha sido invadido por mineros ilegales. ¿Cómo están manejando esta situación?
El año pasado tuvimos un evento lamentable en el cual un grupo de mineros ilegales entró a nuestra concesión e incendió los depósitos, las oficinas y las áreas de descanso del personal. Pero hemos actuado usando todas las herramientas que la ley nos faculta para este tipo de situaciones.
—¿Qué herramientas?
Estamos trabajando para que las personas que desarrollan minería ilegal se retiren de la concesión. Una de esas medidas ha sido la cancelación de los Reinfo o certificados de formalización que tienen estos mineros artesanales.
—¿Qué otros desafíos deben vencer para desarrollar el proyecto?
El proyecto ya tiene un estudio de factibilidad con muy buenos resultados. Estamos ahora detenidos por este de minería ilegal. Lo siguiente es iniciar el EIA, que es el último paso antes de pedir las autorizaciones para empezar la construcción.
—¿Cuándo iniciarían la construcción?
Los Chancas está programado para iniciar producción en el 2030. Eso quiere decir que en 2026 o 2027 deberíamos empezar a invertir fondos más importantes en el proyecto. Por ahora invertimos en estudios y trabajo social con las comunidades.
—¿El próximo proyecto es Michiquillay?
Nuestro tercer proyecto es Michiquillay, que tiene un presupuesto de US$2.500 millones para producir 250 mil toneladas de cobre. Si sumamos lo que producirán Tía María, Los Chancas y Michiquillay, la producción de cobre del Perú subiría en 16%. Y la de Southern se duplicaría.
—¿Cuando empezarían a producir cobre en este último proyecto?
Deberíamos empezar a producir en el 2032. Estamos a nueve años de distancia, pero el desarrollo del proyecto va ir creciendo. Nuestra idea es que Michiquillay sea una gran locomotora para Cajamarca, como lo fueron en su momento Toquepala para Tacna, y la fundición de Ilo y Cuajone para Moquegua.