Cuando me senté frente a él para hacerle una entrevista, percibí que Jaime Saavedra en su poco más de 1,60 de estatura concentraba la esencia de los hombres grandes. Imperturbable y sereno, me miraba esperando las preguntas que lo habían forzado a hacer una pausa durante días intensos, aunque nunca tanto como los que se avecinan. Yo me había propuesto preguntarle sobre la participación de la empresa privada en el sector Educación. ¿Se han acercado las organizaciones a un sector que es pilar fundamental para el crecimiento y desarrollo de las empresas y el país? Le pregunté. Saavedra con ese discurso inspirador que tiene me dijo: “la educación no ha sido una obsesión del país, ha sido parte del discurso político, sí, pero no una obsesión. Si lo hubiera sido, no estaríamos donde estamos”.
Me detuve a pensar y sí, el fujimorismo y el aprismo, que durante tantos años gobernaron, nunca lograron los resultados que ha alcanzado Saavedra. Sí pues, los mismos partidos que hoy quieren censurarlo. Más allá del debate sobre las reformas y sobre lo mucho que falta por avanzar, se han dado pasos importantes en un sector que desde el 2013 no sufre huelga alguna.
Repregunté entonces, Saavedra agregó: “Si no existe esa obsesión colectiva por la educación, no la hacemos como país”. Nadie se había obsesionado con el sector, hasta que llegó Jaime Saavedra.
Cuando finalmente llegué al tema del sector privado y su participación en la construcción de infraestructura educativa, Saavedra me dice que lo adjudicado en el 2014 y el 2015 sumaba S/210 millones en obras por impuestos (OxI), entre el 2011 y el 2013 eran solo S/30 millones. En cuanto a APP hasta el año pasado, S/1500 millones en proceso de formulación. El ministro dijo que más del 90% de la inversión en infraestructura educativa es obra pública por lo que resulta fundamental que las APP y OxI se incrementen. “Del 0% en el que estábamos en el 2013 [...] deberían ser por lo menos un 30% de la cartera” dijo.
Espero que Saavedra no se aleje del ministerio, pero más allá de esto, se ha iniciado una reforma en educación que es necesario que trascienda a él y a este gobierno. En ese camino todos necesitamos contagiarnos de su obsesión: Estado, ciudadanos y empresa privada. En las escuelas está el futuro del país y por ende el de las empresas.
Quien más bien debería perder la obsesión por demostrar su fuerza política es el fujimorismo (Cecilia Chacón: “ya saben con quién se meten”) que le quiere quitar al país al mejor ministro de Educación que ha tenido y que por fin había dado los pasos para establecer una política de Estado, y no de gobierno, en el sector.