Hace unas semanas empecé mi propia investigación para sumarme al debate sobre volver a trabajar en la oficina. Entonces, en cada encuentro con personas del trabajo, amigos y hasta familiares, no desaprovechaba la oportunidad de preguntar…si terminaran las restricciones sanitarias mañana, ¿cuál es la forma de trabajo que escogerías?
Lo primero que puedo destacar es la necesidad que cada uno tiene de hacer su propia evaluación del contexto, de lo favorable y adverso, de los riesgos sanitarios, etc y a pesar de la repetición de palabras que entraron en nuestro lenguaje cotidiano actual: híbrido, presencial, conexión, socializar, virtual, etc, reconozco que la rutina de entrar a las 9 y salir a las 6 de lunes a viernes, puede sonar como una idea casi obsoleta.
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Como en cualquier investigación, a partir de la información recibida surgen nuevas dudas, y entre ellas, la que me interesó más fue analizar ¿qué tan importante es en la gestión de equipos el modelo de “oficina” que todos conocemos? O dicho de otra forma, ¿realmente importa el lugar físico donde trabajamos para alcanzar los objetivos definidos?
La Real Academia de la lengua tiene entre las definiciones de oficina, al “local donde se hace, se ordena o trabaja algo”. Parafraseando, es el lugar físico donde se reúnen los equipos de trabajo para hacer “algo”. Lo que mostró la pandemia es que cada una de nuestras casas puede adaptarse como un lugar donde se hace, se ordena (o se reciben objetivos o metas) y donde se pueden trabajar infinidad de cosas, pasados los problemas lógicos de adaptación inicial de un entorno virtual. La experiencia individual de cada persona en ese proceso fue diferente, pero como siempre, tarde o temprano, el ser humano se adapta.
Al pensar en esto recordé que en mi experiencia, ya había pasado por diferentes modelos de “locales” que funcionaron como oficinas permanentes o temporales. Oficinas clásicas y con comodidades, fábricas ruidosas, contenedores adaptados en almacenes para trabajar, casonas antiguas hechas oficina y hasta un cuarto de hotel cuando fui expatriado y no había espacio en la oficina donde tendría que trabajar. El espacio cambia constantemente y lo vivido recientemente solo lo confirma.
Por tanto, me parece interesante recordar la definición de gestión que considero explica mejor lo que es. Se trata de definir objetivos y buscar caminos para alcanzarlos (lo que implica resolver problemas y aprender en el proceso). No especifica dónde, ni cómo. El tema central es conseguir objetivos. Por otro lado, la forma de conseguirlos tiene innumerables variantes (siempre partiendo de que la ética no es negociable), podemos trabajar métodos PMO, agile, iniciativas lean startup, gestión de rutinas o cualquier método empírico que cada uno pueda crear. En eso no hay límites y depende del tipo de problema a resolver.
En mi caso, he sentido la pérdida de los espacios informales de encuentro en la oficina y no solo porque de esos momentos siempre salen ideas o propuestas que en reuniones formales a veces no fluyen, sino porque también considero que son importantes para conocernos mejor y construir relaciones de confianza entre los miembros de equipos de trabajo. Reemplazar eso por reuniones en agenda de una plataforma virtual le resta el encanto de un encuentro espontáneo que rompe rutina y energiza para continuar.
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Sin embargo, cada persona tiene una realidad personal y familiar única y eso me lleva a reconocer que habrán personas que preferirán trabajar todo el tiempo en casa para evitar el tráfico, otras buscarán ir por días a la oficina pues valoran mucho encontrarse con sus amigos o incluso habrá quienes querrán volver permanentemente, pues se concentran mejor. Considero que esta realidad ya no podrá ser más una decisión unilateral de las empresas y nos enfrenta a un desafío de construir mecanismos para fomentar la colaboración y agilidad en el trabajo sin perder las conexiones humanas.
Entonces, lo que compete a las personas que tienen la responsabilidad de guiar a equipos de trabajo en conseguir resultados, sea un emprendimiento familiar o una gran corporación, será siempre rodearse de las mejores personas posibles, establecer un propósito que inspire, encargarles objetivos desafiantes que los entusiasmen y facilitarles los medios para alcanzarlos, sea desde una oficina o desde donde sea que cada uno encuentre el mejor “local donde se hace, se ordena o trabaja algo”.
*Max Coloma es contador por la Universidad de Piura (UDEP) y MBA por la Universidad ESAN. Además, tiene estudios en UNC Kenan-Flagler. Sao Paulo Business School y el Senior Executive Program de London Business School. Se ha especializado en temas de modelos de gestión y management. Actualmente es CFO en Delosi.
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